El cerebro que todos conocemos se encarga de controlar procesos de lenguaje, memoria, respuesta emocional y escritura. Pero ¿es cierto que tenemos un «segundo cerebro» en nuestro intestino? Aunque puede sonar extraño, la respuesta es que sí; ya es algo mencionado por la ciencia. ¡Conozcamos todo sobre ello!
El sistema nervioso autónomo
El sistema nervioso se encarga de transmitir señales entre el cerebro y el resto del cuerpo, incluidos los órganos internos. Por consiguiente, es ese sistema fascinante que nos permite movernos, ver, pensar, etc.
El sistema nervioso autónomo es una parte del sistema nervioso en general. Se encarga de controlar los músculos de los órganos internos, como el corazón, el estómago, los pulmones y los intestinos; también controla ciertas glándulas, como las salivales.
Lo que caracteriza al sistema nervioso autónomo es que una parte de él (sistema nervioso parasimpático) ayuda a nuestro cuerpo a relajarse y descansar, mientras que la otra parte (sistema nervioso simpático) nos ayuda a escapar o luchar en algún caso de emergencia.
Además, también existe una tercera parte del sistema nervioso autónomo y es la que tiene que ver con ese «segundo cerebro»: el sistema nervioso entérico.
¿Qué es el sistema nervioso entérico?
Se encuentra tanto en el esófago como en el tracto gastrointestinal. Es como si se tratara de una red nerviosa, dispuesta en los procesos digestivos y la homeostasis (estado de equilibrio) gastrointestinal.
En este sistema se ubican cerca de 100 millones de neuronas, así como células gliales entéricas, las cuales proporcionan sostén. Asimismo, esta larga variedad de células nerviosas conforma una red bien organizada e integrada de plexos (imaginemos a un plexo como una especie de red).
Por consiguiente, el sistema nervioso entérico regula los procesos del intestino, incluyendo la movilidad, las respuestas inmunitarias y el flujo sanguíneo local. Pero ¿por qué se le conoce entonces como «segundo cerebro»?
¿Por qué se le conoce entonces como «segundo cerebro»?
El apodo de «segundo cerebro» viene, en parte, porque el sistema nervioso entérico puede funcionar de manera independiente del sistema nervioso central (es decir, cerebro y médula espinal).
No obstante, la digestión necesita de una comunicación entre las neuronas entéricas y el sistema nervioso central, que está mediada por los sistemas parasimpático y simpático (que ya se mencionaron con anterioridad).
Pongamos un ejemplo. Si estamos en alerta, los movimientos intestinales van a ir más rápido; si nos encontramos en una situación tranquila, se va a dar todo lo contrario. Esto de alerta y tranquilidad lo proporciona el sistema nervioso simpático y parasimpático respectivamente.
El apodo de «segundo cerebro», «cerebro del intestino» o «minicerebro» también tiene que ver con la gran cantidad de neuronas presentes.
Conclusión a todo esto
Sí, lo de un «segundo cerebro» en nuestro intestino es todo un hecho. Si quieres conocer más detalles sobre este tema, escucha el episodio 22 de Minutos Médicos en tu plataforma de podcast favorita; o acá en el sitio web de Culturizando.
Con información de: PubMed Central (artículos 1 y 2) | Instituto Nacional del Cáncer | Ross. Histología: Texto y atlas, 7.ª edición | Johns Hopkins Medicine | Mayo Clinic | Geneser Histología 4ª Edición
Imagen de portada: Shutterstock
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