Junying Wu Chen, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
En su origen, la escritura en China constaba de pictogramas e ideogramas. Resulta difícil esbozar exactamente su historia, aunque la escritura revela que los caracteres chinos nacen de la combinación de signos abstractos.
La creación de los caracteres de Cangjie proviene de una leyenda de la antigua china. El lingüista y literato de Han del Este, Xu Shen (58-147), explica en su libro Shuowen Jiezi quién era Cangjie, un “personaje de la antigüedad, originario en la aldea de Wu, en la comarca de Nanyue. Nació con ciertas habilidades y tenía cuatro ojos. Observaba las huellas y características de los pájaros e insectos para crear caracteres. Creó el método de registro de la información que sustituía al tradicional de nudos en las cuerdas.”
El desarrollo y evolución posterior de la escritura está relacionado estrechamente con la aparición de los caracteres chinos. Por lo tanto, los cambios habidos en ellos durante siglos afectan a la forma y al estilo de lo que más tarde podría ya considerarse como arte caligráfico.
Lo que en un principio fue necesidad de comunicación, noticias, órdenes, relaciones de bienes y todo tipo de contabilidad y control, actividades que exigían formación en la materia para funcionarios y élites intelectuales, llegó a convertirse en arte. Ligó así su futuro al de la lengua mucho más allá de la simple comunicación, para transformarse en uno de los elementos vertebradores de la cultura china.
Cada tipo de escritura que se va desarrollando presenta vínculos con sus antecesores:
- Inscripciones sobre huesos de la dinastía Shang (1766-1027 a.e.c.): Jiaguwen 甲骨文 (escritura en hueso oráculo chino)
- Inscripciones sobre bronce de la dinastía Zhou (1027?-256 a.e.c.): Jinwen 金文 (escritura en bronce)
- Trabajos tallados en piedra del Período de la Primavera y el Otoño (772-481 a.e.c.): Dazhuan 大篆 (sello grande)
- Texto unificado de Qin (221-206 a.e.c.): Xiaozhuan 小篆 (sello pequeño) o Zhuanshu 篆书 (escritura de sello).
De la dinastía Han a la dinastía Jin
Tanto en los libros de madera de bambú de la dinastía Han del Este (206 a.e.c. – 9), como en las tallas sobre piedra de la dinastía Han del Oeste (25-220) se puede advertir claramente el desarrollo de la escritura durante unos dos mil años de historia. El uso de pincel y tinta ya tenía relevancia sobre otros soportes o materiales, pero no eran duraderos, cuestión esencial para conservar los textos de los ancestros.
Con la aparición y desarrollo de la industria del papel, progresivamente se abandonan los huesos, el bronce, el bambú, la seda y otros soportes de escritura. El papel, con el pincel y la tinta como sofisticados acompañantes, y del que se obtiene un mejor rendimiento, toma definitivamente el relevo. La escritura se convierte así en una forma de comunicación y de expresión única, con caracteres plenamente conformados, dotados de evolución y personalidad artística propia.
Esa transformación fue muy progresiva. Los libros (principalmente rollos) de bambú y seda siguieron conviviendo mucho tiempo después de que el papel comenzara a tener un desarrollo con más calidad y capacidad industrial para ser producido en abundancia (105).
El bambú era un material barato y podía encontrarse en prácticamente toda China. Por su parte, la seda de calidad tenía mayor coste y solo la gente con altos ingresos podía disponer a menudo de ella, pero su almacenamiento era fácil y, con el paso del tiempo, se ha demostrado muy fiable y duradera. Con los Jin (266-420), el papel comenzó a ser el gran protagonista en la transmisión tanto formal como privada de todo tipo de textos.
En el trasfondo, y según recoge Tsien Tsuen-hsuin, está la gran tradición china de transmitir a las generaciones posteriores el legado intelectual y emocional de sus ancestros, y el deseo de que éste perviva en el entorno familiar y social. De ahí la enorme atención y esfuerzo que las diferentes dinastías han dedicado a la utilización de materiales perdurables que pudieran recoger sus mensajes y hechos.
Durante la dinastía Han, la escritura ya presentaba variedad en los estilos, independientemente de que fuesen inscripciones talladas en piedra, manuscritos sobre seda, escritos sobre madera o libros de papel. La utilización del papel y la tinta, unida a su promoción educativa, mostraba el espíritu pionero y la atmósfera cultural de los Han, yendo más allá de los primitivos símbolos tallados y textos pictográficos. Durante la dinastía Han se sentaron las bases para la expansión de la escritura sobre papel y se empezó a desarrollar también así una consciente subjetividad de espíritu en la forma de escribir.
El desarrollo posterior de algunos estilos ya claramente caligráficos como el lishu (de funcionario), caoshu (cursiva), xingshu (semicursiva) y kaishu (regular), se debe a que resultaban más rápidos para expresar las ideas o emociones del autor. Estos estilos aparecen después de transformaciones complejas en busca de un camino más abierto, generoso y espectacular.
La importancia de la caligrafía
La caligrafía simplificada y refinada es la resultante de un largo proceso de transformación, de líneas blancas y negras sobre papel, de un bicolor extremo, que coincide con el más alto espíritu de la filosofía china, “todas las cosas se convienen en uno”, “uno es el todo”, como indica el Tao Te Ching de Lao-Tse.
Los eruditos del momento, y desde entonces, se muestran orgullosos de su buen estilo o de la belleza estética de su caligrafía. Durante el periodo comprendido entre la dinastía Han hasta el periodo de los Tres Reinos(220-280) y Jin del Este(317-420), desde el emperador hasta el más común de los mortales tenían en gran estima la caligrafía.
Zhao Yi(122-196)fue un estudioso del tema que vivió durante la dinastía Han oriental. En su libro Fei Caoshu describió la fascinación de los funcionarios por la caligrafía, sobre todo con el estilo Cao.
“Los amantes de este estilo se ejercitan intensamente en esta difícil práctica. Olvidan la fatiga. Día y noche practican sin pausa casi sin tiempo para comer. Gastan un pincel en diez días, y cada mes necesitan un nuevo trozo de piedra de tinta. Sus cuellos y mangas resultan trapos entintados. Labios y dientes están a menudo negros. Aunque son parte de la comunidad, no tienen tiempo para charlar y jugar. Dibujan con los dedos en suelos y paredes hasta que los brazos están agotados y las uñas rotas y sangrantes, pero no descansan”.
El arte de la caligrafía resulta así una estructura más allá de la escritura, un espíritu, una realización elegante que se conforma con el pincel y la tinta y que se expresa con el punto, la línea y el “tempo”. Es una práctica que se entronca en la cultura china y que por su sistema ideográfico le ha aportado un valor visual.
El prestigioso pintor y calígrafo Chen Tingyou define la caligrafía como “la pintura sin objeto de imitación, música sin sonido, baile sin bailarines y arquitectura sin materiales constructivos”.
¿Es la caligrafía una forma de pintura?
Si bien pueda parecer lógico a primera vista ligar la caligrafía a la pintura, no es cierto que comparta todos sus paradigmas. Como promulga la definición de Chen Tingyou, la caligrafía comparte con la música un código y un “tempo”, con la danza el gesto y el armónico movimiento, y con la arquitectura, su impulso creador de estructuras conceptuales asimilables a edificios y construcciones con soporte matemático, geométrico y físico.
A través de la caligrafía, los artistas en China han asimilado las nociones básicas de la línea y la forma. Por tanto, es imposible hablar de cultura artística en China sin comprender su caligrafía y su inspiración y vocación de ser arte. La caligrafía necesita del entendimiento y la significación de la obra para poder captarla en toda su belleza, aunque también se puede disfrutar estéticamente.
Durante mucho tiempo se trató de una actividad elitista y reservada a las clases altas, con conocimientos necesarios e inclusivos para aspirar tanto al desarrollo del espíritu en lo personal como para acceder a los escalones más altos del gobierno y la administración pública durante esas dinastías y posteriores.
El largo camino desde la comunicación a la caligrafía artística de la lengua escrita china no ha terminado. En la actualidad goza de una envidiable reputación y buena salud. A pesar de que las nuevas tecnologías han acercado y facilitado la comunicación hay un cierto retorno a la escritura manual. Tener una buena caligrafía es un símbolo de distinción muy valorado en todas las clases sociales de la China de hoy.
Junying Wu Chen, Docente de lengua china. Grado de Lengua Moderna y Lengua Española. Departamento de Filología Hispánica Clásica y de Estudios Árabes y Orientales. Facultad de Filología. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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