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Lo que debes saber sobre los “Sanfermines”

Lo que debes saber sobre los “Sanfermines”

Las fiestas de San Fermín o Sanfermines es una fiesta en honor a San Fermín que se celebra anualmente en Pamplona, capital de la Comunidad Foral de Navarra, al norte de España.

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Los festejos comienzan con el lanzamiento del chupinazo (cohete) desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona a las 12 del mediodía del 6 de julio y terminan a las 24h del 14 de julio con el «Pobre de mí», una canción de despedida.
Una de las actividades más famosas de los Sanfermines es el encierro, que consiste en una carrera de 849 metros delante de los toros y que culmina en la plaza de toros. Los encierros tienen lugar todos los días entre el 7 y el 14 de julio y comienzan a las ocho de la mañana, con una duración promedio de entre dos y tres minutos.
Los Sanfermines tienen un origen que se remonta varios siglos, aunque su fama mundial es un fenómeno reciente, vinculado también a la difusión que les dio Ernest Hemingway; se trata de unas fiestas singulares y, sin duda, el acontecimiento por el que más se conoce a Pamplona en el mundo. Su fisonomía actual, cosmopolita y multitudinaria, es el resultado de una lenta evolución histórica cuyos orígenes se remontan a la Edad Media.
Tres celebraciones independientes están en su origen: los actos religiosos en honor a san Fermín, desde antes del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas ambas desde el siglo XIV.
Los pamploneses celebraban a san Fermín el 24 de septiembre. Cansados de las inclemencias climatológicas del otoño, los pamploneses deciden en 1591 trasladar la fiesta del co-patrono de Navarra, san Fermín, al 7 de julio. La coincidencia por azar en las mismas fechas de solemnidad religiosa, bullicio ferial y toros dan el carácter a los Sanfermines que hoy conocemos.
El patrón de la ciudad, San Saturnino, se mantiene con una celebración mucho más modesta en el 29 de noviembre. Para muchos de los visitantes, este hecho causa la confusión de pensar que es san Fermín el patrono de la ciudad.
El escritor estadounidense Ernest Hemingway fue uno de los que contribuyeron a propagarlos mediante su libro “Fiesta”. Están considerados como una de las celebraciones más populares del mundo, junto a los Carnavales de Río de Janeiro, de Venecia y de Colonia, y la Feria de la Cerveza de Múnich. La población de Pamplona durante esta semana de fiestas pasa de 190.000 habitantes a más de 2.800.000 personas.
La Historia de los Sanfermines:
Los Sanfermines nacieron en la época medieval como feria comercial y fiesta secular, usando para ello las fechas de fiestas religiosas cristianas, que a su vez usaban fechas festivas de orígenes más anteriores, como la del paganismo vasco y latino.
A comienzos del siglo XIII se celebraban unas ferias comerciales tras la noche de San Juan, entre el día 23 y el 24 de junio, coincidiendo el comienzo del verano, y posteriormente se pasaron a celebrar a partir de la festividad de San Pedro, el 29 de julio.
Como las ferias eran lugares de encuentro de mercaderes, ganaderos y aldeanos, eran también pretexto para festejar y comenzaron a organizarse corridas de toros como parte de la tradición. Hay otra fecha emparentada al final del verano, el 10 de octubre, en que se organizaba una feria en Pamplona, de siete días de duración, desde el año 1324, por privilegio del rey Carlos I de Navarra y IV de Francia.
En 1381 por privilegio del rey Carlos II de Navarra, pasó a ser feria franca, coincidiendo también entonces con festividades religiosas. Estas dos ferias y fiestas, al inicio y al final del verano, se unificaron en 1591 para aprovechar el mejor tiempo, comenzando el día séptimo del séptimo mes: el 7 de julio. Aunque todavía en la actualidad, a finales del verano, se celebran los llamados «sanfermines txikis» (pequeños Sanfermines) sólo celebrado por los propios navarros.
Consta que el Regimiento (Ayuntamiento de entonces) celebró una fiesta ya en las nuevas fechas, el 7 de julio de 1591, con el siguiente programa: – Pregón de Fiestas, muy ceremonial. – Torneo con lanzas en la actual Plaza del Castillo. – Teatro:

«Comedia y Tragedia del Bienaventurado San Fermín». – Danzas, procesión por las calles, etc. El día siguiente, se celebró una corrida de toros.
Fueron pasando los siglos, sin grandes cambios en los Sanfermines. Pero desde 1950 aproximadamente, los cambios han sido acelerados. En primer lugar, por el incremento del nivel de vida. El pueblo (Pamplona tendría unos veinte mil habitantes) se juntaba en la Plaza Consistorial para recoger al Ayuntamiento y acompañarlo a la iglesia de San Lorenzo, donde en la capilla de San Fermín se celebraban, las Vísperas, en la tarde del 6 de julio. Tras la misa, pueblo y autoridades regresaban de la iglesia al Ayuntamiento, igualmente por la calle Mayor.
Desde 1950, aproximadamente, los Sanfermines vienen evolucionando tanto como la sociedad. Han perdido mucho de su componente religioso, aunque la procesión sigue siendo multitudinaria y presenta algunos «momenticos» especialmente entrañables, como la jota que se canta al santo en la Plazuela del Consejo o el Agur jaunak interpretado en su honor en el lugar, frente a la iglesia de San Cernin en que se dice que fue bautizado.
El «riau-riau», con el que el pueblo acompañaba, a los sones del «Vals de Astráin», al Ayuntamiento en cuerpo de ciudad, retardando lo más posible su marcha desde la Casa Consistorial hasta la iglesia de San Lorenzo, para celebrar aquí las Vísperas del Santo, ha tenido que suspenderse porque en los últimos años había sido ocasión de protestas y disturbios. Ahora bien, recientemente se está volviendo a festejar -originalmente, por iniciativa de clubs de jubilados-, aunque sin la corporación municipal.
Consiste en acompañar (más bien conducir) a la manada de toros y cabestros que a las ocho de la mañana (debido a los cambios de hora, antes se celebraban a las seis y hasta los años setenta a las siete) desde los corrales de Santo Domingo, donde han pasado la noche, hasta la plaza de toros. Es un acto sumamente peligroso que cuenta con la participación, especialmente los fines de semana, de miles de personas de todo el mundo.
El primer encierro de las fiestas es el del día 7 de julio y el último el del día 14.
Los encierros de San Fermín tienen un origen medieval en la «entrada»: los pastores navarros traían a los toros de lidia desde las dehesas de La Ribera de Navarra hasta la plaza mayor, que servía de coso taurino al no existir una plaza de toros.
La noche anterior a la corrida la pasaban acampados cerca de la ciudad, y al amanecer, entraban a la carrera arropados por los toros mansos (cabestros) y acompañados de gente que, a caballo o a pie, ayudaba con palos y gritos a encerrarlos en los corrales.
En 1717 y 1731 se producen bandos que prohíben correr el encierro. En 1776 se construye el primer vallado hasta la plaza de toros que estaba en la actual plaza del Castillo. Con el tiempo, a finales del siglo XIX, se pasó de correr detrás de ellos para ayudar a encerrarlos, a correr delante; así se convirtió en una costumbre popular.
Ya en 1856 pasa a denominarse encierro (antes era entrada) y se corren por primera vez por la calle Estafeta. Dicen las crónicas que los primeros en desafiar las prohibiciones que impedían correr delante de los toros fueron los carniceros del Mercado de Santo Domingo, situado junto a la cuesta del mismo nombre. En 1867 el consistorio dicta un bando para reglamentar la carrera, y se documenta el primer «montón» en 1878.
Antes de correr el encierro, los participantes piden ayuda a san Fermín mediante unos cánticos que se entonan en la cuesta de Santo Domingo (al inicio del recorrido) 5, 3 y 1 minuto antes del encierro. Desde el año 2009 los cánticos se interpretan tanto en castellano como en euskara.
«A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición. Entzun, arren, San Fermin zu zaitugu patroi, zuzendu gure oinak entzierro hontan otoi. Viva San Fermín! Viva! Gora San Fermin! Gora!».
El recorrido se realiza a lo largo de las calles de la parte vieja de Pamplona. Da comienzo en los corralillos de la cuesta de Santo Domingo, subiendo hasta la Plaza Consistorial (Plaza del Ayuntamiento) y girando por la calle Mercaderes, para acceder a la calle Estafeta que conduce finalmente por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la Plaza de Toros.
El itinerario original terminaba en la Plaza del Castillo, y ha variado a lo largo de la historia, siendo en 1856 la primera vez que discurrió por la calle Estafeta. La esquina entre Mercaderes y Estafeta es un lugar muy solicitado por los fotógrafos, y es en esta última calle donde se puede ver el tramo recto más largo de los encierros.
La manada traza el recorrido completo en unos cuatro minutos de media, a unos 25 km/h. La manada está compuesta por seis toros y ocho cabestros, seguidos de unos mozos que hacen de pastores en caso de que los toros o los cabestros se queden rezagados. Los pastores van identificados con un brazalete, actualmente de color verde, y recientemente han adoptado una indumentaria de ese mismo color para diferenciarse claramente del resto de participantes en la carrera. La ganadería de los toros cambia cada día, participando por tanto 8 ganaderías a lo largo de los Sanfermines.
El encierro se puede observar en los vallados de madera que se instalan a lo largo de las calles (aunque habrá que situarse en los lugares adecuados cerca de dos horas antes del comienzo), desde algún balcón privado a precios bastante caros, o bien en la propia plaza de toros, donde habrá que pagar un módico precio los días festivos y fines de semana, siendo el resto de días gratuita la entrada.
Hay ciertas normas de seguridad para correr el encierro que todos los mozos deberían conocer. Estas incluyen no levantarse inmediatamente en caso de caída y cubrirse la cabeza con los brazos en posición fetal, bajo riesgo de cornada grave por parte de los toros. También es importante tomar por el interior la curva de Mercaderes con Estafeta, ya que si los toros vienen muy rápidos o está el suelo resbaladizo, suelen golpear con toda su masa contra el vallado protector del exterior de la curva. Está igualmente prohibido correr el encierro con mochilas o cámara de fotos o vídeo.
Cuando todos los toros se encuentran ya en los corrales de la plaza, los corredores esperan en el ruedo a que se suelten reses bravas. Es habitual que la gente se coloque sentada frente a la puerta de salida, para que la vaquilla pase por encima.

Muchas personas son arrolladas por la vaquilla, en parte debido a que con tanta gente participando de la actividad es difícil saber en que dirección se mueve el animal.
Es de suma importancia resaltar que, a diferencia de lo que ocurre en buena parte de cosos en que se celebra suelta de vaquillas, en Pamplona está prohibido terminantemente maltratar a los animales, propinar patadas, subirse encima, tomarlas del rabo o similar. El transgresor de esta norma suele ser reprendido de forma contundente por la multitud y además se arriesga a una fuerte multa.

@Culturizando

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