Durante el siglo XIII, en épocas de las cruzadas albigenses, grupos de personas se congregaban para apreciar a una particular Virgen María, quien, junto con un niño cargado, se mostraba ante los ojos de todos; pero, jamás se imaginaron que esta aparición mariana no tenía nada de cristiana… pues se trataba del demonio.
Los albigenses, mejor conocidos como cátaros, conformaban un grupo del clérigo católico que, tras la eminente reforma gregoriana, fundaron su propia rama del cristianismo, pero comenzaron a practicar la herejía.
Pedro de Verona, un dominico y sacerdote influyente de la época, estaba determinado a traer de vuelta al catolicismo a estas personas que se habían convertido a la polémica iglesia cátara. Incluso, muchos años después fue asesinado por orden de un poderoso albigense.
Pero volviendo a nuestra historia, cuenta la tradición que un importante hombre que antes había sido católico fue testigo de una visión mariana (aparición de la Virgen María) en medio de una reunión cátara, haciendo que abandonara el catolicismo y se convirtiera a esta religión hereje. Pedro de Verona, quien era testigo del gran número de personas que se unían a los cátaros, quería traer a este hombre en particular de regreso a la religión católica, así que decidió acompañarlo a la reunión con los cátaros.
Otras versiones sostienen que era un grupo de personas recién convertidas y no un hombre en particular, quienes informaron de esta aparición al religioso, pero el hecho es que Pedro de Verona acepta y asiste a la reunión a ver la manifestación mariana con sus propios ojos.
Para su gran sorpresa, Pedro de Verona pudo ver a una figura con la clásica apariencia de la Virgen María, sosteniendo un niño entre sus brazos, vista que indudablemente debe haber sorprendido al religioso.
No obstante, “debido a su devota fe” como dicen los portales católicos, Pedro de Verona pudo notar que tanto de la Virgen como del niño, brotaban pequeños cuernos de sus cabezas. Así que el religioso sacó una hostia, consagrada por él mismo, y la apuntó ante la extraña figura mariana. “Si realmente eres la Virgen María, adorarás aquí a tu hijo”, pero la aparición se negó categóricamente, demostrando que efectivamente no era una Madonna, sino un demonio.
Los cátaros que estaban reunidos esa noche abandonaron su nueva fe y retornaron al catolicismo, así que por esta y por muchas razones, Pedro de Verona, quien posteriormente fue santificado, es considerado una de las figuras más relevantes de la Iglesia católica de su época, pues solo él pudo descubrir que se trataba de un demonio haciendo una aparición mariana…
Con información de Aleteia / National Geographic / Hechos / Imagen: Wikimedia
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