En no pocas películas de ciencia-ficción hemos visto avanzados sistemas tecnológicos capaces de eliminar a placer los recuerdos desagradables, que el cerebro insiste en sellar a fuego en nuestra memoria.
Como si de una secuela de una de ellas se tratara, un equipo de científicos norteamericanos acaba de descubrir un medicamento que podría borrar el dolor asociado a la reminiscencia de episodios traumáticos, según publica la revista Nature. Conocido como «Gilenya» y empleado comúnmente para tratar la esclerosis múltiple, este fármaco se uniría a la lista de fármacos “amnésicos” que aún deben ser testados en profundidad pero que, en un futuro cercano, podrían enfrentarnos a un mundo en el que el sufrimiento dure cuestión de minutos.
La ciencia lleva décadas en busca de la pastilla para olvidar, y parece que se aproxima cada vez más a lograrlo. Mediante experimentos realizados en ratones, los neurocientíficos en cuestión descubrieron que, en aquellos animales que tomaban el medicamento, se reducía el miedo a recibir otra descarga eléctrica. Previamente, se habían administrado numerosas descargas a los animales, que quedaban paralizados a causa la ansiedad. Sin embargo, después de tomar la dosis de «Gilenya», este comportamiento de ansiedad y miedo se veía notablemente reducido.
Los autores del trabajo esperan poder utilizar la medicación para aplicarla en humanos y obtener efectos similares en lo que se conoce como “extinción del miedo”. De este modo, los individuos que padecen síndrome de estrés traumático, por ejemplo, podrían decidir olvidar el recuerdo doloroso que les provoca el trauma. Después del tratamiento, podrían volver a tener conocimiento de esa memoria, pero liberados del sentimiento de dolor.
El desarrollo definitivo de un medicamento que induzca al olvido desbancaría otras terapias menos precisas como la hipnosis y llevaría al extremo el concepto de memoria selectiva.
Fuente: Muy Interesante
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