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Grandes científicos: Alexander Fleming, el padre de la penicilina

Grandes científicos: Alexander Fleming, el padre de la penicilina

Sin duda alguna Alexander Fleming pasó a la historia como uno de los más grandes científicos por sus importantes aportes a la medicina, que le valió el premio Nobel, por el descubrimiento de la penicilina.

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Si bien esto es lo que más recordamos de Fleming, este no fue su único aporte a la ciencia. Sino que dedicó toda una vida a la investigación y a la práctica de la medicina, sobre todo en tiempos de grandes crisis en Europa, como lo fueron las guerras mundiales.

Alexander Fleming nació el 6 de agosto de 1881 en Darvel, Ayrshire, una zona netamente rural de Escocia. Fue el séptimo hijo de ocho hermanos y su familia se dedicaba a cultivar la tierra y criar animales; cuando era niño jugaba con sus hermanos en permanente contacto con la naturaleza, de la que, mucho tiempo después, dijo haber aprendido muchísimo.

Antes de mudarse a Londres para estudiar en el Instituto Politécnico de Regent Street, asistió a las escuelas Louden Moor School, Darvel School y Kilmarnock Academy, todas ubicadas en su ciudad natal.

Alexander y dos de sus hermanos se unieron al régimen escocés, en el año 1900, para participar de la Segunda Guerra de los Boers, entre el Reino Unido y sus colonias en el sur de África. Sin embargo ellos nunca tuvieron que ir al frente, mientras que si tuvieron la oportunidad de entrenarse en natación y tiro al blanco.

Uno de sus hermanos mayores, Tom, ya se había mudado antes que él a Londres para formarse en medicina y éste fue quien animó a Alec, como le decían, a que siguiera sus mismos pasos.

Trabajó cuatro años en una compañía marítima como administrativo antes de inscribirse en la Escuela de Medicina de Santa María, Universidad de Londres, de la que se graduó con honores en 1905, como cirujano especializado. Sin embargo él estaba interesado en formarse en bacteriología y estaba pensando en abandonar Santa María para incursionar en esta rama de la medicina.

Pero su compromiso con la medicina no era lo único que unía a Alexander Fleming a la Universidad de Santa María, sino que también era miembro y uno de los mejores tiradores del Club de Tiro de dicha Universidad. El capitán del Club de Tiro, hizo todo para mantener a Fleming en Santa María, hasta que lo convenció de que se quedara ofreciéndole trabajar en el Servicio de Inoculación. Fleming aceptó y se quedó en Santa María por el resto de su carrera.

El químico y médico alemán Paul Ehrich, desarrolló un nuevo tratamiento para la sífilis, denominado “salvarsan”, que quería decir salvar con arsénico o también “606”, por el orden de pruebas de este compuesto sintético. Ehrlich llevó este tratamiento a Londres, donde la única persona autorizada a suministrarlo era Alexander Fleming, a través del dificultoso nuevo método de inyecciones intravenosas.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, muchos médicos bacteriólogos fueron llamados a prestar servicio, en laboratorios de hospitales en el campo de batalla.

Fleming participó de la Primera Guerra Mundial como capitán en el Cuerpo Médico del Ejército, durante este período él veía como los heridos morían constantemente por infecciones simples, de las cuales podrían haberse salvado, de encontrar la sustancia adecuada.

Como médico de guerra realizó importantes innovaciones en las técnicas de curación, recordemos que había sido formado en primera instancia como cirujano. Sin embargo estos importantes cambios que Fleming realizó, quedaron opacados por sus otros descubrimientos posteriores.

Las observaciones que Fleming realizó durante la guerra le llevaron a realizar investigaciones constantes intentando encontrar algo, que fuera similar al “salvarsan”, para lograr detener las infecciones.

Su gran descubrimiento: la penicilina

Finalizada la Primera Guerra Mundial, Fleming regresa a su laboratorio en la Universidad de Santa María.

Durante sus investigaciones, buscando encontrar un antiséptico que fuera capaz de detener las infecciones descubrió la lisozima, una enzima que tiene efecto antibacterial, aunque no lo suficientemente fuerte. Esta enzima se encuentra naturalmente en algunos fluidos corporales, como por ejemplo, las lágrimas.

Sin embargo, no fueron sus investigaciones las que le llevaron a descubrir la penicilina, sino un pequeño accidente doméstico.

Según los anécdotas de la época, parece ser que el laboratorio donde Fleming trabajaba era un verdadero desastre. En una pileta de lavar encontró platos sucios, entreverados con varias placas de vidrio, de las que se usan para realizar observaciones en el microscopio, en las que estaban empezando a crecer las bacterias.

Antes de descartarlas Fleming observó cada una de ellas y notó que las bacterias de estafilococo que habían estado en contacto con el moho que había crecido en alguno de los platos, habían sido eliminadas.

Esto le llamó muchísimo la atención, tomó muestras del moho y descubrió que era perteneciente a la familia penicillium.

En 1929 publicó un artículo académico con los resultados de sus investigaciones en el British Journal of Experimental Pathology, pero sin demasiadas repercusiones entre la comunidad científica.

Fue recién luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando realmente se tomó conciencia de la importancia que implicaría el poder contar con un antibiótico tan poderoso como el que se podía obtener a través de los hongos penicillium, para poder tratar las infecciones de los heridos.

Fue entonces cuando Ernst B. Chain y Sir Howard Florey, retomaron y profundizaron las investigaciones de Fleming llegando a poder elaborar finalmente los medicamentos tan importantes hoy para nuestra vida.

Gracias a sus importantes aportes a la medicina y a la ciencia Alexander Fleming fue galardonado en reiteradas ocasiones.

Algunos de los reconocimientos más importantes fueron su nombramiento como Sir, en el año 1944. Al año siguiente recibió uno de los mayores premios a los que puede aspirar un hombre de ciencia y medicina, el Premio Nobel a la Medicina, el cual compartió con Ernst B. Chain y Sir Howard Florey.

En 1946 recibió la Medalla de Oro de Honor de la Royal College of Surgeons. En 1948 fue condecorado con la Gran Cruz de la orden de Alfonso X, el Sabio.

Sir Alexander Fleming murió el 11 de marzo de 1955, debido a un ataque cardíaco. Fue enterrado con los honores de un héroe nacional en la Catedral de San Pablo de Londres.

Con información de: ojocientifico / wikipedia | Foto: Wikimedia

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