En 1995, mientras transcurría el primer período presidencial de Bill Clinton en los Estados Unidos, una joven de 22 años llamada Mónica Lewinsky, que recién se graduaba de psicología, consiguió hacer una pasantía en la Casa Blanca.
Posteriormente fue empleada de manera formal como funcionaria de la Oficina de Asuntos Legislativos, este cargo le permitía relacionarse directamente con el presidente norteamericano.
En abril de 1996, fue reubicada de forma provisional al Pentágono, porque sus supervisores sentían que Lewinsky estaba pasando demasiado tiempo con el presidente Clinton. Incluso el embajador de las Naciones Unidas, Bill Richardson, le ofreció un puesto en dicha organización pero la joven se negó, ya que quería seguir trabajando en la Casa Blanca.
Entre noviembre de 1995 y marzo de 1997, Lewinsky y el presidente Clinton mantuvieron al menos 9 encuentros sexuales, esto según declaraciones posteriores de la misma Mónica. Incluso, confesó que muchos de estos encuentros ocurrieron en el mismo Salón Oval de la Casa Blanca.
Linda Tripp era una funcionaria del Ministerio de Defensa y además amiga de Lewinsky que conocía todos los detalles de los encuentros secretos de Mónica y el presidente. Incluso grabó estas confesiones y convenció a su amiga de guardara los regalos que Clinton le había dado y un vestido azul que estaba manchado con el semen del presidente.
La historia de Lewinsky y Clinton fue publicada en 1998 en la revista Newsweek y el Washington Post luego de que Linda Tripp se encargara de difundir los detalles que conocía de la relación.
La noticia no tardó en aparecer en todos los medios y en ser el tema de conversación de los norteamericanos y en muchos otros lugares del mundo. A los pocos días, Bill Clinton apareció públicamente con su esposa Hillary para ofrecer declaraciones:
«Quiero que me escuchen. Voy a decir esto de nuevo: yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky. Yo nunca le dije a nadie que mintiera, ni una sola vez; nunca. Estas alegaciones son falsas».
Sin embargo, las palabras del presidente no apagaron la polémica; durante meses se habló del romance pero ni siquiera Lewinsky confirmaba la relación. El 28 de julio de 1998, Mónica recibió protección de testigo a cambio de un testimonio en el gran jurado sobre su relación con Clinton.
En ese momento entregó a los investigadores el vestido azul manchado de semen con el que se confirmaría luego con una prueba de ADN su testimonio sobre su romance con el presidente.
El 17 de agosto de 1998, Clinton admitió en una grabación que había tenido una «relación física impropia» con la joven, pero nunca admitió que hayan tenido relaciones sexuales sino que solo recibió sexo oral.
Dos meses más tarde, el presidente Clinton fue hallado culpable por desacato a la Corte Suprema y multado por 90 mil dólares por dar un falso testimonio, aunque luego fue absuelto por el Congreso y pudo permanecer en su cargo.
Este caso destapó muchos escándalos sexuales que afectaban a miembros del Partido Republicano del Congreso, incluso a muchos de los que habían pedido la destitución del presidente Clinton.
Con información de Playbuzz
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