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Minutos Médicos: Testosterona, la sustancia vital del hombre

En 1889, el científico Charles-Édouard Brown-Séquard tomó la decisión de realizar un experimento que para cualquiera sonaría extraño: inyectarse un líquido extraído de testículos de animales. Tras unas cuantas inyecciones, el hombre de 72 años sentía una mejoría física y mental. Esta sustancia parecía ser el sinónimo de la propia vitalidad, pero en el trasfondo de ello se encontraba la testosterona: una hormona desconocida para el momento.

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Excesiva masculinidad, agresividad, egoísmo… La testosterona tiene todo un historial de descripciones. Lo que sí está más que claro es el papel de la testosterona a nivel del desarrollo del hombre.

La principal hormona masculina

El grupo de hormonas masculinas es conocido como andrógenos, siendo la testosterona su principal exponente. La testosterona se encarga de regular la diferenciación sexual, de producir las características masculinas y de intervenir en la espermatogénesis.

Su aparición más llamativa resulta al momento de los cambios físicos, donde se involucra el vello y el crecimiento muscular; también hay otros factores como el incremento de la libido y el cambio de la voz. La pubertad es el punto donde la testosterona tiene una participación importante, en la cual el resultado va a consistir en los cambios ya mencionados.

Asimismo, la testosterona estimula a la eritropoyesis, proceso mediante el cual se forman glóbulos rojos. Es por ello que una decaída en los niveles de testosterona puede dar el caso de una anemia.

La testosterona no tiene presencia únicamente en los hombres, sino que las mujeres también la tienen; específicamente entre un 5-10% de la cantidad total del hombre.

Un ciclo del sistema nervioso a los testículos

La testosterona no se secreta por sí sola en los testículos, sino que necesita apoyo del sistema nervioso por medio del hipotálamo y de la hipófisis (o glándula pituitaria). El hipotálamo libera, valga la redundancia, la hormona liberadora de gonadotropina. Esta llega al lóbulo anterior de la hipófisis, por lo que desde aquí derivan dos hormonas particulares: la foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH).

Ambas viajan a través de la sangre y terminan con funciones diferentes. La foliculoestimulante se va a encargar de la producción de espermatozoides. La luteinizante actúa en las células de Leydig (ubicadas en los testículos) para la producción de testosterona, que se logra con ayuda del colesterol.

Testosterona en el feto

Los primeros efectos de esta hormona ya se presentan a nivel fetal. Durante las primeras 6 semanas del desarrollo, los tejidos reproductivos del sexo masculino y del sexo femenino son idénticos. Sin embargo, en la semana 7 el gen SRY inicia la formación de los testículos. Desde este punto, la producción de testosterona facilita la diferencia de un embrión en femenino o masculino.

Los testículos descienden al escroto aproximadamente a los 7 meses de gestación. Si un bebé de entre 4 a 6 meses de edad tiene testículos normales, pero no descendidos, una administración de testosterona puede ayudar en el proceso.

La influencia en el comportamiento humano

Se realizó un experimento con dos hombres, en el cual uno de los participantes recibió testosterona, mientras que el otro simplemente tuvo un placebo. El objetivo era utilizar dinero para detectar si el participante lo tomaba todo o lo compartía, todo con base en la testosterona agregada.

El resultado fue interesante, ya que el participante con testosterona adicional optaba por compartir su ganancia todas las veces.

Esta actitud digna de confianza se relaciona con la necesidad de obtener un estatus social. Sin embargo, esta motivación puede variar de acuerdo a cada región del mundo; en otras palabras, el factor cultural puede intervenir en los resultados.

No solo parece influir en la cooperación y en la generosidad, sino también en las edades más tempranas. Parece que la testosterona marca una diferencia entre niñas y niños, en la que las niñas tienden a tener más contacto visual y a desarrollar mayores habilidades lingüísticas. Por otro lado, los niños usan menos contacto visual, su vocabulario es reducido y se enfocan más en las habilidades analíticas.

Su importancia medicinal (y su uso desmedido)

Aunque en tema de comportamiento humano hay un poco de todo, la importancia del uso de la testosterona en el campo de la medicina tiene su fundamento.

Está el hipogonadismo masculino, que es una condición clínica en la que se encuentra una deficiencia en testosterona y/o producción de espermatozoides en el testículo. Esto puede deberse a una falla en el eje hipotálamo-hipofisario o de origen testicular. Ante esta enfermedad, el tratamiento consiste en una terapia de reemplazo con testosterona.

Christian Wolf es un culturista que muestra su experiencia en un documental de DW. Diagnosticado con déficit de testosterona, obtuvo un tratamiento efectivo que le permitió a sus testículos producir tanto testosterona como esperma fértil que pudo congelar.

Sin embargo, la administración de testosterona tiene sus determinados riesgos, vistos por ejemplo al momento del dopaje en deportistas. Aunque un dopaje con esteroides anabólicos (versiones artificiales de la testosterona) puede mejorar el rendimiento corporal con respecto a una disciplina de ejercicio físico, las consecuencias pueden ser complicadas: inmunosupresión, desórdenes psicológicos, esterilidad, predisposición del individuo a sufrir diabetes, etc.

Con información de: Mayo Clinic | PubMed | DW Documental | ScienceDirect

Imagen de portada: Shutterstock

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