Por Ricardo Alberto Calleja |
CULTURIZANDO EN WHASTAPP
El teatro nació en la Antigua Grecia, en lo que se conocía como las prácticas dionisiacas: participaban cuatro hombres; posteriormente los dramaturgos Esquilo y Sófocles aumentaron el número de actores los cuales se disfrazaban con túnicas y máscaras. Para Aristóteles “la representación dionisiaca, era sencilla y alegre”.
Actualmente, debemos aceptar que el teatro se ha alejado de su objetivo principal que es educar y concientizar al hombre. Las instituciones teatrales en México, y de diversas partes del mundo, fomentan el teatro comercial; nos venden espectáculos de muy baja calidad que no educan al hombre para hacerlo crítico, sino que el objetivo es hacerlo sumiso. Es por eso que podemos decir que el teatro está abandonando su objetivo; la sociedad se está deformando y con ello surgen nuevos “artistas”, cuyos espectáculos reflejan el atraso cultural e intelectual de una sociedad atormentada, pisoteada por los poderosos.
El teatro es una expresión artística que nace en el corazón de los pueblos y que debemos comprender, ya que refleja nuestras aspiraciones, pensamientos, preocupaciones y que los impulsores del teatro –escritores, actores, directores- son atraídos a él no por el simple hecho de actuar, sino por la necesidad que tienen de expresarse.
Muchos somos atraídos por la necesidad de responder a las injusticias que se cometen contra el pueblo, por eso buscamos crear arte para despertar, para liberar la conciencia del pueblo, transmitir el placer estético y la crítica, hacerle saber a la gente que debemos trabajar juntos para lograr un mejor país, un mundo más equitativo.
En este contexto, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista Nacional ha mencionado muy acertadamente: “el hombre siente, sufre, llora, ama, se alegra y piensa; todos los hombres sufren en la vida con aspectos buenos o malos, todos los hombres albergan en su cabeza variados pensamientos y sabemos que no podemos comunicar a los demás lo que sentimos y pensamos; esto no es fácil, pero sabemos que es necesario que el hombre se comunique con sus semejantes, y el lenguaje del teatro es una herramienta valiente de los dramaturgos para comunicar ideas brillantes que siente el hombre, y que le atormenta no poder transmitir sus pensamientos a los demás de lo que vive, siente y piensa”.
En efecto, lo que representamos en el teatro no nace de una fantasía individual carente de mensajes sublimes, nace del alma para incidir en la realidad, inspirar actitudes críticas que ayuden a darles voz a los que no la tienen, a transmitir pensamientos a través del artista.
Esto es lo que debe transmitirse al fomentar el arte escénico, hermoso arte que nos hace disfrutar de gestos, discursos, música, sonidos, escenografías y que nos cautiva y sensibiliza.
El verdadero artista habla sin ocultar nada; comunica sin esperar algo a cambio; crea arte para el pueblo, porque el arte es una herramienta indispensable para conocer a la sociedad en la que vivimos y relacionar la belleza con la desolación.
Es por eso que el Movimiento Antorchista es una organización noble que desde hace 42 años trabaja para educar y sensibilizar al pueblo a través de la cultura; que el pueblo sienta y practique arte. El Encuentro Nacional de Teatro, evento único en todo el país, es el lugar donde podemos disfrutar de más de 50 puestas en escena con alto nivel artístico, a lo largo de tres días, y la entrada es completamente gratuita.
Pues bien, trabajemos para devolverle al pueblo lo que los poderosos le arrebataron; el teatro. Vayamos a disfrutar del 21 al 23 de octubre al Encuentro Nacional de Teatro, obras de Oscar Wilde, Jean-Paul Sartre, William Shakespeare, Lope de Vega, Bertold Brecht, entre otros magníficos dramaturgos, que podremos encontrar en los teatros La Paz y el Instituto de Bellas Artes de San Luis Potosí.
Por Ricardo Alberto Calleja @RicardoAcalleja | Instagram: @ricardoalberto_c
Foto: Diana Flamita
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Autor:
Daniela - culturizando.com
