Septiembre viene de septem (siete en latín). Se llama así porque era el séptimo mes del calendario romano hasta el año 153 a. de C., cuando el inicio del año se trasladó de marzo a enero.
La forma tradicional en la escritura y en la pronunciación es setiembre (sin p). La forma latinizante septiembre la introduce la Academia en 1739 con la publicación del último volumen del Diccionario de Autoridades. Nos encontramos aquí ante un caso de influencia de la escritura en la pronunciación. Hoy las dos grafías se consideran correctas, aunque hay preferencia por la variante con p en la lengua culta.
Fuente: Redacción Culturizando | Blog de Lengua
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