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Muere Robert Redford: El adiós de una leyenda que cambió Hollywood para siempre

Muere Robert Redford: El adiós de una leyenda que cambió Hollywood para siempre

La industria del entretenimiento llora la partida de uno de sus más grandes íconos. Robert Redford, el galán rebelde que se convirtió en director visionario y activista incansable, falleció este martes 16 de septiembre de 2025 a los 89 años en su hogar de Utah, mientras dormía plácidamente.

La noticia ha conmocionado al mundo del cine y más allá. Cindi Berger, directora ejecutiva de Rogers & Cowan PMK, confirmó el deceso sin especificar la causa exacta, señalando que el legendario artista partió «en el lugar que amaba, rodeado de quienes amaba». Una despedida silenciosa y digna, tal como él hubiera querido.

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El final de una era dorada

Con la muerte de Redford se cierra uno de los últimos capítulos del Hollywood clásico. Este hombre de ojos azules penetrantes y sonrisa cautivadora no fue solo un actor; fue un revolucionario que transformó la industria cinematográfica desde adentro.

Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California, Charles Robert Redford Jr. creció en una familia de clase media que enfrentó dificultades económicas. La muerte temprana de su madre marcó profundamente al joven Redford, quien encontró en el arte su refugio y, posteriormente, su vocación.

Su ascenso al estrellato llegó en la década de los años 60 y 70, convirtiéndose en el galán por excelencia de una generación. Pero el hecho es que Redford nunca se conformó con ser simplemente «el chico dorado de Hollywood». Desde el principio, buscó papeles que desafiaran tanto al público como a sí mismo.

Robert Redford en 1971

Las películas de Robert Redford que marcaron historia

Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) catapultó definitivamente su carrera. Junto a Paul Newman, formó una de las duplas más memorables del cine, interpretando al carismático Sundance Kid. La química entre ambos actores era tan natural que parecía que habían nacido para actuar juntos.

Pero ahí no terminó la magia. The Sting (1973) los reunió nuevamente, esta vez en una historia de estafadores que se convirtió en un clásico instantáneo. La película no solo fue un éxito comercial, sino que demostró que Redford podía alternar entre el drama y la comedia con una facilidad pasmosa.

All the President’s Men (1976) mostró otra faceta del actor: su compromiso con las causas sociales. Interpretar a Bob Woodward, el periodista que destapó el escándalo Watergate, no fue casualidad. Redford ya mostraba esa inquietud por la justicia y la verdad que definiría gran parte de su carrera.

De actor a director visionario

En 1980, Redford sorprendió a todos al debutar como director con Ordinary People. Y vaya sorpresa que se llevaron: la película ganó cuatro Oscars, incluyendo Mejor Director para él. No era suerte; era talento puro y una visión artística que pocos habían anticipado.

Su filmografía como director incluye joyas como River Runs Through It (1992), Quiz Show (1994) y The Legend of Bagger Vance (2000). Cada película llevaba su sello personal: historias humanas, reflexiones profundas sobre la moralidad y una estética visual impecable.

Sundance: El regalo al cine independiente

Además, el legado más duradero de Redford quizás sea el Instituto Sundance, fundado en 1981, y su famoso festival de cine. «Vi otras historias que no tenían la oportunidad de ser contadas y pensé: ‘Tal vez pueda dedicar mis energías a darles una oportunidad a esas personas'», explicaba en 2018.

El Festival de Sundance se convirtió en la plataforma más importante del cine independiente en Estados Unidos. Por sus salas pasaron futuros gigantes como Quentin Tarantino, Christopher Nolan, los hermanos Coen y muchos otros que hoy definen el cine contemporáneo.

En marzo de 2025, apenas meses antes de su muerte, se anunció que el festival se mudaría a Boulder, Colorado, después de 40 años en Utah. Un cambio que Redford no llegó a ver, pero que seguramente habría apoyado en su búsqueda constante de renovación.

El activista incansable

Pero Robert Redford era mucho más que cine. Su activismo ambiental fue tan apasionado como su trabajo artístico. En 1969, se mudó a las montañas de Utah, no solo buscando tranquilidad, sino comprometiéndose activamente con la conservación del paisaje americano.

«El cambio climático es un tema urgente», declaraba ante las Naciones Unidas, advirtiendo sobre los riesgos irreversibles de no actuar. Su voz no era la de un celebrity más; era la de alguien genuinamente preocupado por el futuro del planeta.

Fundó The Redford Center junto a su difunto hijo James en 2005, dedicado a producir films que aborden temas ambientales y sociales. Su compromiso era total: utilizó su fama como plataforma para causas que consideraba más importantes que el entretenimiento.

Una vida personal marcada por alegrías y tragedias

La vida privada de Redford no estuvo exenta de dolor. En 2020, perdió a su hijo James por cáncer de hígado, a los 58 años. Anteriormente, había perdido otro hijo en la infancia. Estas tragedias personales quizás explicaban esa melancolía que a veces asomaba en sus interpretaciones más maduras.

Se casó por segunda vez en 2009 con la artista alemana Sibylle Szaggars, en una ceremonia íntima en Hamburgo. Desde su retiro oficial del cine en 2018, vivía una vida tranquila en su rancho de Utah, el lugar donde finalmente encontró la paz.

El reconocimiento de una industria agradecida

A lo largo de su carrera, Redford acumuló dos Oscars, tres Globos de Oro, el premio honorífico del Screen Actors Guild y la Medalla Presidencial de la Libertad otorgada por Barack Obama en 2016. Pero más que los premios, su verdadero reconocimiento venía del respeto de sus pares y del amor del público.

En 2018, había anunciado su retiro de la actuación después de The Old Man & the Gun, aunque curiosamente apareció en Avengers: Endgame. Tal vez no pudo resistirse a una última aventura en la gran pantalla.

Un legado que trasciende generaciones

La muerte de Robert Redford marca el fin de una era, pero su influencia perdurará por generaciones. No solo por sus películas inmortales, sino por haber demostrado que los artistas pueden y deben usar su plataforma para el bien común.

Su Instituto Sundance seguirá apoyando a cineastas independientes, sus películas continuarán inspirando a nuevos talentos, y su activismo ambiental resonará en las luchas futuras por el planeta. Como él mismo dijo una vez: «Cuando me vaya, lo haré en silencio». Y así fue: sin aspavientos, con la dignidad que caracterizó toda su vida.

En un mundo donde las celebridades a menudo buscan la atención constante, Robert Redford eligió el camino contrario: usar su fama para iluminar causas importantes y luego retirarse silenciosamente a las montañas que tanto amaba. Nos deja un vacío imposible de llenar, pero también un ejemplo de cómo vivir una vida plena, comprometida y auténtica.

El niño rebelde de Santa Mónica se convirtió en leyenda, el galán de Hollywood en visionario, el actor en activista. Robert Redford no solo actuó en la historia del cine; la escribió con letras doradas que brillarán para siempre.

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