En el año 1963, Bill Fransen arribó a Inglaterra en un bote. Bajo el brazo, llevaba dos maletines con instrumentos musicales. Pero, lejos de promocionarlos, los usaría para cambiar para siempre el curso de la música. ¿Conoces la historia del mellotron?
Desde que los griegos nos deleitaron con su interpretación del canto de los dioses a través el hydraulis en el siglo III a. C., los teclados han sido protagonistas en la historia de la música. En los años 60, una de sus variaciones más interesantes le dio una vuelta de 180 grados a su aplicación: el mellotron.
Este instrumento es analógico, no digital. La variedad de sonidos que posee no está guardada en un microchip, sino en cintas pregrabadas de ocho segundos de duración. Cada una emite un sonido diferente, como violines, cellos y flautas. Las armonías y tonos cambian al girar dos perillas, una para cada cual.
Aunque parezca simple, este instrumento fue el resultado de un fraude empresarial, y trajo consigo un cambio radical en la forma de hacer música.
Un ticket para Inglaterra
Antes del mellotron, existió el chamberlin, un protosintetizador analógico creado por el ingeniero Harry Chamberlin que permitía reproducir sonidos de otros instrumentos al accionar un teclado. Aunque fue pensado para hogares, no fue muy bien recibido por el público.
En el año 1963, un representante de ventas de la compañía de Chamberlin, llamado Bill Fransen, fue a Londres con dos modelos bajo el brazo. Su intención era conseguir a un técnico capaz de realizarle mejoras al instrumento. No obstante, dicho viaje fue realizado sin previa notificación. Fransen no quería que Harry Chamberlin estuviese al tanto de sus propósitos.
Luego de publicar un anuncio en un periódico local, Bill Fransen conoció a Frank, Norman y Les Bradley, quienes demostraron mucho interés por el instrumento. Estos hermanos eran dueños de Bradmatic Ltd., una empresa que se dedicaba a construir grabadoras y cintas de grabación. Los Bradley accedieron no solo a mejorarlo, sino que, utilizando los planos del chamberlin, le dieron vida al mellotron en su primera versión, el Mark I.
Bradmatic evolucionó a Streetly Electronics, y la inocencia de los hermanos Bradley, ante el fraude de Bill Fransen, se convirtió en una demanda de parte de Harry Chamberlin.
No debe ser fácil enterarse, a través de llamadas de distribuidores, que tu vendedor estrella está pasando unas largas vacaciones en Inglaterra. Y, que su tiempo libre lo dedica a hacer copias mejoradas del invento de tu vida.
Después de largas conversaciones en persona, Chamberlin y los Bradley acordaron que el mellotron solo se vendería en Europa y Asia, mientras que el chamberlin sería de venta única para Estados Unidos y Canadá.
Aunque este tratado no llegó más allá de la mitad de los años 60, Chamberlin registró como patente los tres sonidos de violín que venían en su instrumento. Como la fábrica de mellotrones estaba en Inglaterra, no hubo manera de actualizar estas bandas. Por eso, todas las unidades, fabricadas entre 1963 y 1967, de estos instrumentos suenan tan similares.
Orquesta en el estudio
El mellotron debe su fama, en gran parte, a Mike Pinder, quien trabajó en Streetly Electronics antes de formar The Moody Blues. Durante su estadía en la empresa, Pinder trabajó en el área de control de calidad. Gracias a esto, aprendió todo lo que había que saber del instrumento, de manera técnica y artística.
Pinder se atribuye a sí mismo el haberle presentado el mellotron a los miembros de The Beatles, quienes, a pesar de que The Moody Blues tenía largo tiempo trabajando con el instrumento, lo catapultaron a la fama con el clásico «Strawberry Fields Forever».
Otras canciones utilizaron el mellotron para conseguir la atmósfera orquestal fueron: «Kashmir», de Led Zeppelin, «Space Oddity», de David Bowie, «2000 Light Years from Home», de The Rolling Stones y todo el álbum In The Court of the Crimson King de la banda inglesa King Crimson.
Sin embargo, con la llegada de los años 80, el instrumento resultó perdedor en la lucha contra lo digital. El sintetizador fue una realidad tan impactante que hoy existen géneros cuyos nombres comienzan con el prefijo synth. La guerra estaba perdida.
En 1986, Streetly Electronics cerró sus puertas, y el mellotron salió de circulación.
Pero una de las cosas que más atesoramos los humanos es la nostalgia, y, durante los años 90, canciones como «Cryptorchid», de Marilyn Manson, y «Wonderwall», de Oasis, demostraron que el mellotron sigue en pie como uno de los instrumentos más interesantes de la historia de la música.
Con información de: Wikipedia / T+S Blog / Mike Pinder / History of Information / Nord Keyboards / Classic Keys / How to Write About Music / Foto: Wikimedia
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