Antes de dar un paseo nocturno en el sureste de Tanzania, hay que verificar el estado del cielo. Así, si la luna está llena, se puede continuar sin problemas pero si el cielo está oscuro, conviene dar marcha atrás antes de convertirse en la cena de un león. Este hallazgo se publica en el último número de la revista ‘PLoS One’.
Un nuevo estudio dirigido por Craig Packer, un experto en leones del College of Biological Sciences de La Universidad de Minnesota, muestra que mientras la luna limita el éxito de los leones en la caza de presas de cuatro patas, el último día de la luna llena marca el comienzo de la oportunidad de cazar un bípedo. Después de ese día, la luna no aparecerá hasta bien entrada la noche, pero en las zonas rurales donde para los leones los seres humanos son alimento, los leones hambrientos pueden ponerse al día con las comidas perdidas durante una semana de brillantes e iluminadas noches.
El hallazgo surgió del estudio de cerca de 500 ataques de león a los aldeanos de Tanzania entre 1988 y 2009. Más de dos tercios de los ataques fueron mortales y las víctimas fueron devoradas. La gran mayoría de las víctimas fueron atacadas entre el atardecer y las 10 PM, cuando los seres humanos son más activos, en las noches en que la luna menguante proporciona relativamente poca luz. (En Tanzania, el atardecer es corto y las noches son de 12 horas, incluso durante el verano).
El grupo de investigadores de Packer –que incluye a Alexandra Swanson y Hadas Kushnir, estudiantes de posgrado en el Department of Ecology, Evolution and Behavior, así como a Ikanda Dennis, del Tanzanian Wildlife Research Institute– utilizaron las mediciones del tamaño del abdomen registradas a intervalos regulares desde 1978 en el Serengeti y el cráter de Ngorongoro, datos sobre los ciclos lunares (disponible en la página web de oceanografía naval de los Estados Unidos) y los registros de ataques de leones en el sureste de Tanzania hechos por las autoridades gubernamentales desde 1988.
En general, los leones tienen más éxito en la caza cuando la oscuridad les permite sorprender a sus presas. En reservas de vida silvestre como la del Serengeti, los leones se alimentaban mejor en las noches sin luna, pero sus presas estaban disponibles durante toda la noche. A las presas humanas, por el contrario, sólo se puede acceder por la noche. El análisis de los datos también mostró que los ataques de león al ser humano caen durante la estación lluviosa, cuando la luna tiene más probabilidades de ser oscurecida por las nubes.
Una mirada a las tasas de ataques en consonancia con las fases de la Luna muestra un patrón claro. La tasa de ataques a humanos durante la primera mitad del ciclo lunar (cuando hay mucha luz de luna la mayoría de las noches) es un tercio de la tasa durante la segunda mitad (cuando hay poca o ninguna luz de luna). Los leones tienen más hambre justo después de la luna llena porque la abundancia de luz antes y durante esta, limita su habilidad para cazar con éxito.
«Entonces las personas empiezan a estar en peligro moderado durante los días 0-4, cuando la luna es sólo una pequeña porción y se pone poco después del atardecer», explica Packer. «El peligro se reduce a medida que la luna brilla más cada noche – con muy pocos ataques en las noches justo antes de la luna llena, y entonces, el peligro se dispara ya que los leones hambrientos pueden ahora cazar en la oscuridad por el resto del ciclo lunar.
Los seres humanos siempre han vivido en las proximidades de grandes carnívoros nocturnos. Los leones fueron una vez el mamífero más extendido en el mundo. Leones, tigres, jaguares y leopardos siguen coexistiendo con los humanos en África, Asia y América. El homo sapiens pintaba leones en las paredes de las cuevas hace 36.000 años.
Este hallazgo puede ayudar a explicar por qué la luna juega un papel importante en el folclore y la mitología. Mientras que la luna llena ofrece un respiro de los ataques, también indica que los depredadores nocturnos estarán más activos en los días siguientes.
Los leones son depredadores nocturnos, confían en la protección de la oscuridad para atacar con éxito y matar a sus presas. Este estudio ayuda a confirmar la creencia arraigada de que los depredadores nocturnos jugaron un papel clave en la evolución humana, creando el miedo a la oscuridad y la necesidad de refugio durante la noche, así como el control del fuego.
Los ataques de leones a los seres humanos en África aumentaron durante la década de 1990 cuando la civilización invadió el territorio del león. Packer señala que los ataques a humanos en Tanzania han caído en los últimos tres años, porque los campesinos los han matado para protegerse y proteger a su ganado.
«Puede que seamos el último equipo de investigación que recoja datos suficientes para publicar este tipo de análisis», dice Packer. «Los grandes felinos están desapareciendo rápidamente en todo el mundo, pero su impacto en nuestra psicología evolutiva probablemente persistirá por siempre», ha indicado.
@HoyVerde para @Culturizando
Fuente: ECOticias.com
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