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¿Quién fue Tomás de Iriarte? (+Frases)

¿Quién fue Tomás de Iriarte? (+Frases)

Tomás de Iriarte fue un poeta español de la Ilustración y el Neoclasicismo, hermano de los diplomáticos Bernardo de Iriarte y Domingo de Iriarte y sobrino del humanista, bibliógrafo y poeta Juan de Iriarte.

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Iriarte fue sobre todo el prototipo del cortesano dieciochesco, elegante, culto, cosmopolita y buen conversador; hizo en Madrid una intensa vida literaria y social. Fue uno de los más asiduos a la tertulia de la fonda de San Sebastián, amigo de Nicolás Fernández de Moratín y, sobre todo, de José Cadalso. Con este último mantuvo una larga correspondencia.

La literatura no era el único arte que Iriarte dominaba. También llegó a inclinarse hacia el ámbito musical, especializándose en tocar el violín y la viola. Fue también compositor de sinfonías (hoy perdidas) y de la música de su melólogo Guzmán el Bueno. Como consecuencia de esta afición escribió su poema didáctico La música (1779) en cinco cantos de silvas, traducido a varios idiomas y elogiado por el mismísimo Pietro Metastasio.

Su idea de la poesía era propia de la Ilustración: «Los pueblos que carecen de poetas carecen de heroísmo; la poesía conmemora perdurablemente los grandes hechos y las grandes virtudes.»

Tomás de Iriarte nació en Tenerife, el 18 de septiembre de 1750 y falleció en Madrid, un 17 de septiembre de 1791.

Algunas de las mejores frases de Tomás de Iriarte

«Sin la claridad os falta todo».

«Si al pleno acierto aspiras, une la utilidad con el deleite».

«¡Lástima que en vivienda tan preciosa, le dijo un amigo, falte una biblioteca! Bello adorno, útil y preciso».

«Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad».

«Y así tenga sabido, que lo importante y raro no es entender de todo, sino ser diestro en algo».

«Cuando en las obras del sabio no encuentra defectos, contra la persona cargos suele hacer el necio».

«Guarde para su regalo esta sentencia un autor: si el sabio no aprueba, ¡Malo! Si el necio aplaude, ¡Peor!».

«Déjame con mi vena de poeta, y no quieras que tenga la de loco».

«¿Qué más quieren los que sólo estudian títulos de libros, si con fingirlos de cartón pintado les sirven lo mismo?».

«Por más ridículo que sea el estilo retumbante, siempre habrá necios que le aplaudan, sólo por la razón de que se quedan sin entenderle».

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