Los verbos intransitivos admiten a veces pronombres que no tienen propiamente una función semántica por lo que no aluden a ningún objeto directo o indirecto y adoptan matices temporales, aspectuales o evidenciales. La tradición gramatical habla de “pronombres expresivos” o ”pseudoreflejos”, en casos como irse, marcharse, cuya presencia es habitual aunque no obligatoria. Así podemos decir: “Voy a Caracas” o “Me voy a Caracas”.
En España algunos verbos no han adquirido esta posibilidad gramatical, mientras que, como ya decía Charles Kany, en el español de América, “se usan los pronombres reflexivos con verbos intransitivos más frecuentemente de lo que suele hacerlo la lengua consagrada con verbos como venir, subir, entrar, huir, amanecer, volver, regresar, enfermar, demorar, recordar, tardar, y otros (…) eran frecuentes en la lengua antigua: Cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte… (J. Manrique, Coplas…)” Cfr. Ch. Kany, Sintaxis hispanoamericana.
Por ejemplo: Me regreso a Piura el jueves. Se enfermó de paludismo. “Estoy mejor que donde la señora Zoila, pensaba Amalia, que en el laboratorio, una semana que no se soñaba con Trinidad.” (M. Vargas Llosa, Conversación en La Catedral); “Apenas si me recuerdo que decía” (Enrique López Albújar, Matalaché, Lima, Peisa, 1996, pág. 107); “Quién iba a decir que Popeye se recibirá de arquitecto” (Mario Vargas Llosa, Conversación en La Catedral).
Fuente: Castellano Actual
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