En el año 1933 el arqueólogo Robert du Mesnil hizo un perturbador hallazgo en cuanto a las guerras químicas. Junto a su grupo profesional se encontraba realizando unas investigaciones en Dura-Europos, la zona donde hace muchos años los persas sitiaron a los romanos en impresionantes batallas.
Durante las excavaciones, se encontraron una serie de túneles que escapaba de lo común y más aún cuando descubrieron que en uno de ellos habían 19 cuerpos que parecían intentar escapar de algo. Luego de varias investigaciones, se llegó a la conclusión de que hace más de 2000 años atrás, los persas atacaron a los romanos utilizando la química.
Los túneles se habían cavado tanto por parte de los persas como por la de los romanos, quienes al darse cuenta de que los primeros estaban creando estas estructuras, cavaron sus túneles para intentar interceptarlos. Los persas, al notar el hecho, prepararon una fascinante trampa mortal: incineraron diferentes compuestos petroquímicos, que incluían entre otras cosas azufre, para envenenar lentamente a los romanos.
La nube tóxica invadió los túneles y como ácido destruye los pulmones de los soldados romanos. En los restos de los romanos se encontraron diversos cristales de azufre, producto de lo que algunos daban en llamar “los gases del infierno”.
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Fuente: ojocientifico.com
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