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Correo extraordinario: Gatos mensajeros

Correo extraordinario: Gatos mensajeros

De los animales existentes encargados del transporte de correo conocidos en el mundo, los más populares son las ‘palomas mensajeras’, aves que han tenido un papel fundamental en la entrega de recados a lo largo de la historia. Sin embargo, estos pájaros no son los únicos animales a los cuales se les ha encomendado la tarea de mensajeros… existió un momento en el continente europeo en el que se buscó dar a los gatos domésticos este importante trabajo.

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Gatos mensajeros

Entre los siglos XII y XIX, siendo este último el momento del inicio del desarrollo de los primeros vestigios del telégrafo, mucho antes de avances tecnológicos como la radio; las diferentes comunidades e individuos, separados por kilómetros y kilómetros de distancia se comunicaban mediante cartas. Estos textos eran transportados por mensajeros, caballos y palomas mensajeras, dependiendo de la distancia a recorrer y buscando la mayor efectividad en la entrega del mensaje.

Pero, es en Bélgica en el año 1837, cuando los conocidos medios de transmisión son dejados atrás y se buscan nuevas formas de comunicación, mediante un nuevo canal muy diferente y peculiar, con respecto a los antes mencionados. Es a mediados del siglo XIX, cuando los belgas deciden hacer de los gatos domésticos un nuevo medio de transporte para mensajes, buscando convertir una especie que habitaba en todas las calles del país en una herramienta útil para la comunicación.

Este proceso estaba integrado por diferentes pasos para resguardar lo más posible las cartas y pequeños paquetes enviados de cualquier factor que pudiese afectarlos. El primer paso consistía en envolver el contenido a enviar, que generalmente se basaba en papeles, en bolsas que los protegían de cualquier movimiento o acción que pudiera realizar el gato en su recorrido para llegar al destino asignado por el amo.

Cartas

El emisor era el encargado de dar las instrucciones correspondientes al felino para llegar a entregar la correspondencia, la cual se encontraba amarrada alrededor del cuello del animal. Este sistema se encontró con diversos problemas producidos por la naturaleza independiente de los gatos y los diferentes obstáculos con los que estos se enfrentaban en el camino.

Para este nuevo método de comunicación se seleccionaron 37 gatos en Lieja, una ciudad belga que se encuentra a orillas del río Mosa, donde, como ya se mencionó, la presencia de felinos en sus calles era abundante. De los gatos seleccionados, se tiene como registro que no todos llegaban a su destino y los que, lograban acercarse al receptor, tardaban mucho tiempo en entregar el mensaje enviado.

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La clara complicación era las pocas probabilidades de entrega que tenían los mensajes, ya sea porque los gatos se encontraban con factores que los distraían en el camino o porque algún perro les cortaba su camino, así como la influencia del elemento esencial del carácter arbitrario del felino, que se podía perder durante el paseo por los caprichos propios de su naturaleza.

Gato

Gracias a todos los inconvenientes ocurridos, los 37 gatos fueron ‘despedidos’, dejando atrás este nuevo método de mensajería que, por las razones antes expuestas, no resultó exitoso para la población. Historias como esta demuestran el carácter asombroso que posee el entrenamiento de animales, como el realizado con las palomas mensajeras, para la correcta ejecución de sus diferentes funciones comunicacionales y; asimismo, deja en evidencia que la necesidad de comunicación entre seres humanos ha sido persistente en todas las épocas, así como la ambición de nuevos métodos para lograr dicho intercambio de ideas, opiniones y pensamientos.

Con información de: SOBRE HISTORIA | LOS 40S | LATINOL | Foto: Shutterstock

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