Toda la familia de plantas que llamamos cactus es xerófila. Es decir, los cactus son “amantes de la sequía”, según reza la etimología del término. En realidad, no es que “les guste” el ambiente seco, sino que se adaptan muy bien a las condiciones de aridez, y son capaces de captar la humedad y retenerla como ninguna otra.
Se dice que los cactus tienen hojas suculentas, que almacenan el agua en fibras y pequeños depósitos, dependiendo de la especie concreta. Todas las plantas tienen vacuolas (depósitos especializados en guardar agua), pero en las de las especies desérticas, estas son mayores; y sus células manejan mejor el mecanismo de hidratación y deshidratación. Los cactus también están recubiertos de una especie de cera que evita la evaporación.
Fuente: Quo.es
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