Dos hermanos, un solo objetivo
Originarios del pueblo alemán de Herzogenaurach, e hijos de un zapatero artesanal, los hermanos Rudolf y Adolf “Adi” Dassler siempre tuvieron una idea muy clara de lo que deseaban hacer con sus vidas una vez llegados a la adultez: querían desarrollar el zapato deportivo más liviano y duradero del mercado.
En 1924 Adi Dassler creó una compañía de calzado deportivo, y poco después su hermano se unió al proyecto. Esta empresa, la Gerbüder Dassler Schuhfabrik, pronto alcanzaría un cierto grado de reconocimiento, debido a la diferenciadora calidad de sus productos.
El nazismo y la consolidación de los Dassler en el mercado
En la década del 30 ocurrieron dos cosas que marcaron para siempre el destino de ambos hermanos y de su proyecto común. Por un lado el nazismo apareció en el panorama político nacional de Alemania.
Aunque en un primer momento Rudolf y Adolf se unieron al partido de Hitler, con el paso de los años, Adi empezaría a desligarse del nazismo. Rudolf, en cambio, se comprometió abiertamente con la causa aria e incluso participaría como soldado en la ocupación de Polonia.
Por otro lado, durante los Juegos Olímpicos de 1936, notables deportistas, como el velocista Jesse Owens (que resultaría campeón en las carreras de 100 y 200 metros planos) decidieron usar los zapatos de los Dassler. Esto ayudó a que la compañía de los hermanos se consolidara en el mercado.
Conflictos durante y después de la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía de los Dassler se convirtió en un taller que producía municiones para el ejército nazi. Cierto que con Rudolf en la guerra, Adi podría haberse negado a colaborar con el hitlerismo. No obstante, en pleno contexto bélico, la alternativa más segura para resguardar al negocio familiar era plegarse a la voluntad del Gobierno alemán.
Una vez finalizada la guerra, las diferencias políticas de los hermanos los llevó a romper su relación de manera definitiva. Para Rudolf, quien había sido enjuiciado por los Aliados tras la derrota, su hermano lo había traicionado al apoyar a los vencedores. Los Dassler nunca volvieron a hablarse.
En 1948 Rudolf se mudó al otro lado del río que separa en dos al pueblo de Herzogenaurach, y montó ahí su firma rival Ruda (más tarde Puma). Adolf armó un acrónimo de su apelativo (“Adi”) y su apellido; el resultado, Adidas, pasó a ser el nombre de la compañía que llevaría en solitario.
Diatriba en Herzogenaurach
Luego de la ruptura, las familias de Herzogenaurach tuvieron que tomar partido. Durante los años de las posguerras, el empleo escaseaba en Alemania, y como las empresas de los Dassler eran los únicos negocios prósperos, cada quién debía defender la posición del hermano que lo empleaba.
Si un trabajador de Adidas se topaba en la calle con uno de Puma se esquivaban. Cada bando tenía sus propios bares, carnicerías, restaurantes y hoteles definidos. En algún momento las familias incluso evitaban los matrimonios entre miembros de facciones distintas.
Una breve tregua
En años recientes Frank Dassler, nieto de Rudolf Dassler, intentó crear un puente entre las dos facciones en guerra. El exitoso ejecutivo les demostró a los habitantes de Herzogenaurach que el trabajo en equipo es posible entre personas con pareces distintos.
En el 2009 se dio un histórico partido de fútbol entre trabajadores de ambas compañías. Estos se calzaron las zapatillas de sus respectivas empresas y se dieron la mano en el campo; indicio de que tal vez la guerra entre Pumas y Adidas había llegado a su fin.
Pero la tregua duraría poco, ya que en 2016 Adidas solicitó ante un tribunal una orden para prohibirle a Puma el lanzamiento de su nueva línea de zapatos deportivos. El argumento de Adidas era que su competidor le había copiado parte de sus diseños exclusivos. La demanda fue denegada.
Muerte y legado de los Dassler
Ambos Dassler fallecieron en la década de los 70 sin haberse reconciliado. Aún en la muerte, Rudolf y Adolf siguieron distantes: en el cementerio local de Herzogenaurach los restos de los dos hermanos reposan en extremos opuestos.
Hoy día la historia de los hermanos es inseparable de la de Herzogenaurach. Existe incluso un museo completo dedicado a ellos en el pueblo. El museo reseña la vidas de los Dassler, desde la fundación de la primera empresa en 1924 -dentro del lavadero de la casa de la madre-, hasta el fallecimiento de cada uno.
Con información de: El Economista / Entrepreneur / Foto: Vytautas Kielaitis / Shutterstock.com
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