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De Madame Bovary y los malos ejemplos

Por Pónganse a Leer | En términos psicológicos, el bovarismo es un síndrome que se caracteriza por una insatisfacción y frustración permanente debido a la no correspondencia entre las expectativas y aspiraciones, normalmente desproporcionadas y obsesivas, y la realidad, al contraste o distancia que existe entre ambas. Este término fue acuñado a finales de 1940 cuando comenzó a ser estudiado en el psicoanálisis y también se le conoce como síndrome de Madame Bovary.

Madame Bovary es una de las mejores novelas de la historia de la literatura, es un libro determinante para el género, que sentó las bases para lo que vendría después y ha inspirado a un gentío, es también quizá la obra más icónica y mejor lograda de su autor, Gustave Flaubert y uno de los libros más leídos, traducido a un montón de idiomas.

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Yo leí la novela en la adolescencia en la adolescencia gracias a mi abuela, que en unas vacaciones me lo dio diciendo “Pedro Julio, te compré esto, yo creo que te va a gustar” y vaya que me gustó, eso fue en diciembre de 2004 y desde ese momento me dedicado a recomendar esta obra a todo el mundo.


Y dirán ustedes, qué es lo que le pasa a Emma Bovary para que me haya subyugado de tal manera y genere tantas emociones en los lectores, desde identificación con la protagonista hasta escándalos morales. Pues bueno, el cuento es el siguiente.


Emma Rouault era una muchacha preciosa hija de una familia de campesinos acomodados, vivía con su papá, su madre había muerto cuando era niña. Emma era aficionada a las novelas románticas que devoraba ferozmente, esto la llevó a idealizar el amor y el romance.


Un día, el papá de Emma se rompe una pierna en la granja y tienen que llamar a un médico, ese médico era Charles Bovary, el doctor Bovary se presenta como una joven promesa de la medicina, un tipo de ciudad, el doctor Bovary no es precisamente el hombre que Emma esperaba, no tenía la apariencia que ella había idealizado con las novelas que leía, pero el tipo la corteja, le pide matrimonio y se casan.


La joven pareja se muda y dejan al papá de Emma atrás, al poco tiempo de casados, Emma se da cuenta de que la vida de casada no era lo que ella esperaba, que esas fantasías que había construido durante años no se estaban haciendo realidad, que su marido era un tipo realmente aburrido. Pobrecillo el doctor Bovary, el hombre era un muermo como diría mi abuela, y aparte Charles Bovary pecaba de una cosa que para mí es pecado capital, el tipo no tenía ningún tipo de ambición en la vida, él podía pasar alegremente sus días en la monotonía sin aspirar al cambio o a la superación. Vamos que le metieron gato por liebre a la pobre Emma.


Como era de esperar a Emma Bovary, antes Rouault, la estaba matando el tedio, la mujer se enferma, aquello es horroroso, y el doctor Bovary decide cambiar de aires y se mudan de pueblo.
Se mudan a Yonville, ahí Emma da a luz a su hija, la muchachita se llamaba Bert, o Berta, Emma empieza a frecuentar también las reuniones sociales, se hace pana de los lugareños, conoce al farmaceuta del pueblo, el señor Homais y su esposa, también a un comerciante llamado Señor Lheureux, que después se convertiría en una pesadilla, el Señor Lheureux rápidamente empieza a ofrecerle su mercancía más lujosa y ella a endeudarse con el hombre. Y conoce también a León Dupuis, un chamo que tenía un montón de intereses en común con Emma y como sucede cuando uno descubre gente con la que empatiza y aparte le parece atractiva, pues Emma se sintió atraída por él y se enamoran, pero León, piensa que es inapropiado enamorarse de una mujer casada y se aleja de Emma. Ay León si yo te contara.


Emma decepcionada de todo, cae rápidamente en las redes de un don Juan del pueblo, un picaflor llamado Rodolphe Boulanger, empieza a escaparse de su casa para verse con su amante, tienen encuentros cada vez más apasionados, Emma está perdidamente enamorada de Rodolphe, hasta el punto que planean escaparse juntos, pero a última hora, Roldolphe, la deja plantada y se desaparece.


Emma se queda conmocionada, no entiende lo que pasó, estaba a punto de vivir su propia historia de novela romántica y el sueño se esfuma. Cae en un estado depresivo y su marido intenta sacarla del estado calamitoso en el que cayó llevándola a la Opera, en otra cuidad. Emma queda fascinada con lo que ve en la ciudad. Y justo ahí se reencuentra con León, pero esta vez no se alejan, todo lo contrario, le dan rienda suelta a la pasión, empiezan a verse con frecuencia, Emma viaja semanalmente a verlo, le dice a Charles que va a tomar clases de piano.


Mientras tanto, el Señor Lheureux sigue metiéndole por los ojos joyas y cuanta mercancía inútil tiene a Emma, que se los compra y la deuda sigue en aumento. El Señor Lheureux descubre que Emma tiene un amante y para callarse le propone que le siga comprando cosas. La deuda crece y crece.


Pero como todo en la vida se acaba, hasta el amor, León decide ponerle fin a la aventura con Emma, y el Señor Lheureux no encuentra mejor momento para cobrarle el dineral que le debe. Emma no le puede contar a Charles porque entonces se va a delatar, pero si no paga, el comerciante va a ir con su marido y le va a echar el cuento. En aquella desesperación, intenta pedirle plata a su primer amante, el tal Rodolphe, pero este como era de esperar le niega la ayuda.
Ante la encrucijada, en medio de una crisis emocional, Emma decide quitarse la vida, lo que viene después no se los voy a contar, porque si ustedes son de esos afortunados que no la han leído todavía, no les voy a arruinar el final.


Solo diré que yo leí Madame Bovary en 5 días, y terminé de leerla en una tarde, acostado en un sofá de la sala de la casa de mis abuelos, bajo el sopor de la tarde oriental, y me quede alrededor de una hora sin poder moverme de ahí después de leer la última oración, esa noche estuve horas hablando con Mati (mi abuela) del libro, y esas vacaciones las tropelías de Emma Bovary, su vida aburridísima con el muermo de Charles Bovary, los amantes de Emma, lo crapulento del Señor Lheureux y el destino de la pobre Berta fueron nuestros temas de conversación.


Delphine Delamare y su historia


La historia de Madame Bovary es realmente conmovedora, no deja indiferente al lector, es una montaña rusa, con subidas lentas y estrepitosas bajadas, mantiene al lector al filo de la página, Flaubert es sutil y delicado a la hora de narrar. Pero, la génesis del personaje no salió precisamente de su cabecita, el autor se inspiró en parte en una noticia sensacionalista de su época.


Resulta que Delphine Delamare, una jovencita de apenas 17 años de edad, decidió abandonar su hogar, en la campiña francesa, para casarse con un caballero viudo que era funcionario de sanidad, creo que no lo mencioné, pero Charles Bovary, también era viudo cuando conoció a Emma, eso menciona en las primeras páginas de la novela. El cuento corto es que la guapa y joven Delphine Delamare, casada con este señor tiene una hija, y luego se deja arrastrar por sus ínfulas de grandeza, entregándose a los gustos caros, carísimos y a las costumbres aristocráticas del momento. Avasallada por todo, Delphine se suicida en 1848.


Uno de los amigos de Flaubert, le había enseñado el recorte de la historia en la prensa en 1848, pronto se da cuenta que el doctor Delamare, se había formado con su papá, el padre de Flaubert era médico. Flaubert se quedó subyugado con el cuento y se pudo manos a la obra.


Flaubert era un tipo quisquilloso, y quizá Madame Bovary sea el primer libro del que se tenga un proceso de escritura tan bien documentado. En aquella época, Flaubert estaba terminando una relación intermitente, con la poeta casada Louise Colet. Los mantenían una correspondencia fluida, y en estas cartas, Flaubert dejó constancia de su proceso creativo durante la escritura de la novela. De hecho, los críticos han dicho que la misma Colet también se puede tener como inspiración para el personaje de Emma.


El escándalo y el juicio


En la época de la publicación de la obra de Flaubert como ahora, estaba muy mal visto que una esposa, por muy aburrida y decepcionada que estuviera de su marido y la vida conyugal, le pusiera los cuernos. La historia de Emma Bovary desató una incomodidad colectiva que generó un juicio. Porque es que la gente no entendía que una mujer adultera, lejos de arrepentirse del crimen horroroso que había cometido, se vanagloriara en su pecado, lo disfrutara y lo repitiera.


La novela se había publicado por entregas en “La Revue de Paris” desde el 1 de octubre de 1856 hasta el 15 de diciembre del mismo año. En ese momento saltaron las voces pacatas denunciando la obscenidad de la obra. En enero de 1857, Ernest Pinard, fiscal del Imperio de Francia, abrió un juicio en contra de Flaubert, «el autor, el ofensor principal», León Laurent Pichat, director de la publicación literaria, por difundir el texto, y Auguste-Alexis Pillet, por imprimirlo, porque según el fiscal, quienes imprimen «no son máquinas; tienen un privilegio, hacen un juramento, están en una situación especial y son responsables».


El fiscal declaró en su argumento inicial que:
«El arte que no observa las reglas deja de ser arte; es como una mujer que se desnuda completamente. Imponer las reglas de decencia pública en el arte no es subyugarlo sino honrarlo».
Pinard también dijo que, «Madame Bovary» era «un afronte a la conducta decente y la moralidad religiosa».


Para este señor, el carácter lascivo de la obra, se encontraba resumido en cuatro pecados gravísimos que cometía Emma Bovary y que pervertían las mentes de quienes leían la novela, inspirándoles a pecar de igual manera, esos pecados eran:


En primer lugar: el amor de Emma por Rodolphe Boulanger, su primer amante.
Luego está, la búsqueda de consuelo en la religión cuando éste la abandona por su amante, el fiscal llega a decir algo así como “esa mujer le reza a Dios con la misma lengua con la que hace otras cosas pecaminosas”.


En tercer lugar, el amor de Emma por León Dupuis, el segundo amante y con quien da rienda a su lujuria e inmoralidad, como en la escena en la que hacen el sexo en un carruaje mientras pasean por las calles de la ciudad.


Y finalmente, la muerte por mano propia, el pecado nefando. Aquí el tema es que Emma Bovary no recibe castigo por sus crímenes, ella muere sí, pero no como consecuencia de un castigo impuesto por daño que había causado, sino porque así ella lo quiso.


El abogado de la defensa, fue el señor Antoine Marie Jules Sénard, que intentó convencer al juez de que era imposible que el hijo de una familia tan respetable como la Flaubert, con muy buena posición social produjera una obra de la calaña que manifestaba el fiscal, y que aparte, respetables figuras de la época defendían la obra por su calidad literaria.


La defensa también argumentó que las citas usadas por la fiscalía para demostrar la obscenidad de la obra, estaban fuera de contexto.


Durante el juicio, los argumentos giraron en torno al arte, la moralidad, el sexo y el matrimonio. Esto evidentemente sirvió para que la novela se vendiera como pan caliente, cuando uno prohíbe algo, ese algo se hace más seductor.


Con el país en tensión por el juicio, se lee el veredicto, que concluye en que no hubo pruebas suficientes para encontrar a Pichat, Flaubert y Pillet culpables de lo que se les acusaba.
La sentencia incluía una cláusula en la que todas las partes estaban de acuerdo en aceptar «los peligros que resultan de una educación inapropiada para el medio en el que se debe vivir».
La sentencia dice también:


«una mujer que aspira a un mundo y sociedad que no le corresponden que, descontenta con la condición que el destino le asignó, olvida sus deberes de madre, falta a los de esposa, introduciendo adulterio y ruina en su hogar…».


El señor Pinard, no quedó contento con esto y raudo buscó una nueva víctima de sus malsanos pensamientos, que veían pecado en todas partes. La próxima víctima fue el poeta Charles Baudelaire por su colección de poemas «Las flores del mal». En este proceso logró que seis de los poemas fueran prohibidos.


La orgia perpetua, Vargas Llosa habla de su novela favorita


Como era de esperar, la novela se convirtió en un éxito de ventas, la publicación en dos tomos de la obra en abril de 1857 se agotó en todas partes, se tradujo a varios idiomas, fue hito de la literatura realista.


Flaubert escribió más obras, como “Salambó” o «La educación sentimental». Pero si hacemos una encuesta, la mayoría responderá que recuerda a Flaubert por «Madame Bovary», un libro que es capaz de volarle la cabeza a cualquiera que lo lea con la mente abierta y el alma dispuesta, como le pasó al escritor peruano y ganador del premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa.


En 1975, Vargas Llosa publica el ensayo “La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary”, en el que hace un ejercicio de revisión a la obra, el proceso creativo del autor, la vida real como fuente de inspiración y la importancia de Madame Bovary como la primera novela moderna.


En la primera parte del ensayo, que Vargas Llosa titula “una pasión no correspondida”, el autor escribe con un tono autobiográfico, reflexiona acerca de cómo la novela removió los estratos más hondos de su ser y le permitió ver historias donde no sospechaba que podía haberlas, aquí Vargas Llosa le declara su amor a la novela, porque si, uno puede llegar a amar un texto con todo su ser.
Vargas Llosa recuerda el impacto que le generó la obra cuando era un muchacho, creo que nos pasó a muchos que la leímos siendo muy jóvenes.


La segunda parte, que se compone de subpartes, se dedica a analizar con detalle la estructura y el significado de Madame Bovary. Aquí habla de las cosas humanizadas, los hombres cosificados y el mundo binario en el que se nos obliga a vivir, a Emma Bovary y a nosotros, también diserta sobre la circularidad del tiempo en la obra o los momentos en los que el tiempo parece detenerse.
Vargas Llosa repara en el narrado plural, ese que usa Flaubert cada vez que escribe en voz del narrador “nosotros”.


Y remata con una tercera parte, en la que se dedica a enaltecer la figura de Flaubert y su obra como una pieza importantísima y fundamental para el desarrollo de la novela, como género literario.


Aquí Vargas Llosa habla por ejemplo del nacimiento del antihéroe, Emma Bovary está lejos de la representación de las mujeres en las letras de la época y anteriores. Emma representa la libertad, sin mucha conciencia.


Pero, hay un capítulo de esta tercera parte que a mi particularmente me parece precioso, titulado “la novela es forma”, Flaubert se vale de la forma para convertir en bello, aquello que hasta entonces no se pensaba que podía ser bello.


Flaubert en 3 curiosidades


Flaubert fue un hombre interesante en sí, mucho más allá de su obra, Gustave Flaubert da para escribirle una novela dinámica, reflexiva, en donde se cosifique al individuo y se humanicen las cosas.


Yo quisiera compartirles 3 curiosidades acerca de Gustave Flaubert para hacernos una idea del autor de Madame Bovary.


Lo primero es que Flaubert era un defensor del antinatalismo. Esto es una corriente filosófica, política y demográfica contraria a la reproducción y el nacimiento de nuevos seres humanos. Porque en sus bases filosóficas se atribuye un valor negativo a la procreación.
Para Flaubert, las personas debían abstenerse de procrear, porque es un acto éticamente incorrecto.


Ahora, que no quisiera tener hijos no quiere decir que no practicara las actividades naturales que hacen dos seres humanos de sexos opuestos para tenerlos. Flaubert nunca se casó porque como estaba moralmente en contra del hecho de tener hijos y el matrimonio era para eso, ahora también sirve para escalar posiciones, lavar un nombre, asegurarse una nacionalidad, en fin. Pero, mantuvo una larga aventura amorosa con la poeta Louise Colet.


Gracias a la correspondencia entre ambos, como ya les decía antes, que al día de hoy se conserva bendito sea Dios, tenemos acceso al proceso de escritura de Madame Bovary. El romance tuvo lugar durante los años en los que trabajaba en la novela. Pero no terminó bien, cuando rompieron definitivamente, la señora Colet estaba tan brava, dirían los orientales, esa mujer estaba arrecha, que escribió una novela en la que se dedicó a difamar a Flaubert.


Otra curiosidad es que Flaubert era un tipo muy perfeccionista. Este caballero tenía método de escritura que lo llevaba de manera incansable por la búsqueda de “le mot juste”, o en castellano la palabra exacta, la palabra justa.


Flaubert, no avanzaba sino encontraba la palabra era la que debía ser, en la construcción de una oración.


Gracias a esto, escribía a un ritmo de una página por semana. Se detenía en el detalle y eso ralentizaba su escritura, pero le dotó de un estilo realista único que inspiró a muchos escritores posteriores.


Y como última curiosidad, Gustave Flaubert, luchó toda su vida con la epilepsia. Tuvo su primer ataque epiléptico en 1845, aquello le generó muchísima ansiedad y aprensión, su salud se resintió enormemente, en 1846, su papá y su hermana Caroline murieron y Gustave empezó a tener convulsiones más frecuentes.


Flaubert abandonó sus estudios de Derecho, porque sentía terror de padecer un ataque lejos de casa y decidió dedicarse por entero a la escritura.


Algunos especialistas coinciden en que los ataques generaron luego la hemorragia cerebral que lo mató en 1880.

Despedida


Ahora, ¿se acuerdan que al inicio mencioné el bovarismo?


Resulta que esto es un síndrome psíquico y tiene unas características muy particulares, que evidentemente guardan relación con la psicología de la protagonista de la novela, esas características son:


Unas expectativas irreales. Es decir, que las personas con este síndrome desarrollan expectativas y objetivos fantasiosos, irreales y desproporcionados, esto les genera una perspectiva errada de la realidad. Lo que causa frustración, las expectativas planteadas por la persona no responden a la realidad.


Otra característica es que se trazan metas imposibles. Las personas se establecen metas y propósitos irrealizables a raíz de las dificultades de la persona para soportar y sobrevivir a la realidad, esto le genera una angustia y malestar intenso. Anhelan constantemente cosas que están fuera de su alcance.


También tienen a desarrollar un sesgo de confirmación. este sesgo hace referencia a la aceptación de la información de forma selectiva y en base a su ajuste con las expectativas e ideas distorsionadas que sostiene la persona, de forma que estas se terminan alimentando. De manera que toda información que contradice la realidad ficticia es rechazada.


Las personas que tienen este síndrome también niegan la realidad y esto lo hacen como una estrategia de afrontamiento, para defenderse evaden la realidad porque esta gente no la puede soportar, de manera que evaden también su responsabilidad ante sus actos y comportamientos y esto los lleva a la ausencia del autoconocimiento, son incapaces de percibirse a sí mismas de manera realista, la autopercepción está siempre idealizada.


Si ustedes se sintieron identificados con más de una, vayan a buscar un especialista, una consulta con un psicólogo nunca está demás. La terapia es una maravilla, como verán yo no solo hago apología de la lectura, también hago apología de la terapia.


Bueno gente aquí ya nos agarró el sereno, ha llegado el momento de despedirse. Yo espero con toda mi alma haberles picado la curiosidad y que después de escuchar este episodio se van a ir a buscar un ejemplar de Madame Bovary y se lo van a devorar con entusiasmo. Y si ya leyeron Madame Bovary, se van a buscar un ejemplar de la “orgia perpetua” de Vargas Llosa y se lo van a comer también y les va a quedar un regusto sabrosísimo en la boca de lectores que tienen.
Es hora de despedirse tesoros míos, pero antes les recuerdo la consigna, ya la saben ustedes. Pónganse a leer.

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