El 9 de abril de 2021 fue anunciada la muerte de Felipe, duque de Edimburgo y príncipe de Reino Unido, el esposo de la reina Isabel II. Si bien su figura ha sido un tanto opacada por la de su imponente pareja, este personaje también tuvo una vida particularmente interesante…
Felipe de Grecia y Dinamarca nació en Corfú, una isla griega; era miembro de la familia real de este país, siendo nieto del monarca reinante. Al poco tiempo, debido a la naturalización británica de su abuelo materno, el apellido de la familia se convierte en Mountbatten.
Con los años, debido a la complicada situación política que atravesaba la nación, mientras su tío era rey, Felipe, quien era apenas un bebé, abandona Grecia rumbo a Francia junto con su familia, hasta el punto de que nunca aprendió a hablar griego completamente.
Recibió su temprana educación en Francia, pero después de que su madre resultara internada en una institución psiquiátrica por esquizofrenia, y su padre se fuera con otra mujer, él fue enviado a un internado en Reino Unido.
Años después conocería a su prima tercera, quien era cinco años menor que él, la cual quedó impresionada con su persona desde el primer encuentro; sí, la futura reina Isabel II. Desde entonces se hicieron muy amigos, pero se avecinaba una gran guerra y Felipe debía cumplir servicio militar…
En 1939 Felipe se une a la Marina Real británica y no solo tiene éxito ideando maniobras de escape y distracción en contra de los enemigos, sino que se convierte en el mejor de su promoción, siendo reconocido con varias medallas por su desempeño.
Matrimonio con la reina
Una vez termina la Segunda Guerra Mundial, luego ya de haber transcurrido alrededor de siete años, Felipe pide la mano de Isabel y se casan un año después esperando que ella cumpliese 21 años, por petición de su padre, el rey Jorge IV.
Sin embargo, esto implicaba ciertos sacrificios de su parte, como el hecho de renunciar a su título “de Grecia y Dinamarca” para obtener el título de “duque de Edimburgo” y además renunciar a su religión, el cristianismo ortodoxo griego por el cristianismo anglicano.
En 1952 Isabel se convierte en la reina de Gran Bretaña, y ya que su esposo era un entusiasta de la tecnología, insistió en que su coronación fuese televisada, incluso, se dice que muchas personas compraron su primer televisor para ver semejante ceremonia en vivo; no obstante, el verdadero drama en la vida del duque de Edimburgo estaba por comenzar…
Felipe era el esposo de la reina, pero no era el rey, así que debía buscar su propio papel que, aunque no lo pareciera, era importante. En 1957 se le da el título de príncipe de Reino Unido y se le nombra como el primer caballero en la precedencia del Reino Unido, pero en cuanto su rol dentro de la realeza, su situación no sería muy placentera…
Se especulaba que el matrimonio cambiaría el apellido de la casa real de Windsor a Mountbatten, y era algo con lo que Isabel estaba de acuerdo; sin embargo, su familia no, así que presionaron a la reina para que mantuviese el Windsor. Esto molestó enormemente a Felipe, quien llegó a declarar lo frustrante y molesto que era ser el único hombre en el país que no podría dar su apellido a sus hijos. Al menos, en 1960, la reina declaró que los descendientes masculinos que no tuviesen el título de príncipes ni el tratamiento de “su alteza real”, podrían apellidarse Mountbatten-Windsor.
A pesar de lo discutible, se sabe que la pareja fue muy feliz e incluso se conocen algunas cartas románticas que intercambiaron cuando estaban lejos; pero, las polémicas del duque de Edimburgo se limitaron a las paredes del Palacio de Buckingham…
Un personaje polémico
Aunque todos sabemos que la reina Isabel II es un personaje sigiloso y un tanto misterioso, su marido siempre fue un personaje sumamente vocal, un rasgo que lo hizo ser protagonista de las controversias en más de una ocasión. Llegó a hacer comentarios políticamente incorrectos los cuales fueron considerados como machistas o xenofóbicos, haciéndolo foco de la polémica. Como la ocasión en que le preguntó a una chica africana en un acto si era hombre o mujer; sin embargo, como dato curioso, también es en África donde Felipe es mucho más venerado que su famosa esposa.
Existe una tribu en Vanuatu que considera que el príncipe es la reencarnación de un antiguo guerrero que nunca regresó a su hogar, por lo tanto, en este lugar Felipe es adorado como un dios y se piensa que su muerte no cambiará las tradiciones y costumbres que tienen para venerarlo.
Pero sin lugar a dudas, la mayor polémica en su vida vendría después de la muerte de su exnuera, la princesa Diana de Gales. Después de que la amada princesa falleciera en sospechosas condiciones junto con su prometido Dodi Al-Fayed, el padre de este último no solo acusó a la monarquía británica de haber provocado el acontecimiento, sino que señaló directamente a Felipe como alguien involucrado en este incidente. Aunque efectivamente nunca se pudo comprobar su participación en el hecho, la familia real de Reino Unido sigue siendo vista como culpable del accidente.
Duque de Edimburgo: sus últimos años
Si bien era un personaje polémico al hablar, en cuanto a su rol en la monarquía no solía ser muy referenciado, pero en realidad Felipe sí era responsable de muchos asuntos importantes. El príncipe, a pesar de que se había retirado de sus responsabilidades públicas, continuaba siendo líder, o al menos miembro de alrededor de 780 organizaciones.
Finalmente, Felipe falleció el 9 de abril de 2021 a los 99 años, tan solo dos meses antes de cumplir el siglo de vida, convirtiéndose en el consorte real que más tiempo haya vivido en la historia de la monarquía británica.
Aunque la imponente figura de su esposa haya podido opacar a Felipe, no importa si es recordado por la polémica, por sus fotos que se hicieron material de meme, o por el hecho de que sea un dios para una tribu africana. El hecho es que en realidad su alteza real Felipe, duque de Edimburgo, no pasará desapercibido aun después de su muerte.
Con información de Town & Country / I News / Sky News / Wikipedia / Imagen: Shutterstock
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