Se precisa una acción urgente y acelerada para acabar con la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y a otras «prácticas nocivas» y abusos cometidos contra las mujeres y las niñas, dijo este martes la agencia de salud sexual y reproductiva de la ONU en su último gran informe sobre el estado de la población mundial.
El estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas destaca que cada año millones de niñas son sometidas de forma rutinaria a prácticas que les perjudican tanto física como emocionalmente con el pleno conocimiento y consentimiento de sus familias, amigos y comunidades.
«Las prácticas nocivas contra las niñas les causan traumas profundos y duraderos, privándolas de su derecho a alcanzar su pleno potencial», dijo la directora ejecutiva del Fondo, la doctora Natalia Kanem, en un comunicado de prensa.
El informe enumera al menos 19 ritos, que van desde el planchado de los senos hasta la prueba de virginidad, que se consideran violaciones de los derechos humanos.
Los tres abusos más comunes
El informe se centra en las tres prácticas más frecuentes: la mutilación genital femenina, que se estima afectará a 4,1 millones de niñas este año; el matrimonio infantil, con 33.000 niñas menores de 18 años obligadas a casarse; y el sesgo extremo contra las hijas, a favor de los hijos varones.
Esta preferencia extrema y continua por los hijos varones en detrimento de las hijas en algunos países ha alimentado la selección del sexo con sesgo de género, o la negligencia extrema, que conduce a la muerte de las niñas cuando son niñas, lo que da lugar a unos 140 millones de «mujeres desaparecidas», continúa el informe.
Durante una entrevista, la directora del Fondo en Ginebra, Mónica Ferro, alertó de que todas estas prácticas nocivas se basan en la «suposición de que los derechos y el bienestar de las mujeres y las niñas son menores que los de los hombres y los niños», lo que da lugar a que «tengan menos opciones y a que se las ponga bajo el control sexual, económico y jurídico de los hombres, lo que también constituye una violación de sus derechos humanos».
Respetar, proteger y cumplir las obligaciones legales
Ferro señaló que los datos reunidos en el informe podían resumirse en tres palabras: respetar, proteger y cumplir.
«Debemos fomentar el respeto por las mujeres y las niñas, cambiando las actitudes y las prácticas», que las convierten en mercancía. «Debemos proteger a las mujeres y las niñas cumpliendo las leyes contra prácticas como el matrimonio infantil y la mutilación femenina, pero también cambiando las actitudes y las normas». Y los gobiernos deben cumplir sus obligaciones en virtud de los tratados de derechos humanos», que exigen la eliminación de esas prácticas y rituales, explicó.
Sin embargo, el estudio indica que algunas de las prácticas están disminuyendo en los países donde han sido más frecuentes, pero que en realidad y debido al crecimiento de la población, el número de niñas sometidas a ellas aumentará en los próximos decenios de no adoptarse medidas urgentes.
Asimismo, recuerda que los países que ratificaron tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño tienen el deber de poner fin a los daños, ya sean infligidos a las niñas por miembros de la familia, comunidades religiosas, proveedores de atención de la salud, empresas comerciales o las propias instituciones del Estado.
Muchas naciones han respondido aprobando leyes, pero no son suficientes por sí solas. EL Fondo de la ONU considera que, tras décadas de experiencia, los enfoques de abajo hacia arriba, desde la base hasta lo más alto, son mejores para lograr los cambios deseados.
Enfrentarse a una crisis silenciosa y endémica
«Debemos afrontar el problema atajando las causas fundamentales, especialmente con las normas que propician el sesgo de género. Debemos apoyar mejor los esfuerzos de las comunidades para que comprendan el costo que estas prácticas se cobran en las niñas y los beneficios que se derivan de ellas para toda la sociedad al finalizarlas”, dijo Kanem.
Según el organismo, es posible acabar con el matrimonio infantil y a la mutilación genital femenina en todo el mundo en un plazo de 10 años, aumentando los programas para mantener a las niñas en la escuela durante más tiempo y enseñarles aptitudes para la vida cotidiana, así como lograr que los hombres y los niños participen en el cambio social.
El Fondo calcula que, para acabar con estas dos prácticas, que acabarían con el sufrimiento de unos 84 millones de niñas, sería necesaria una inversión de 3400 millones de dólares hasta el año 2030.
La COVID-19 altera los planes
Si bien se han hecho progresos para acabar con algunas prácticas perjudiciales en todo el mundo, la pandemia de la COVID-19 amenaza con revertir los logros alcanzados.
Un reciente análisis revela que, si los servicios y programas permanecen cerrados durante seis meses, de aquí a 2030 otros 13 millones de niñas podrían ser obligadas a contraer matrimonio y unos dos millones serían sometidas a mutilación genital femenina.
«La pandemia dificulta y hace que nuestro trabajo sea más urgente, ya que ahora están es riesgo muchas más niñas», concluyó Kanem. «No nos detendremos hasta que los derechos, las opciones y los cuerpos de todas las niñas sean totalmente suyos«.
Ferro añadió que, para llegar a los cero casos, se necesita actuar mucho más rápido.
Con información de ONU noticias / Imagen: Shutterstock
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