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‘Cuento de Navidad’ de Dickens: una guía para nuestros propósitos de Año Nuevo

‘Cuento de Navidad’ de Dickens: una guía para nuestros propósitos de Año Nuevo

Los propósitos de año nuevo se pueden hacer desde la propuesta que hace Dickens en su ‘Cuento de Navidad’: reflexionar sobre el pasado y el presente para planear el futuro que deseamos.

Cada año, al llegar diciembre, muchos hacemos un balance de nuestra vida y nos marcamos nuevos propósitos para el año que viene. Sin embargo, como bien nos enseña la historia de Ebenezer Scrooge, el avaro protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens, reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro es clave para que esos propósitos se conviertan en cambios reales.

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Este clásico navideño cuenta la transformación de Scrooge gracias a la visita sucesiva, en la víspera de navidad, de tres espíritus: el del pasado, el del presente y el del futuro. Gracias a ellos, el protagonista no solo tiene una oportunidad de redención, sino que también recibe una lección sobre cómo afrontar sus decisiones y transformar su vida. ¿Cómo podemos aplicar este modelo a nuestros propósitos personales?

El espíritu del pasado: aprender de nuestras experiencias

El primer espíritu que visita a Scrooge lo lleva a revivir episodios de su pasado, recordándole tanto momentos felices como decisiones que lo alejaron de la bondad y la felicidad. Para nosotros, este ejercicio implica mirar hacia atrás y reflexionar sobre qué hemos logrado, qué decisiones nos han llevado a ser quienes somos y qué errores cometimos. En otras palabras, consisten en realizar un autoanálisis. Podemos preguntarnos: ¿Qué hicimos bien este año? ¿Qué propósitos quedaron pendientes?

Como afirmaba Confucio, estudiar el pasado nos permite pronosticar el futuro. No se trata de que nos pese, sino de usarlo como una fuente de aprendizaje para trazar un camino mejor.

El espíritu del presente: actuar aquí y ahora

El segundo espíritu muestra a Scrooge cómo está afectando su comportamiento actual a las personas que lo rodean. Este espíritu nos recuerda la importancia de tomar conciencia de cómo nuestras acciones presentes moldean nuestras relaciones, nuestro bienestar y nuestras oportunidades.

En el contexto de los propósitos de Año Nuevo, esto significa hacer un inventario honesto de nuestra situación actual. Esto es, preguntarnos: ¿Estoy realmente comprometido con lo que quiero cambiar? ¿Qué pequeñas acciones puedo implementar para acercarme a mis objetivos?

Si, como decía el escritor estadounidense Horace Jackson Brown, nuestros días tienen exactamente las mismas horas que los de Helen Keller, Pasteur, Miguel Ángel, la Madre Teresa, Leonardo da Vinci y Albert Einstein, no podemos agarrarnos a la excusa de que no tenemos tiempo.

El espíritu del futuro: planificar para lo que viene

Finalmente, el tercer espíritu muestra a Scrooge el futuro sombrío que le espera, donde su legado es de indiferencia y soledad. Este fantasma es un recordatorio poderoso de que nuestras decisiones actuales tienen consecuencias. Sin embargo, también nos da esperanza: al igual que Scrooge logra cambiar su destino, nosotros también podemos moldear nuestro futuro.

Imaginemos cómo nos gustaría que fuera nuestra vida en un año. Y preguntémonos: ¿Qué cambios debo hacer hoy para lograr ese propósito? ¿Cuál es el peor escenario si sigo postergando mis metas? Estas preguntas nos pueden ayudar aclarar qué y quienes nos hacer verdaderamente felices.

Como decía Mahatma Gandhi, “el futuro depende de lo que hagas hoy”: no es necesario marcarnos propósitos y objetivos ambiciosos para dentro de unos meses, sino pensar en esos pequeños cambios posibles a partir de ya.

Tres escenarios, una decisión

Al igual que los tres espíritus guiaron a Scrooge, nosotros también podemos analizar tres escenarios posibles para tus propósitos de Año Nuevo:

  1. El escenario bueno: representa el éxito, donde logramos cumplir nuestras metas gracias a la disciplina, la constancia y la acción oportuna.

  2. El escenario esperado: es la continuación de nuestro estado actual, donde no avanzamos ni retrocedemos, pero las oportunidades de cambio se desvanecen.

  3. El escenario malo: es el futuro que todos tememos, donde la falta de compromiso y acción nos lleva a lamentar lo que podría haber sido.

El escritor francés Victor Hugo lo expresó de esta manera: “El futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos lo desconocido, para los valientes es la oportunidad”.

La redención personal

El viaje de Ebenezer Scrooge es una historia de transformación que nos recuerda que nunca es tarde para cambiar. Sus decisiones, impulsadas por las lecciones de los espíritus, le permitieron convertirse en una mejor versión de sí mismo. De manera similar, los propósitos de Año Nuevo no son solo una lista de deseos, sino una oportunidad de reflexionar, actuar y redirigir nuestra vida hacia lo que realmente queremos. Una oportunidad para empezar desde cero y alinearnos con nuestro yo ideal.

En este inicio de año, podemos hacer una pausa y reflexionar sobre nuestro propio pasado, presente y futuro. Aprender de nuestros errores, actuar con determinación y planificar con esperanza.

Como dijo el político e inventor estadounidense Benjamin Frankllin: “Si fallas en planear, estás planeando fallar”.

Tomemos las riendas de nuestra historia y hagamos de este año una versión renovada y exitosa de nuestras vidas.

Fernando Díez Ruiz, Professor, Faculty of Education and Sport, Universidad de Deusto y Elene Igoa Iraola, Profesora e Investigadora Universitaria, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Deusto

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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