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El otro significado de la soledad: 5 ideas sobre este sentimiento, y cómo puedes resignificarlo si te afecta

El otro significado de la soledad: 5 ideas sobre este sentimiento, y cómo puedes resignificarlo si te afecta

Por Daniel Colombo / Cuando se hacen encuestas a nivel mundial sobre las mayores preocupaciones que afectan a las personas hay dos respuestas que aparecen siempre: la enfermedad y la soledad.

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Como observas, no se trata de enfoque en la salud y la buena compañía o llevarse bien consigo, sino de visualizarse en un escenario de tristeza, angustia y depresión.

Según la etimología, la palabra “soledad” viene del latín solitas, que significa ‘cualidad de estar sin nadie más’.

Ahora te invito a deconstruirla y dividirla en dos: “Sol-Edad”, la edad del sol, que en muchas corrientes filosóficas y de desarrollo personal se la asocia con la edad de la iluminación.

  • Un mismo concepto, dos significados distintos

Fíjate cómo en pocas líneas, podemos dar un nuevo sentido a esa palabra que tanto pesaba al comienzo de este artículo.

Al “Sol” lo asociamos con la luz, iluminar, claridad, renacer, comienzo de un nuevo día. La “Edad” habla de tiempo, una fase de la vida, un período.

Frecuentemente se piensa a la soledad como la ausencia de otros alrededor; sin embargo, es conocido que hay multitudes que están rodeados de personas y se sienten igualmente solas.

Desde un punto de vista evolutivo de la especie, los humanos buscamos pertenecer e insertarnos lo mejor posible en los entornos donde vivimos. Cuando tu punto de referencia es exclusivamente externo (es decir, la gente de la que te rodeas, las pautas de la cultura, la moda o las tendencias, por poner algunos ejemplos), tu vida está enfocada en el afuera.

Es el ego, parte indisoluble de nuestra personalidad, el que quiere que salgas, te distingas, tengas enormes logros y te rodees de la mayor cantidad de gente posible. Y si no lo logras, te lo reprocha de las peores formas.

En sí, esto no tiene nada de malo, excepto que lo hagas por miedo a la soledad, y a enfrentar la parte desconocida de cada uno. Muchas personas realmente le temen a conocerse a sí mismas.

  • Soledades de distinto tipo

La psicología ha descripto a grandes trazos, dos tipos de soledad:

. Soledad objetiva: la real, cuando una persona no tiene a un otro en forma presente; aquí se reconocen otros dos subestadios:

  1. Una soledad objetiva impuesta: surge cuando esa persona se encuentra sola por ejemplo tras la muerte de su único ser querido, o por haberse mudado de país sin ningún conocido ni referencia, o cuando debe empezar de cero prácticamente toda su vida. Aquí también aparece la soledad que surge cuando estás privado de la libertad, o una internación con aislamiento. En cualquier caso, se sabe que es algo temporal. Se la vive con pesar.
  2. Soledad objetiva como elección: es el caso de personas que buscan conscientemente el aislamiento, como una preferencia o tendencia de personalidad; y se encuentra disfrute en ello. Seguro conocerás personas que eligen vivir solas, y otras que, por sus tareas, pasan largos períodos sólo consigo, como un científico o un escritor. No se la vive con pesar.

. Soledad subjetiva: nacida del sentimiento de desamparo y tristeza, pese a que la persona puede estar con otro u otros.

Es la soledad que se siente, que desgarra y que afecta el estado emocional de la persona, incluso con manifestaciones físicas, ya que se debilita el sistema inmunológico y es más proclive a tener enfermedades. Sucede incluso estando acompañado -como es el caso de las parejas disfuncionales, o de compañías que se aborrecen y están llamadas a vivir juntas-.

  • El efecto luminoso de la sol-edad

¿Qué pasaría si te animas a transitar el sentimiento de soledad enfocándote en la interpretación que aquí estás leyendo? ¿Te animas a experimentar tu lado luminoso?

La forma de actuar en lo externo, es decir, nuestros comportamientos, surgen a partir de los pensamientos, y éstos, de las emociones y sentimientos subyacentes en la mente subconsciente.

Si logras que ese espacio mental esté habitado de un sentido más profundo ante la ausencia de otras personas (reitero, cuando se lo hace para tapar tu angustia, o en forma compulsiva), con toda seguridad podrás empezar a ver el brillo de tu vida, y esquivar los pensamientos sombríos propios que tradicionalmente asociamos con la palabra soledad.

Al mirar desde adentro hacia afuera, cambia la fisiología de tu cuerpo, tus sentimientos, el estado de ánimo y el balance entre tu vida interna y lo externo.

  • 5 ideas para convivir con la sol-edad

Como una guía de trabajo interior aquí tienes cinco ideas que te permitirán incorporar este nuevo concepto de soledad:

  1. Acepta tu parte luminosa y de bien.

Por lo general, muchas personas se miran a sí mismas en espejos distorsionados. Esta autoimagen te daña y va socavando la autoestima, derivando en tristezas prolongadas, abandono, falta de entusiasmo y hasta en depresión.

Puedes trabajarlo con tu terapeuta, coach, practicando meditación, mindfulness, yoga, haciendo ejercicio y nutriéndote de materiales que eleven tu consciencia de quien eres y del sentido de tu vida, más allá de la cantidad de gente de la que te rodees.

2. Toma tiempos de reflexión.

Es importante incorporar momentos específicos de silencio, para conectarte más profundamente con la esencia de quien eres.

Para lograrlo, aparta minutos cada día y transfórmalo en un ritual: es un espacio para ti, como un spa personalizado donde simplemente respiras, observas tus pensamientos, y te enfocas en tu parte luminosa interior. Empieza con 3 minutos en total silencio y con los ojos cerrados, y aumenta a 5, 8, 10 minutos, y así sucesivamente.

La práctica diaria te mostrará que al cabo de 90 días tu mente y tu cuerpo te lo pedirá y lo necesites hacer; porque funciona igual que cuando empiezas una rutina de gimnasia y empiezas a ver los resultados.

3. Estar en soledad está bien.

A muchos se nos ha inculcado que hay que estar rodeado de muchas personas y socializar lo máximo posible.

Si bien es cierto que este proceder desarrolla y afina las habilidades sociales propias de la especie humana, también es cierto y necesario tener momentos a solas. A veces el mejor plan es estar con uno.

En este sentido, puedes evitar decir “sí” en automático ante cualquier tipo de  invitación y pensar antes de responder. ¿Es el lugar donde quisiera estar? ¿Son las personas o el entorno que me puede nutrir? ¿Elijo vivir esa experiencia, conscientemente?, son algunas preguntas que te pueden ayudar a elegir dónde quieres estar, y dónde no.

4. No busques ocuparte sólo para distraerte

En el mundo actual estar ocupados se ha convertido en una ardua tarea, y en muchos casos se lo hace sólo para distraerse. Por ejemplo, seguro que tú también conoces personas a las que su trabajo no les gusta, aunque es el único momento donde socializan con otra gente, además de recibir su sueldo.

En cambio, puedes empezar a elegir más conscientemente tus espacios de distracción: haz aquello que te motive, que te impulse y que te inspire. Así, no sólo ocuparás tu tiempo, sino que encontrarás que vas aprendiendo y elevando tu consciencia, especialmente acerca de quien eres de verdad: tu esencia.

5. Evita relaciones amorosas para eludir tu soledad

Otra adicción frecuente es la de mantener cualquier tipo de relaciones afectivas y amorosas solo por el hecho de tapar los agujeros negros que tienes por dentro. Este es uno de los motivos por los que muchos vínculos no funcionan: porque se utilizan solo para cubrir baches carentes de sentido.

En lugar de eso, la invitación es a permanecer en un estado interno de contento, de plenitud y de equilibrio, aunque abiertos a la posibilidad de conectar con personas especiales, no ya por necesidad de que llenen nuestros huecos o nos completen.

Recuerda que todos somos completos por naturaleza; de allí que no existe eso de la ‘media naranja’: todos somos naranjas completas. A lo sumo, seremos dos naranjas juntas en una misma rama.

“¿Por qué, en general, se rehúye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos”, dijo el escritor italiano Carlo Dossi.

Entonces, ¿Qué tal sentarte a tomar contigo un café a solas tantas veces como quieras? ¿Cómo puedes conectar con un sentido más profundo al saber que el estado de Sol-Edad te acerca más y más a conocerte mejor? ¿Te animas a experimentarlo sin padecerlo?

Imagen de portada: Shuttertock

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