Wes Anderson, la clave de su estilo

Wes Anderson es un cineasta, productor y guionista norteamericano nacido el 1ro de mayo de 1969. Su visión estilista y arriesgada lo ha convertido en uno de los directores más destacados de la última década. Con joyas como ‘The Grand Hotel Budapest’ y ‘Moonrise Kingdom’, Anderson sustenta su cine sobre un auténtico estilo propio.

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Wes Anderson, el apasionado cinéfilo

Wesley Wales Anderson nació el 1ro de mayo de 1969 en la conservadora ciudad de Houston, Texas, en Estados Unidos. Desde muy joven encontró en las artes la respuesta al proyecto de su vida, lo cual lo condujo a interesarse por la literatura clásica y la filosofía, siendo esta última, la disciplina por la que se matricularía en la Universidad de Texas en Austin.

A pesar de que Anderson sentía una gran pasión por las películas del cine clásico; el joven próximo a convertirse en cineasta percibía una mayor identificación con estilos como la «nouvelle vague» -definido por directores como Agnès Varda y Jean-Luc Godard-, pioneros para el cine europeo de la década de los 60 en adelante.

Un obsesionado por la simetría

Simetría de Wes Anderson en un fotograma de ‘Moonrise Kingdom’.-

Si bien el cine de Wes Anderson es fácilmente reconocible por sus paletas de colores, siempre diseñadas bajo colores pasteles y armoniosos, es realmente la simetría lo que define la trayectoria cinematográfica de este realizador norteamericano.

Cada plano, cada imagen y cada propuesta narrativa está construida bajo un punto de vista tan satisfactoriamente simétrico como milimétricamente planificado.

Fotograma de Natalie Portman en ‘Hotel Chevalier’.-

Así como es capaz de añadir a su cine la espontaneidad de Truffaut y la ligereza realista de Jean Renoir, también se impulsa a la obsesión compulsiva de Stanley Kubrick para crear escenarios perfectamente alineados. Sin embargo, no bajo la misma propuesta.

Mientras Kubrick solía recurrir a este recurso para causar en el espectador una suerte de frialdad y una ejecución de acciones mecanizadas; Anderson lo emplea bajo una premisa minimalista, donde menos es más. Así, tanto el color como la composición le permiten crear películas donde cada uno de sus fotogramas nos traslada directamente a una pintura.