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El afrodisíaco mortal del Marqués de Sade

El afrodisíaco mortal del Marqués de Sade

Pensar en irse de fiesta con el Marqués de Sade inmediatamente despierta la lujuria y la sensación de que las cosas pueden ponerse feas. Seguramente sus invitados a una cena-orgía organizada por el padre del sadismo, sabrían que la noche sería única. Lo que nadie imaginó, es que esta sería la última noche para muchos de ellos.

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A finales del siglo XVIII, el Marqués de Sade organizó una orgía en la ciudad de Marsella. Pero no fue una orgía cualquiera, decidió utilizar un potente afrodisíaco conocido como cantárida. Para que pasase desapercibido, y puesto que este afrodisíaco puede mezclarse fácilmente en la comida o bebida, decidió utilizarlo en la cena que sirvió a sus invitados.

El resultado fue el esperado, en la cena se produjo una gran excitación de los comensales, pero el resultado no pudo ser más trágico. El marqués utilizó gran cantidad y fueron muchos los muertos y enfermos como resultado de tal velada. La dosis mortal de la cantárida es de dos centigramos, lo que hizo que la cena se convirtiera en una orgía mortal.

Como consecuencia de los hechos, la justicia francesa intervino, aunque el Marqués de Sade se salvo por contar con influyentes amistades.

¿Qué es la Cantárida?

Es un insecto de color verde esmeralda metalizado, su tamaño de 12 a 22 mm de largo y de 5 a 8 mm de ancho. Se encuentra en ecosistemas cálidos y subtropicales. En Europa, bien extendida en sus regiones meridionales, también era conocida como “mosca de España”. En América existen más de 250 especies de la misma familia. Vive sobre las plantas de las familias Caprifoliaceae y Oleaceae: olivos, saúcos, fresnos, álamos, etc.

El extracto de cantárida se presentaba en polvo (obtenido mediante desecación y triturado), tintura o aceite y emplasto. Aunque sus efectos eran conocidos desde la antigüedad (el uso médico de este escarabajo parte de algunas descripciones que realizara Hipócrates), el principio activo de la cantárida, la cantaridina, fue descubierto a principios del siglo XIX. En medicina se usaba principalmente por su poder vesicante para el tratamiento de ulceraciones de la piel, aplicando emplastos que supuestamente ayudaban a eliminar sus líquidos perniciosos. También se ha tratado con ella la alopecia y, por vía oral, se ha prescrito como diurético y contra la incontinencia urinaria.

Aparte de los efectos vesicantes sobre la piel, tomada por vía oral afecta la mucosa gastrointestinal donde produce epigastralgia, náuseas, vómito y diarrea, y en el urotelio desde el riñón hasta la vejiga donde produce irritación intensa incluso hasta la retención urinaria y sangrado (hematuria). En pequeñas dosis únicamente producirían molestias urinarias acompañadas de priapismo.

Este efecto secundario, la erección espontánea del pene, convirtió a la cantárida en el afrodisíaco de referencia hasta el siglo XVII cuando cayó en desuso dado el número de envenenamientos, con consecuencias mortales, que produjeron tales prácticas. Sólo a mediados del siglo XVIII volvería a estar de moda, cuando en Francia se la conoció como los caramelos Richelieu: “pastilles Richelieu”. También fue usada como abortivo, como estimulante (ya que otro de sus efectos es el de producir insomnio y una cierta agitación nerviosa), y directamente como veneno; en polvo, mezclada con la comida, puede pasar desapercibida.

Pero en realidad no se trata de un afrodisíaco propiamente dicho, es un vesicatorio. Vesicatorio que lo que hace es inflamar los genitales, que es cierto que excita, pero que también inflama riñones y aparato digestivo pudiendo causar la muerte.

El Marqués de Sade, conocedor o no de su poder, se dejó llevar por el placer, y sus “inocentes” invitados, fueron las víctimas de este “excitante” experimento.

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