Junto con el cuento de la pareja ideal siempre nos venden el concepto de fidelidad eterna.
“Jura usted amarla y respetarla en riqueza y pobreza, en salud y enfermedad hasta que la muerte los separe? Sí!”
Es el momento más emotivo de la ceremonia, donde a unas le saltan las lágrimas y a otras se nos pone la piel de gallina (confieso que me encantan las bodas) pero, ¿Podemos creer realmente en esa promesa?
Hoy se cuestiona la fidelidad y la autenticidad de las relaciones monógamas más que en cualquier época de la historia, a razón de que las parejas actuales apelan más a la autenticidad de sentimientos que a conservar una estructura para quedar bien con los cánones sociales impuestos.
Es hermoso ver parejas de muchos años celebrar bodas de oro y plata, escuchar esos señores decir a su esposa “vieja te quiero mucho más que ayer” te hace pensar “¡wow! El amor existe”, pero nunca falta el cuento de “la canita al aire” en un momento de crisis que la doña tuvo que manejar para que la relación sobreviva o porque no tenía otra salida, cosa que no todas las mujeres estamos dispuestas a hacer lo que explica la alta tasa de divorcios y separaciones. Aún en matrimonios de muchos años la fidelidad es un lujo que muy pocos pueden ostentar.
Las mujeres no son la excepción, hay casos de infidelidad femenina, en su mayoría mujeres que buscan llenar alguna falta de afecto, sentirse valoradas, queridas etc. Las mujeres infieles tienden a formar relaciones paralelas y no a tener aventuras, involucran sus sentimientos, cargan con la culpa de saberse traidoras y reúnen una serie de factores que complica aún más el asunto.
Históricamente las mujeres han sido relativamente monógamas a diferencia de los hombres que parecen traer la poligamia en los genes y por lo general sus affairs, desliz, canas a aire o como lo quieran llamar no incluye otro sentimiento más que el deseo de sexo.
A veces ni siquiera tiene que ver con problemas en el matrimonio o descuidos de la pareja, es solo probar algo diferente aunque terminado el acto ellos mismo no puedan creer con quienes se han metido en la cama (en la mayoría de los casos la amante no les dan ni por un tobillo a la esposa).
Muchos psicoterapeutas han venido desarrollando desde hace unos años un nuevo planteamiento de “matrimonios con infidelidades” en el que sobre la base de que los humanos somos polígamos por naturaleza propone que las parejas deberían darse el permiso mutuo para de vez en cuando explorar con terceros sin necesidad de destruir la relación, dicen que la misma se fortalecería ya que estos encuentros sexuales esporádicos hasta ayudan a valorar más lo que tenemos en casa (¿será que creen que somos de hierro y las enfermedades de transmisión sexual son un mito?).
Desde el punto de vista religioso la infidelidad es adulterio y es firmemente condenada por la iglesia (en cualquier denominación religiosa tradicional) sin embargo, ni siquiera los matrimonios entre creyentes se salvan de estos actos que dentro de la iglesia son escándalos y algunos se manejan “tras bastidores” burlándose de la omnisciencia y omnipresencia del Dios al que le sirven (sí señores hay muchos siervos que se van a quemar en el mármol del infierno primero por adúlteros y después por mentirosos ya que aún sabiéndose pecadores se empeñan en vender una imagen de santidad).
Desde el punto de vista científico la exclusividad sexual es signo de evolución. Primero éramos polígamos porque actuábamos por instinto, después las reglas sociales determinaban los matrimonios y por ende la ausencia de sentimientos da cabida a la infidelidad, pero ahora es diferente. Se supone que las parejas de hoy están unidas por amor, conscientes de los beneficios personales, familiares y sociales para quienes apelan a mantener relaciones monógamas, estos son científicamente considerados seres evolucionados.
Aunque todos sabemos que hacer lo correcto es la mejor opción nunca ha sido fácil materializar ese pensamiento. Después de una boda la gente cree que ha terminado el camino (¡y fueron felices para siempre!), cuando en realidad lo que hemos hecho es tomar una nueva carta de ruta, pero esta vez vas acompañado, lo que hace el camino entretenido pero requiere hacer algunos ajustes para seguir caminando juntos aún cuando el pueda tornarse angosto.
Tristemente muchas parejas formadas por amigos, conocidos y hasta de familiares, conviven marcadas por infidelidades fruto de una mala elección de pareja de la que por el “bien” de los hijos no te puedes zafar, fruto del miedo que tienen algunas esposas a que las vayan a dejar si cuestionan ciertas actitudes de sus maridos y se encuentran de frente con la verdad, fruto de la estupidez de hombres o mujeres que, solo después de ensuciarse con el lodo de la traición, se dan cuenta del tesoro que tienen en casa.
Si a usted le han sido infiel perdonar o no la traición es asunto personal que amerita reflexión objetiva. No se sienta culpable, sepa que esto tiene que ver más con el otro que con usted, y aunque usted sea ‘super man’ o ‘wonder woman’ no está exento de que le pueda pasar.
A veces nos tocan parejas mediocres que utilizan la infidelidad para probar a ellos mismos que se las “saben todas” o como diría @La_Psicóloga en uno de sus tweets “Es más fácil quedar bien como amante que como marido/esposa, porque es más fácil ser ingenios@ de vez en cuando que serlo todos los días”.
Si usted está considerando ser infiel piense (aunque cuando cabeza chiquita calienta, cabeza grande no piensa) lo siguiente. La mayoría de los infieles terminan arrepentidos, es mentira que aunque no le descubran el lío amoroso las cosas van a seguir siendo igual y usted lo sabe, si su pareja decide poner fin a la relación luego de descubrirle una aventura ¿Cree que el/la amante va a formar una relación estable con usted?
Para ellos también es un juego y en caso de que se llegue a formalizar algo le aviso que las estadísticas y la experiencia demuestran que esas relaciones (a excepción de algunos casos) no sobreviven en el tiempo, debido a que en estos tiempos la poligamia es científicamente considerada una actitud poco evolucionada se puede declarar oficialmente “brut@” y finalmente ¿Se ha fijado cómo terminan los días de quienes se han jactado en alguna época de ser aventureros? La mayoría termina solo, deprimido y sin familia. Es eso lo que quiere para usted?
@fioresita para @Culturizando
Imagen: Infidelidad (Óleo) Angélica Dombrosky
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