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De cómo la maestra Lucila Godoy, AKA Gabriela Mistral se ganó un Nobel de Literatura

De cómo la maestra Lucila Godoy, AKA Gabriela Mistral se ganó un Nobel de Literatura

Por Pónganse a Leer con pedro Julio | El 15 de noviembre de 1945 la poeta chilena Gabriela Mistral recibía en Suecia el premio Nobel de Literatura, en su discurso de aceptación dijo “El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”. Mistral siempre pensó en los niños, en la educación como medio para acceder a mejores oportunidades y ampliar sus horizontes, frente a la Academia sueca, se presentó no sólo como poeta, Mistral era una maestra, la maestra de América Latina.

El episodio de hoy estará dedicado a una de mis ídolas, la gigante Gabriela Mistral, una maestra rural que gracias a su talento se convirtió en 1945 en la primera mujer latinoamericana en ganarse un Nobel de Literatura y la segunda persona hispanoamericana en ganarse un Nobel, así a secas.

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La vida literaria de Lucila Godoy AKA Gabriela Mistral
Gabriela Mistral nació el 7 de abril de 1889, cuando nació sus padres la llamaron Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, nació en un pueblo cerca de Vicuña, en la actual Región de Coquimbo, en Chile.
El papá abandona a la familia, que eran Petronila, la pequeña Lucila que tenía 3 años y la hermanita mayor de Lucila que tenía 11 años y se llamaba Emelina. Al verse sola con sus hijitas, Petronila que era una mujer muy conversadora, construyó una relación preciosa con sus hijas, fundamentada en la buena comunicación. Con los años, la poeta diría que aprendió a conocer el mundo a través de las palabras de su madre.
Como era común en la época y por el contexto social y geográfico en el que nació, Lucila tomó las primeras lecciones en su casa con su hermana mayor y luego entraron a la escuelita de La Unión. Años después su mamá para garantizarle que pudiera terminar la educación básica, la mandó a estudiar y trabajar a la escuela de Vicuña, ahí le tocaría trabajar como lazarillo de la directora.
Esa misma directora le diagnosticó retraso mental, aprovechando la posición de poder que tenia sobre la niña, la humillaba constantemente. La niña se fue aislando y esto la llevó a autoformarse, porque desde pequeñita desarrolló el hábito de la lectura y se fue acercando gracias esto, a obras que determinaron sus intereses futuros.
En 1904, cuando tenía 15 años empezó a trabajar como maestra en un liceo de La Compañía, cerca de Vicuña y empezó a brillar, tenía don de gentes con los estudiantes, era popular entre sus alumnos porque podía comunicarse con ellos de manera afable. Aparte en esta época ya empezó a dar muestras de su carácter pedagógico.
En este mismo año colaboró con el periódico El Coquimbo de La Serena, que la ciudad capital de la Región, sus poemas como: Ensoñaciones, Carta Íntima y Junto al Mar.
Pero, esos poemas no los firmaba con su nombre, sino que utilizaba seudónimos, como: Alguien, Soledad y Alma. Según los críticos, los títulos de sus poemas y sus seudónimos, expresan un carácter solitario, introvertido y romántico.
En 1906 pasa a trabajar en la escuelita de La Cantera, y ahí es dónde conoce a Romeo Ureta, un joven trabajador de ferrocarriles, según sus biógrafos este sería uno de sus grandes amores, le dedicó algunos poemas, pero, en 1909 Romeo se quitó la vida y esto la marcaría, una cosa terrible.
El asunto es que Lucila no se deja arrasar por el dolor, se pone a escribir más, en 1908 aparece en la antología Literatura Coquimbana de Carlos Soto Ayala.
Al completar su formación académica en la Escuela Normal de Santiago, obtiene el grado de profesora en 1910 y se va a trabajar a la escuela primaria de Barrancas.
Sigue escribiendo y transitando por diversos centros educativos, trabajó por ejemplo en el Liceo de Antofagasta, donde enseñó Historia y en el Liceo de Los Andes donde fue profesora de Castellano.
Y en 1914 empieza a surgir la figura de Gabriela Mistral, aquí Lucila empieza a utilizar el seudónimo con el que pasaría a la historia. Lucila eligió el nombre Gabriela por el poeta italiano Gabrielle D’Annunzio, que ella admiraba en esa época y el apellido Mistral, por el poeta Federico Mistral.
En diciembre de ese año, Mistral se alza con el premio más alto en los Juegos Florales de Santiago, se lo gana gracias a los “Sonetos de la Muerte”. 13 sonetos en los que explora el dolor y la perdida. La muerte no es un tema nuevo para ella; porque según los expertos, los poemas que escribió entre 1904 y 1909 tienen como hilo conductor en sus tramas a la muerte.
La muerte es un elemento imprescindible en su obra, la muerte de sus seres más cercanos, no sólo Romeo, en 1915 muere su padre, ese que se había ido. En 1929 muere su madre Petronila. En su obra Tala de 1938, la poeta le dedica la primera sección que se llama “muerte de mi madre”. Es de una ternura estremecedora.
Mistral aparece en los Libros de Lectura de Manuel Guzmán Maturana, con 55 poemas.
Gabriela Mistral conoce y traba amistad con una pareja fundamental, la formada por Pedro Aguirre Cerda y su esposa Juana Rosa Aguirre, Aguirre Cerda sería nombrado ministro de Educación por el presidente Juan Luis Sanfuentes, y entre sus medidas para impulsar la instrucción pública en Chile, nombra a su vez a Mistral como profesora de Castellano y directora del Liceo de Punta Arenas en 1918.
Gabriela Mistral no era precisamente una mujer extrovertida, todo lo contrario, tendía a ser evasiva y muy reservada, era una mujer misteriosa, y esto la lleva a autodefinirse como témpano. Ese témpano se deja ver en la primera parte de Desolación.
Desolación está dedicada a sus amigos Juana de Aguirre y Pedro Aguirre Cerda y aquí, Mistral hace un ejercicio de interioridad precioso, se pasea en cada una de sus secciones por el dolor, elemento indispensable de su obra; la vida; la naturaleza; lo infantil y lo escolar. Desolación supone para ella alcanzar un lugar en el olimpo poético del Chile de su época.
Desde aquí sigue cultivando su propio estilo, expresa en su obra sus ideas en torno al romanticismo y la religión, su capacidad para imaginar nuevas realidades y transformar las existentes.
Los felices años veinte trae para Mistral un nuevo reto, José Vasconcelos estaba al frente del ministerio de Educación de México, y en el marco de la reforma educativa mexicana invita a Gabriela Mistral a participar en la organización y formación de bibliotecas populares. Su nombre ya era conocido a nivel internacional. Su obra poética y sus propuestas para mejorar la calidad educativa eran referentes en todas partes.
En esta época mexicana Mistral publica un texto interesantísimo que debería ser leído por todas las personas, mujeres y hombres que sienten la vocación de la enseñanza en sus venas y quieren dedicarse al aula, la obra se llama “Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje”, que lo publica la editorial del ministerio de Educación de México, ese libro lo leí yo en digital que espanto, porque aquí en Venezuela no se consigue, es de esos libros que están en mi lista de libros que leí, no tengo y quiero tener en físico.
Aquí nos conseguimos con una selección realizada por Mistral, dedicada para las niñas y las mujeres que estudiaban, pero no tenían acceso a los mismos materiales académicos que los varones. Entonces ella, que era una mujer comprometida con la igualdad y en alianza con la Escuela-Hogar que llevaba su nombre en México, Mistral reúne prosa y poesía para que se acerquen a la literatura desde diversos temas como la naturaleza o la espiritualidad.
También sigue publicando poesía, la Editorial Cervantes de Barcelona publica una antología que titula como “Las Mejores Poesías”.
En 1923 regresa a Chile y es entonces cuando la Universidad de Chile le confiere el título de profesora de Castellano. Al año siguiente inicia un viaje por el mundo, empieza en Europa, luego los Estados Unidos; Brasil, Uruguay y Argentina.
Es en esta época que logra su jubilación como maestra y se publica en España su obra Ternura, pequeño volumen de versos dedicados a los niños. Visitó Estados Unidos y otros países de Europa.
De regreso en Chile, se le otorgó una pensión como maestra.
Mistral ahora jubilada, empieza una carrera diplomática, en 1926 es nombrada delegada de Chile para participar en el Instituto de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones en Ginebra. También la nombran secretaria de una de las Secciones Americanas y participa en el Congreso de Educadores en Lucarno.
Participa en el Congreso de la Federación Internacional Universitaria de Madrid como delegada de Chile y Ecuador. Y luego es designada para representar a su país en el Consejo Administrativo del Instituto Cinematográfico Educativo.
En 1932, Mistral fue designada cónsul particular de libre elección, en Génova. Pero Mistral se declara antifascista, y recordemos que en aquel momento el sátrapa de Mussolini estaba gobernando, entonces abandona el cargo y al año siguiente lo retoma, pero en Madrid y luego en Lisboa.
Gabriela Mistral no podía ser una simple observadora del régimen fascista, que con su ideología totalitaria y antidemocrática avasallaba a los pueblos.
Gracias a su ardua labor en la promoción cultural, el gobierno chileno la nombra cónsul de elección con carácter vitalicio.
Pero durante estos años, Mistral no solo realizó su labor diplomática, ella siguió escribiendo y lo hacía para diversos diarios latinoamericanos como El Universal de Caracas; El Mercurio de Santiago de Chile; o el Tiempo de Bogotá.
Para Gabriela, el bienestar de los niños era importantísimo, es decir, no se puede construir un futuro sin garantizarle a los niños y niñas una serie de condiciones que permitan que tengan acceso a educación de calidad, por ejemplo. Cuando estaba en Paris, escribió un artículo lapidario en el que propone que los niños deben tener una serie de derechos y que los estados deben asegurar, ser responsables de que los chamos tengan: Derecho a la salud plena, al vigor y a la alegría; Derecho a lo mejor de la tradición, a la flor de la tradición; Derecho del niño a la educación maternal; Derecho a la libertad, es decir el derecho que el niño tiene desde antes de nacer a las instituciones libres e igualitarias; y el Derecho a la enseñanza secundaria y aparte de la superior. Porque sin educación, una persona es difícil que pueda mejorar sus condiciones de vida. ​
Ella estaba comprometida con la educación y cada vez que tenía una oportunidad hacia apología de la educación en sus escritos. Mistral es una defensora del valor formal de la educación y por eso el docente debía ser también educado, estar formado.
Publica Ternura en 1924, que surge como una respuesta a la poesía escolar de la década de 1920 y que, para Gabriela, era poco profunda y le faltaba la delicadeza y alma. De manera que propone una obra llena de fantasía y trascendencia, habla de la magia y la inocencia. Aquí hay una poesía gozosa, un homenaje a la naturaleza.
Es en Ternura dónde encontramos el poema “piececitos de niño”, una joya en la que ya deja ver su preocupación por la indiferencia con la que la sociedad trata a los niños menos favorecidos económicamente. Piececitos de niño, es un grito, un llamado de atención.
El poema dice:
… “El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;
que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante” …
y termina con un verso estremecedor y duro, muy duro, cierra con:
… “Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!”.
Si usted lee esto y no siente nada, no le corre sangre por las venas; es imposible leer este poema, que parecería un poema infantil, cargado de ternura, sin sentir un estremecimiento en el corazón. Esta es la realidad que en aquel entonces como ahora, golpea a la infancia en el mundo, no solo en Latinoamérica, basta ver las noticias acerca de los horrores que tienen que pasar los niños en los campos de refugiados. Si tratamos así a los niños, que puede esperar el planeta de nosotros.
En 1938 se publica Tala, su tercer poemario, en Tala nos encontramos con una obra más madura, sigue profundizando en la preocupación que le generaba el futuro de los niños, en este caso los que habían sido víctimas de la Guerra Civil Española. De hecho, llegó a donar todos los derechos del libro a las organizaciones catalanas que se dedicaron a acoger a los niños que habían quedado huérfanos y desamparados en la guerra.
Mistral se había acercado al Movimiento Teosófico, de manera que en Tala nos encontramos con la influencia de la filosofía de este movimiento, los textos de Tala hablan del cristianismo y las tradiciones ancestrales de América, se mete con la resurrección, con la fecundidad, con los elementos tropicales. Se pasea por la muerte de su madre; la nostalgia; la infancia y las canciones de cuna. Estos temas los aborda a lo largo de 13 secciones, que alimenta con poemas muy personales, como “canción de sangre”, en el que dice:
“Duerme, mi sangre única
que así te doblaste,
vida mía, que se mece
en rama de sangre” …
En 1943 la muerte y el dolor aparecen nuevamente en la vida de Mistral, Juan Miguel, al que llamaba cariñosamente Yin-Yin, un niño que había adoptado como sobrino, se quita la vida.
Yin-Yin tenía 17 años y para Gabriela era como un hijo, viaja con ella, estaba siempre con ella, ella le había prodigado todo su amor y toda su ternura. Con él había sentido que podía expresar el componente maternal que sentía.
Yin-Yin había murió en Brasil, a donde se trasladaron a inicios de 1940, nunca se adaptó a ese país, había sido acosado por algunos compañeros de estudio, el 14 de agosto de 1943, Yin-Yin ingiere arsénico. Dejo una carta de despedida que decía:
“Querida mamá, creo que mejor hago en abandonar las cosas como están. No he sabido vencer. Espero que en otro mundo exista más felicidad”. Yin-Yin, 1943.
Esa muerte supuso para ella la gran tragedia de su vida. Gabriela escribió oraciones para Yin-Yin, se negó a aceptar su suicidio y decía que lo habían matado; estuvo una semana en estado de shock.
Mistral, la maestra que gana el Nobel de Literatura
El 15 de noviembre de 1945, Gabriela Mistral se convirtió en la primera poetisa y literata hispanoamericana galardonada con el Premio Nobel de Literatura. A los 56 años Mistral se convertía en un referente para la poesía universal. Hace historia, es la primera autora latinoamericana en recibir el premio.
La noticia la recibió en 1945 en Petrópolis, en Brasil, donde vivía y se desempeñaba como cónsul chilena y en donde su Yin-Yin se había quitado la vida.
La academia sueca dijo que Gabriela Mistral era merecedora del premio porque había desarrollado y construido una “obra lírica que, inspirada en poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano”.
Mistral viajó a Estocolmo el 18 de noviembre, y el 10 de diciembre recibió de manos del Rey Gustavo de Suecia el galardón.
En su discurso Mistral dijo que:
“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nóbel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del Continente Americano tan poco y tan mal conocido”.
Y luego pronunciaría un párrafo precioso que dice:
“Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folklore y su poesía milenarias”.
Gabriela Mistral representaba y representa hoy la figura de una mujer, que, nacida en la América pobre, gracias a la educación, a los libros, al acceso a la literatura, había alcanzado el máximo premio de la literatura universal. Mistral era el ejemplo de la superación, pero no esa superación de “puedes lograrlo si lo deseas”, nada de eso, sino producto de mucho sacrificio, de llevar palos, de haber sido discriminada por aquella directora de la escuela de Vicuña. Y también, se convierte en un referente para todos, lo que aprendió lo compartió, su vocación de maestra, es una vocación transformadora, ella entiende el rol del maestro como un pilar fundamental para transformar a los pueblos, para ganar derechos, para habilitar a la infancia y dotarla de herramientas para enfrentarse a la vida de la adultez.
La vida después del Nobel
Con el dinero que venía con el premio, se compró una casa en Santa Barbara, California. Después del Nobel, le nombraron cónsul chilena en Los Ángeles, Estados Unidos.
Fue en esta época cuando escribe los textos que luego serian parte de Lagar, estos mismos años conoce a la escritora estadounidense Doris Dana, con quien entabla una relación cercana. Estarían juntas hasta la muerte de Mistral.
Empiezan a llegar también los honores y reconocimientos, el Mills College en Oakland, California le confiere un doctorado honoris causa; recibe el Premio Serra de Las Américas. Es nombrada representante de Chile ante la Asamblea de las Naciones Unidas. En su país se le confiere el Premio Nacional de Literatura.
En 1954, publicó Lagar, reconocido como su obra de madurez.
su cuarto poemario, que se publica en 1954 y que supone el culmen de su obra poética, la consolidación de ese encuentro con la plenitud de la propia identidad.
En esta obra, se hacen presentes: el contexto de la Segunda Guerra Mundial; el horror de los campos de concentración; el declive social; la preocupación de Mistral por el competente religioso en la vida del individuo y la muerte, otra vez la muerte.
Esta vez, la muerte que llega por mano propia, por el suicidio, primero la de su Yin-Yin y luego la del escritor y amigo de Mistral Stefan Zweig y su esposa, con los que trabó amistad en sus años en Brasil.
En Lagar vuelve a echar mano de las secciones, en este caso son 12 y termina con un epilogo que contiene un único poema, se llama “último árbol” y dice en uno de sus versos:
… “Le dejaré lo que tuve
de ceniza y firmamento,
mi flanco lleno de hablas
y mi flanco de silencio” …
Despedida
Ustedes se habrán dado cuenta que apenas mencioné a Doris Dana, y no fue casual. Es que con Doris Dana hay un tema.
A ver, a Gabriela y Doris se les relacionó desde el día 1, de hecho, Mistral se alejó de su país en los últimos años porque se sentía incomoda con los comentarios y rumores en torno a su orientación sexual.
Gabriela nunca admitió públicamente que era lesbiana, y yo que soy un tipo sumamente respetuoso con eso no voy a decir que era o no. Yo creo que el proceso de aceptación de la orientación sexual es muy personal, que cada uno vive a su tiempo.
Eso de andar sacando a la gente del closet me parece de mal gusto y un gesto irrespetuoso. Sin embargo, tengo que mencionar que Gabriela escribió en una carta:
“Hay que cuidar esto Doris, es una cosa delicada el amor”.
Y desde ahí ya podemos reflexionar en lo que suponía para ella la aceptación publica de lo que sentía por Doris, efectivamente, el amor es una cosa delicada.
El 10 de enero de 1957 la Gabriela se fue a los cielos, en el Hospital General de Hampstead, en Nueva York. Tenia cáncer de páncreas, Doris la acompañó hasta el final.
Sus restos fueron llevados a Chile días después, en donde descansa en el pueblo de Montegrande.
En su poema “adiós” dice:
… “Vamos hacia el mar
que devora al Sol».
Y yendo hacia el Norte
decía tu voz:
«Vamos a ver juntos
donde se hace el Sol” …
es realmente precioso y esperanzador, sin importar que sea una despedida.
Bueno gente, hemos llegado al final de este episodio. Yo espero haberles picado la curiosidad con la obra y la vida de un poeta gigante que es importantísima para entender el devenir de América Latina.
Gabriela Mistral es una de mis poetas predilectas, que he leído, que me acompaña, que me conozco sus versos y me subyuga cada vez que la leo y releo. Es una autora fundamental, es un modelo de vida y vocación de servicio, de cumplir metas trazadas y dedicarse a la educación como medio transformador de la realidad. Por eso hoy quise compartir con ustedes todo esto.
Cuéntenme si la han leído, si conocían su historia, cuéntenme su experiencia con la Gabriela (como dicen sus paisanos) háganlo a través de mis redes sociales @pedrocedenoa en Instagram y Twitter (ahora X). yo les respondo, en diferido, pero les respondo.
Ahora si nos vamos tesoros míos, pero antes les recuerdo la consigna, pónganse a leer.

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