Cuando hablamos de Whisky inmediatamente pensamos en Escocia y en Johnnie Walker, pero ¿cuál es realmente el origen de esta popular y antigua bebida alcohólica? A continuación te traemos parte de su historia.
La reseña escrita más antigua que se ha encontrado data de 1494 en Escocia. Pero también existen reseñas históricas que acreditan que en 1405, monjes elaboraban Whisky en Irlanda, dato que aún no es conocido por muchos.
Esta nos traslada entre los siglos VI y IX, cuando Europa vivía tiempos religiosos muy difíciles, los bárbaros habían arrasado con buena parte de su territorio, y la práctica del cristianismo se había vuelto muy problemática.
Por esta razón, Irlanda se convirtió en una sede importante para la práctica del catolicismo, y hacia allí peregrinaban fieles de distintas procedencias, deseosos de continuar con la práctica de su religión.
Entre ellos, arribó un grupo de monjes procedentes de Oriente Medio, que consigo traían un objeto conocido como alambique, el era utilizado para destilar perfumes.
Pero en Irlanda no tardaron en darse cuenta de que este objeto servía para otros usos, y aseguran con orgullo que el arte de la destilación del Whisky se inventó en ese país.
Así nació el Uisce Beatha, (pronunciado ish-kee-ba-ha) o Agua de la Vida en irlandés.
Y desde allí, las técnicas de elaboración se difundieron poco a poco a Escocia. Lo primero que se destiló fue una mezcla de agua y cebada, a partir de lo cual se consiguió una bebida alcohólica.
Su nombre, Uisce Beatha o Agua de la Vida, se lo debe al hecho de que, como en la región no tenían acceso a medicinas de ninguna índole, una medida de dicho preparado era lo único con lo que contaban los enfermos como remedio a sus males, debido a que el alcohol es un combatiente natural de las bacterias nocivas en el cuerpo.
Los beneficios que producía no tardaron en propagarse de boca en boca, con lo que la popularidad del producto llegó a todos los rincones del país.
En el siglo XII, cuando Enrique II (en ese tiempo rey de Inglaterra) invadió Irlanda, sus soldados quedaron sumamente impresionados por como aumentaba el espíritu bélico de sus enemigos irlandeses luego de ingerir una bebida hasta ese momento desconocida por ellos, pero rápidamente adoptada, claro que al no hablar irlandés decidieron anglicanizar las palabras celtas y poco a poco fueron cambiando de Uisce Beatha a Uisce a finalmente Whisky.
A partir de allí, la fama del Whisky irlandés empezó a crecer a un ritmo frenético y hasta los comienzos del siglo XX era el Whisky de referencia a nivel mundial.
A finales del siglo VIII había un total de dos mil destilerías en Irlanda. En ese momento, el mercado mundial de Whiskey irlandés comprendía la totalidad del Imperio Británico y Estados Unidos, donde existían más de 400 marcas diferentes y era la bebida preferida.
Desafortunadamente la industria se fue a pique, víctima de dos eventos históricos no relacionados que afectaron su producción y exportación: El primero, se dio en 1916 se libró la Guerra de Independencia en Irlanda. El primer efecto que tuvo fue el deterioro de las relaciones comerciales con el Imperio Británico, y en 1919 empezó la Ley Seca en Estados Unidos, que prohibía la importación de bebidas alcohólicas.
De esta manera los principales y más grandes mercados quedaban cerrados al Whiskey irlandés (whiskey como se le conoce hasta ahora al aguardiente de malta elaborado en Irlanda y Estados Unidos).
La producción y exportación del Whisky escocés empezó a tomar forma durante estos años. Paulatinamente, la industria del whiskey en Irlanda fue decayendo y las destilerías más pequeñas fueron cerrando.
Cuando la prohibición fue abolida en 1933, ya no había whiskey para vender, debido a que el proceso de elaboración tiene que empezar con siete años de antelación para su debido añejamiento. Fue así que los escoceses finalmente se adueñaron del mercado mundial del whisky.
@Culturizando
Fuente: hagotrago
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