¿Te imaginas un mundo en el que puedas hablarle a un dispositivo electrónico y que este te responda o siga tus instrucciones? Bueno, no hace falta imaginarlo demasiado, porque eso ya es una realidad con asistentes de Alexa, Google Assistant, Siri o ChatGPT. Pero, ¿qué pasaría si esos asistentes comenzaran a aprender nuestros comportamientos y a anticipar nuestras necesidades de una manera inquietante?
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