Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie (1763-1814), posteriormente coronada como Joséphine Bonaparte, fue la primera consorte de Napoleón I y emperatriz de Francia, de 1804 a 1809. Tras una vida llena de inestabilidad y política, ¡te invitamos a conocer su extraordinaria historia!
¿Quién fue Josefina Bonaparte?
Josefina nació el 23 de junio de 1763, en Les Trois-Îlets, Martinica, Francia. Fue la hija mayor de Joseph Gaspard Tascher de La Pagerie, quien provenía de familia noble, y Rose Claire des Vergers de Sannois. Tuvo dos hermanas menores: Catherine-Désirée y Marie Françoise.
Al crecer en Martinica, Josefina carecía de las formas y modales del resto de las jóvenes aristócratas provenientes de París, por lo cual, a la edad de 16 años y tras su primer matrimonio con Alejandro, vizconde de Beauharnais, la joven se percató inmediatamente de que sus costumbres provincianas no encajaban del todo con los modos sofisticados de la capital. Al menos, por el momento.
Primer matrimonio con Alejandro de Beauharnais
Pese a no haber sido criada con los modales y ambiciones de las familias aristócratas de París, el primer matrimonio de Josefina resultaría de gran beneficio para su familia, en vista de que, a pesar de que provenía de una cuna adinerada, muchas de sus plantaciones habían quedado en la ruina, en consecuencia del huracán que había devastado Martinica desde 1776.
Resultado de esta unión, nacerían dos hijos: Hortensia de Beauharnais, quien posteriormente se convertiría en reina de Holanda y madre del emperador Napoleón III de Francia; y Eugène de Beauharnais, quien adoptaría distintos títulos a lo largo de su vida, gracias a la influencia que le había conferido el haber sido adoptado por Napoleón I.
París, modales y cercanía a la nobleza
En 1779, al llegar a París, Josefina se encontró con una ciudad muy distante a lo que se había imaginado. Los Beauharnais habitaban en una de las zonas menos agraciadas de la capital, la cual, para la época, lejos del atractivo de las cortes y la nobleza, se caracterizaba por su suciedad, su sobrepoblación y la evidente diferenciación de las distintas clases sociales que habitaban en ella.
No obstante, Josefina encontró refugio en la impresión causada por las tiendas, mercados y demás espacios, donde luego ella misma transitaría con fascinación.
A petición de su esposo, quien se avergonzaba de su ausencia de modales y sofisticación -al punto de negarse a presentarla en la corte de María Antonieta en el Palacio de Versalles-, Josefina comenzó a tomar diversas clases, entre las que figuraban: ética, literatura y etiqueta, en función de comportarse apropiadamente entre la nobleza de Francia, a la cual el vizconde se encontraba naturalmente relacionado.
Separación, prisión y Revolución Francesa
A pesar de los esfuerzos, la indiferencia de Alejandro de Beauharnais hacia su matrimonio, la condujo a optar por la separación en marzo de 1785. Posteriormente, decidió permanecer en París durante tres años, con el objetivo de seguir aprendiendo el estilo y las costumbres de la capital, hasta que regresó a Martinica en 1788. Alejandro accedió a esta separación, con la condición de que se le fuera otorgada la custodia de su hijo Eugène, cuando este cumpliera cinco años de edad.
Dos años más tarde, en 1790, Josefina se ve obligada a retornar a París, en vista de los crecientes disturbios que tomaban lugar en la isla. No obstante, la capital francesa se encontraba, entonces, en el auge de la Revolución Francesa (1789-1799).
Josefina frecuentaba, sin demasiadas preocupaciones, el panorama de la alta sociedad, pero su vida cambió radicalmente al momento en que su esposo, quien había servido en el bando de los jacobinos, fue sentenciado a la guillotina en junio de 1794, durante el período históricamente denominado «el Reinado del Terror».
Por su parte, Josefina también estuvo un tiempo en prisión, pero luego del «coup d’état», nombre otorgado a la caída de Maximilien Robespierre, fue puesta en libertad. De acuerdo con algunas fuentes, el encargado de firmar su carta de liberación fue Jean-Lambert Tallien, con quien se rumorea que Josefina habría entablado relaciones amorosas años antes, y a quien se le atribuye la presunta causa, por la cual Alejandro ordenara a Josefina enviar a su hijo Eugène a su lado, en 1792.
Josefina, consorte de Napoleón I y emperatriz de Francia
Luego de quedar viuda, quien para entonces era conocida como Josefina de Beauharnais se había posicionado como una figura importante para la aristocracia parisina de la época.
Por medio de diversos amigos en común, entre quienes figuran Jean Nicolas Barras y madame Teresa Tallien, Josefina de 32 años) y el emergente oficial de la armada Napoleón Bonaparte (de 26), comenzaron una relación de cortejo, legalizada en una ceremonia de matrimonio civil, el 9 de marzo de 1796.
A pesar de las apasionadas cartas de amor por parte de Napoleón, quien contaba con una reputación de tener debilidad por las mujeres mayores, Josefina se convirtió en una esposa indiferente. Incluso, existen rumores de presuntas infidelidades por parte de la futura emperatriz, mientras Napoleón se encontraba en la campaña de Egipto entre 1798 y 1799. Aunque las fuentes señalan que Bonaparte amenazó a su esposa con el divorcio… Hortensia y Eugène lo disuadieron de ello.
No fue sino hasta que Napoleón se convirtió en emperador de Francia, en mayo de 1804, que Josefina lograría persuadirlo a contraer matrimonio ante la Iglesia. La ceremonia, magistralmente organizada, se llevó a cabo el 1 de diciembre de 1804, y a partir de ese momento, Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie sería coronada como Josefina Bonaparte, consorte de Napoleón I y emperatriz de Francia.
No obstante, en vista de no haber podido concebir un heredero a su esposo, Napoleón se las arregló para anular la unión, y separarse de Josefina, en enero de 1810. Posteriormente, el militar francés se casaría con María Luisa de Austria, con quien tendría un único hijo: Napoléon François Joseph Charles Bonaparte.
Retiro y muerte de Josefina Bonaparte
Luego de la separación, Josefina se retiró al Castillo de Malmaison, donde falleció el 29 de mayo de 1814, a los 50 años de edad. Su tumba fue esculpida con mármol, y recrea la misma postura con la que Josefina fue retratada en La consagración del emperador Napoleón y la coronación de la emperatriz Josefina, pintada por el artista Jacques-Louis David, entre 1805 y 1808.
Con información de: Britannica / Biografías y vidas / Alpha History / Enciclopedia Visor
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