Las redes sociales han transformado profundamente la forma en que nos comunicamos, nos expresamos y construimos nuestra identidad.
En concreto, Instagram se ha consolidado como una de las plataformas más influyentes, especialmente entre las personas jóvenes.
Debido a su popularidad, algunas de sus utilidades, como el uso de filtros y la exposición a imágenes retocadas y “romantizadas” ha suscitado preocupaciones sobre sus efectos en la autoestima y la percepción corporal, particularmente entre adolescentes.
Para arrojar luz sobre este fenómeno, llevamos a cabo un estudio desde la Universidad de Oviedo centrado en los usos y consumos de Instagram. Los resultados revelan patrones que debemos atender y nos proporcionan claves sobre cómo esta red social está impactando en sus vidas.
En el estudio participaron 825 adolescentes asturianos de entre 12 y 18 años, todos ellos estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria. Utilizamos un cuestionario específico para medir el uso y consumo de Instagram, la frecuencia de publicación de contenidos y el empleo de filtros.
Los participantes respondieron preguntas sobre su actividad en la plataforma, así como sobre la relación que percibían entre el uso de filtros y las interacciones sociales que recibían (comentarios, reacciones, seguidores/as, etc.).
Ellas, más implicadas en las redes
Aunque no se observaron diferencias significativas en el uso general de Instagram entre chicos y chicas, sí detectamos patrones claramente diferenciados en cuanto a cómo interactúan con la plataforma.
Por ejemplo, el 92,1 % de las chicas reportaron usar Instagram, en comparación con el 88,8 % de los chicos. Este dato sugiere que las chicas parecen estar más comprometidas con la plataforma.
Uno de los hallazgos más destacados fue la diferencia en las formas de publicar contenidos. El 83,1 % de las chicas señaló que publicaba historias en Instagram, frente al 65,2 % de los chicos. Esto indica que ellas no solo usan más la red social, sino que además están más dispuestas a compartir momentos de su vida personal y social.
También se evidenció que publican con mayor frecuencia en el feed (es decir, publicaciones permanentes), lo que podría sugerir que utilizan Instagram como una herramienta para construir y mantener su identidad social, así como para conectarse con sus iguales.
Retratos retocados
Otro punto interesante es el uso de filtros. Las chicas tienden a recurrir más a estas herramientas para mejorar su apariencia en fotografías. Además, muchas adolescentes lo asocian con una mayor aceptación y reconocimiento social en Instagram.
Esto podría generar una dependencia de dichas herramientas, al sentir que solo son valoradas y consideradas atractivas si alteran o retocan digitalmente sus retratos. En contraste, los chicos muestran una menor inclinación a usar filtros, lo que podría reflejar diferencias en las expectativas culturales y sociales sobre la imagen masculina.
¿Cómo afecta esto a la salud mental y emocional?
Las diferencias de género en el uso de Instagram y, en particular, de los filtros, tienen importantes implicaciones para la salud mental de las personas adolescentes. Para empezar, la presión por cumplir con determinados estándares de belleza puede favorecer problemas de autoestima, especialmente entre las chicas.
La comparación constante con imágenes idealizadas, muchas de ellas irreales, puede generar sentimientos de insuficiencia y ansiedad.
A pesar de estos riesgos, también es cierto que Instagram ofrece oportunidades positivas para la autoexpresión y la conexión social. Para muchas adolescentes, es un espacio donde pueden compartir experiencias, apoyarse mutuamente y crear comunidades en torno a intereses comunes.
Sin embargo, es crucial que familias y profesionales fomenten un diálogo abierto sobre la imagen corporal y la autoestima con el objetivo de que los jóvenes aprendan a gestionar de manera consciente el uso de estas plataformas.
Retos y líneas de investigación futuras
Este estudio plantea varios desafíos. En primer lugar, subraya la necesidad de tener en cuenta las diferencias de género en cualquier investigación sobre redes sociales. Para comprender plenamente cómo los adolescentes se desenvuelven en el complejo mundo digital, es esencial seguir investigando sus dinámicas comunicativas, sus modelos de autorrepresentación y sus referentes mediáticos.
Sería interesante profundizar en cómo el uso de filtros afecta a la autoestima y la percepción del cuerpo y conocer las estrategias que menores y jóvenes desarrollan para manejar la presión social en redes como Instagram.
También nos gustaría ahondar en cómo las normas de género influyen en la manera en que los adolescentes se presentan en redes sociales, atendiendo a las formas en que estas normas están siendo desafiadas o reforzadas.
El uso de Instagram como espacio prioritario de vinculación afectiva y “espejo cultural” es una realidad que atender, y en esta realidad las claves de género y los estereotipos en torno a la popularidad, el status social y la belleza juegan un papel determinante.
Solo a través de una comprensión más profunda de los hábitos y motivaciones de sus usuarios podremos desarrollar estrategias efectivas para promover un uso consciente de las redes sociales y, en definitiva, vivencias más positivas.
Soraya Calvo González, Profesora. Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de Oviedo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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