La palabra despecho viene del latín despectus (desprecio, menosprecio). Esta palabra aparece en español por primera vez en el Cantar de Mio Cid. A partir de despecho, en el siglo XIX se creó por vía culta el adjetivo despectivo, sinónimo de despreciativo.
Hoy en día está relacionada al sufrimiento por el mal de amores. Su definición es «Malquerencia nacida en el ánimo por desengaños sufridos en la consecución de los deseos o en los empeños de la vanidad».
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