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Personas Vitamina vs. Personas Tóxicas: ¿De qué lado estás?

Personas Vitamina vs. Personas Tóxicas: ¿De qué lado estás?

Las habilidades sociales y la actitud son clave en nuestras relaciones. Aprende a diferenciar entre las personas vitamina y tóxicas y descubre cómo puedes transformarte en una fuente de energía positiva para ti y tu entorno.

Por Daniel Colombo | En el mundo de las relaciones interpersonales, el factor de las habilidades sociales es determinante. Estas competencias son las que nos permiten conectar, tener amigos, intercambiar ideas y complementarnos.

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Especialmente en la era del mundo en la que estamos, plagada de malas noticias y preocupaciones, la capacidad de convertirnos en una influencia positiva es más valiosa que nunca.

Así es como las denominadas «personas vitamina» emergen como pilares de bienestar y optimismo realista, nutriendo los entornos por donde pasan. La contraparte de este espectro, las personas tóxicas, a menudo desgastan y erosionan el bienestar colectivo, con actitud negativa, quejas, juicios sobre los demás (raramente sobre ellas mismas) y comportamientos que drenan la energía.

Entendiendo qué son las personas vitamina y cuál es la diferencia con las personas tóxicas

Las personas vitamina son aquellas que aportan energía positiva, motivación y bienestar a su entorno. Son individuos que con su sola presencia pueden mejorar notablemente el ánimo de los demás, fomentando un ambiente de apoyo, creatividad y optimismo. Frecuentemente, no hace falta ni siquiera hablar porque destilan un halo de buena energía, un balance emocional y una visión contributiva, por más complejas que sean las circunstancias.

Contrariamente, las personas tóxicas se caracterizan por su habilidad para consumir la energía emocional de otros, propagando negatividad y conflictos, lo cual afecta negativamente la dinámica grupal y el bienestar personal.

Puede haber muchas razones por las que las personas se convierten en tóxicas. Una de las principales es la forma en que han sido educados desde la infancia, en cuanto a su visión poco contributiva acerca del mundo y las personas. Esto se refleja luego en un exceso de crítica destructiva, observar las cosas desde perspectivas negativas y hasta haber viciado su lenguaje de términos que no les ayudan en nada a construir una mejor vida para sí, y para sus entornos.

Cinco pasos para convertirte en una persona vitamina:

¿Se puede pasar de ser alguien tóxico a vitamina? Definitivamente, sí. La razón por la cual es posible, es que tenemos la función cerebral de la neuroplasticidad, que está específicamente diseñada para re-cablear y re-dirigir los circuitos neuronales para producir resultados diferentes a los que tenemos.

Es factible desaprender todo lo que desees y aprender nuevos comportamientos, como en este caso, el cambio de conductas negativas a otras más optimistas. Requiere entrenamiento, observación consciente de tu autocharla interna y de lo que dices y piensas, y se logra mediante la práctica constante.

Aquí van cinco ideas para empezar a ser más vitamina en la vida, más allá de los pesares y los desafíos:

1. Autoconocimiento y autocorrección: Además de las psicoterapias y el coaching profesional, es importante asumir esa postura negativa que afecta a la persona, y a los demás. Puedes empezar por reflexionar y anotar en un cuaderno tus actitudes y comportamientos. Al escribirlos y revisarlos, podrás identificar patrones negativos, y proponerte, a consciencia (es decir, como una meta a lograr), trabajar para modificarlos.

2. Fomenta la positividad: Sobre ser positivos se han escrito millones de tratados. El asunto es que nadie, desde afuera, puede modificar la conducta, si tú no quieres. En este punto, aunque tengas la tendencia a comportarte de formas negativas, se adoptar una actitud positiva ante la vida. Al principio serán sólo matices, pequeños esbozos de trazos positivos sobre las situaciones y las personas. Luego, en unos seis meses de ”re educación” interna, empezarás a incorporar prácticas espontáneas de visiones más optimistas/realistas. Y finalmente, habrás cambiado gran parte de ese vaso medio vacío que dominaba tu vida. En todo el proceso sugiero que incorpores cada día la práctica de la gratitud y que entrenes tu habilidad de buscar siempre el lado bueno de las situaciones.

3. Desarrolla Habilidades Sociales: Mejora tu empatía, aprende a escuchar activamente y perfecciona tus habilidades de comunicación para influir positivamente en los demás.

4. Cuida tu salud emocional: La negatividad enferma, y no sólo a ti, sino al entorno. Tiene un impacto letal en los vínculos, y también en la concreción de tus planes y metas. Recuerda que está demostrado científicamente que las personas negativas se enferman mucho más y de cosas más graves que las personas con una actitud más optimista.

Para lograrlo, establece límites saludables con las situaciones que arrastras hacia la negatividad; disminuye la impulsividad a reaccionar negativamente; date tiempo para responder en vez de lanzar tus dardos de energía negativa, y aprende técnicas de manejo del estrés. La práctica regular durante al menos seis a nueve meses seguidos te dará la visión completa de esta transformación dentro de ti.

5. Sé un ejemplo: Actúa como modelo a seguir en tu conducta, demostrando resiliencia, optimismo y apoyo hacia los demás, en lugar de queja, desánimo y consumir la energía. Sé un dínamo que se recargue, para ti y los demás. Entonces, si lo eliges, puedes tener una vida más en paz y saludable, puedes asumir un papel activo en la mejora de tu entorno, inspirando y alentando a otros a seguir tus pasos.

Como has observado, ser una persona vitamina es sobre todo ser un catalizador de cambio positivo y una fuente de fortaleza para los demás. Este esfuerzo constante por ser una mejor versión de nosotros mismos y por impactar positivamente en nuestro entorno es, en última instancia, lo que nos define como personas vitamina. Nos invita a todos a preguntarnos: ¿qué tipo de huella queremos dejar en el mundo? Si optamos por ser fuentes de energía positiva, paso a paso es posible transformar nuestra realidad y la de quienes nos rodean.

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