Por Daniel Colombo / Sí, lo sé: a veces agradecemos en forma retroactiva, sobre todo cuando no hemos tenido la posibilidad, el tiempo o la condición para hacerlo en el momento. Es entendible y razonable.
El asunto es que por lo general, aunque exista la posibilidad, las personas no suelen agradecer en tiempo real a los demás, lo que puede ser fruto de la agitada danza de la vida cotidiana.
Si te pones a pensar, demasiado a menudo postergamos este acto aparentemente simple pero profundamente significativo. Las personas que nos rodean se pueden quedar esperando, preguntándose si lo que hicieron marcó alguna diferencia, o si su contribución pasó desapercibida.
En las empresas, se asume que no se deben decir gracias, “porque para esto te pagan”. Aunque parezca mentira, esto sigue sucediendo en jefaturas verticalistas.
Paulo Coelho dijo: “Si el camarero viene 70 veces a tu mesa en el restaurante, tú debes decir gracias 70 veces”. Es un simple ejemplo de cómo una palabra marca la diferencia.
- El poder del agradecimiento inmediato
Imagina un mundo en el que todos expresamos nuestro agradecimiento en el momento exacto en que lo sentimos. La amabilidad se multiplicaría, y los entornos positivos fluirían sin obstáculos.
Así como hacerlo en tiempo real tiene beneficios, la gratitud postergada generalmente conduce al desgaste de relaciones valiosas, porque el acto de reparación con un ‘gracias’ dicho a destiempo, no compensa los sinsabores del pasado.
Hay varias ventajas para agradecer de inmediato, ya sea la ayuda, el acompañamiento, un consejo o cualquier otro aspecto, pequeño o grande, que necesita de esta expresión humana.
Por un lado, se fortalecen los vínculos, porque se generan conexiones genuinas entre las personas. Seguro que todos conocemos cómo un simple «gracias» puede abrir puertas a relaciones más profundas y duraderas en todos los ámbitos de la vida.
Asimismo, impulsa la motivación mutua, porque el agradecimiento no solo beneficia a quienes lo reciben, sino que también actúa como un potente motivador para quien la expresa. Y también se produce el efecto búmeran en el desarrollo de las personas, ya que ese simple acto se devuelve multiplicado en variadas formas positivas.
Por ejemplo, tengo un gran amigo desde hace décadas, que él siempre me recuerda y agradece un acompañamiento de mi parte frente a una situación de crisis por la que estaba pasando. Honestamente, recuerdo el contexto, más no lo que pude haber dicho, aunque para mi amigo fue decisiva esta intervención.
- 3 tips para no olvidarte de agradecer y hacerlo en tiempo real
Tip 1: Hazlo espontáneo
La espontaneidad en la expresión de la gratitud agrega un toque de autenticidad a tus palabras. Si lo fuerzas o lo dices en automático, es preferible que esperes al día siguiente, o lo vuelques en una carta y se la entregues. No finjas lo que no sientes, porque esa energía se percibe rápidamente.
Tip 2: Expresa tu Gratitud de forma específica
Los detalles importan tanto como el gesto de agradecer. No es lo mismo hacerlo en forma general, que detenerte en expresar por qué y para qué lo expresas. Ser específicos y puntuales hace que la persona se sienta valorada y comprendida, y es una de las grandes claves de la comunicación asertiva.
Tip 3: Escucha y observa para detectar oportunidades
La gratitud en tiempo real requiere estar atento a las oportunidades. Para lograrlo, empieza por registrar a las demás personas. Si tu mente está ensimismada en ti, difícilmente puedas ‘ver’ y ‘sentir’ a los demás, y agradecerles por cualquier motivo. Puedes usar la observación consciente y la escucha activa para que se conviertan en aliados poderosos en tu búsqueda de agradecer en el momento.
Recuerda que cada «gracias» no solo es una palabra, sino un acto de amor y aprecio. Así que, con total sinceridad, si te nace, agradece en tiempo real y observa cómo tu vida se llena de momentos maravillosos. Y eso nace, tan solo, de agradecer en tiempo real.
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