Catalina de Médici (1519-1589) fue una de las mujeres más importantes del siglo XVI en Europa, específicamente en Francia. Recordada como «la reina odiada», su vida estuvo rodeada de innovaciones que van desde la incorporación de los zapatos de plataforma y el uso del tenedor, hasta la inclusión de ropa interior. ¡Te invitamos a conocer a Catalina de Médici, la reina que llevó a Francia a la modernización!
¿Quién fue Catalina de Médici?
Catalina de Médici (1519-1589) nació en el seno de una de las familias más influyentes del renacimiento en Florencia. Fue hija de Lorenzo II de Médici y Magdalena de la Tour de Auvernia; sin embargo, a causa de la sífilis, enfermedad de la cual padecía el padre, y de una fiebre letal que acabaría con la vida de la madre, Catalina quedaría huérfana poco antes de cumplir siquiera un mes.
Desde su ascendencia francesa hasta su matrimonio con el príncipe Enrique II, le permitieron convertirse en una de las figuras más influyentes y controvertidas de su época.
La infancia turbulenta de Catalina de Médici
Huérfana desde incluso antes de tener consciencia, Catalina vivió con distintos familiares a lo largo de su infancia, entre quienes se cuentan una abuela y una tía paterna de la dinastía Médici.
En 1523, el recién elegido sumo pontífice Clemente VII -cuyo nombre real era Giulio de Médici-, se hizo a cargo de la joven noble, y años más tarde la incorporaría en el Santissima Annunziata delle Murate, uno de los conventos más importantes de Florencia.
No obstante, tras la coronación de Carlos I de España, consagrándolo como el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, las tensiones políticas se agravaban, y la posición de Catalina se veía cada vez más comprometida.
La situación era la siguiente, a pesar de proceder de una importante familia, ser hija de un duque y contemplar un futuro prometedor, Catalina no era de alta cuna. Esto se debe a que el título de su padre fue heredado por Francesco Maria della Rovere.
No obstante, su madre, Magdalena de la Tour de Auvernia, condesa de Boulogne, contaba con una prestigiosa ascendencia al pertenecer a una de las familias más importantes dentro del círculo de la nobleza.
Este linaje le permitiría a Catalina ser tomada en cuenta por el rey Francisco I de Francia, quien pidió su mano para casarla con su hijo Enrique II, para así convertirse en princesa real y, posteriormente, en reina de Francia.
El infeliz matrimonio de Catalina de Médici con Enrique II de Francia
En 1533, el para entonces sumo pontífice casó a Catalina de Médici con el príncipe Enrique II de Francia, segundo en la línea hereditaria para ascender al trono. Tanto Catalina como Enrique tenían solo 14 años de edad.
Si bien política y económicamente la unión parecía un trato rentable, que beneficiaba tanto a la corona francesa como a la posición vulnerable de Catalina, sus años de matrimonio condenarían su vida a una indiscutible infelicidad.
No fue sino hasta 1547, tras la muerte del rey Francisco I, que Enrique se convertiría en rey de Francia, y por consiguiente, Catalina ascendería al título de reina consorte de Francia, coronada en la basílica de Saint-Denis.
Si bien el rey reconoció el puesto de su nueva consorte, el poder de Catalina en la corte se vio sumamente limitado, al punto de prohibirle la participación en cuestiones políticas.
Catalina de Médici, reina consorte y regente
A pesar de que la reina Catalina y su esposo no vivían juntos, se las arreglaron para engendrar un gran número de descendientes. No obstante, Catalina solo pudo concebir a tres reyes, en vista de que el resto de sus hijos no pasaban de la infancia o fallecían durante el parto.
Aunque el poder de Catalina se vio disminuido, incluso tras la muerte de su esposo y durante el ascenso de su primer hijo, Francisco II, en 1560 todo cambiaría. Su joven primogénito fallecería, y con la regencia de su segundo hijo, Carlos IX -quien solo contaba con 10 años de edad-, el gobierno francés quedaría a su completa disposición.
A pesar de que en 1563, Carlos IX fue declarado mayor de edad por el Parlamento, nunca mostró habilidades para gobernar por su cuenta. En 1574, a la edad de 23 años, el rey fallece y asciende al trono el tercer hijo de Catalina, Enrique III. A partir de este momento, su poder descendería considerablemente.
En cuanto a sus hijas, Isabel y Margarita de Valois, contrajeron matrimonio con los reyes Felipe II de España y Enrique III de Navarra, respectivamente. Todo bajo la visión hegemónica de Catalina de Médici.
Catalina de Médici: El Escuadrón Volante
Catalina de Médici, al percatarse de que no todo el poder de la corte regía en el título de monarca, utilizó a su séquito de 200 cortesanas en lo que históricamente se denominaría «El Escuadrón Volante».
Este numeroso grupo de mujeres contemplarían como principal objetivo obtener información importante que sirviera para desentrañar cualquier complot, o incluso para influenciar decisiones de sus enemigos.
Catalina de Médici, su historial con el veneno, los tacos, los tenedores y la ropa interior
Por otra parte, aunque no era una práctica ajena a la época en la que vivía, Catalina empleó distintos venenos para desplazar a los contrincantes que buscaban ascender a la corona de sus hijos.
A Catalina de Médici también se le atribuye la incorporación y popularización de los tacos. Inspirada en el calzado de las prostitutas venecianas, la reina ordenó que se le construyeran unos zapatos con plataformas que le permitieran verse del mismo tamaño que su marido, Enrique II. Estos, a su vez, hicieron que su cuerpo luciese más esbelto.
Desde su invención en aproximadamente el siglo XI, hasta su llegada a Venecia, y con ello a la familia Médici, Catalina introdujo la idea de emplear los tenedores para evitar que sus invitados de la corte comiesen con los dedos durante los banquetes.
Sus aportes a la cultura francesa, desde su mecenazgo de las artes para glorificar su puesto de monarca, hasta la inclusión del corsé y distintas prendas de ropa interior para realzar su figura, Catalina de Médici no solo fue una de las mujeres más importantes de su época, sino una figura crucial que contrarrestó el ideal típico del hombre medieval.
Catalina de Médici dio lugar a nuevas costumbres, ideales y tradiciones. Su pensamiento innovador, su carácter firme y su visión sobre el futuro, hizo que a medio milenio de su nacimiento, se convierta en una referencia fundamental en el proceso que llevó a Francia a transformarse en una nación pionera de la modernidad.
Con información de: El Comercio Perú / Busca Biografías / Britannica
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