Eli Cohen fue un espía que trabajaba para la agencia de inteligencia de Israel y que pudo infiltrarse en el alto Gobierno sirio durante años. El caso de Cohen llegó a las pantallas de Netflix con la serie ‘El espía’… ¡Conoce esta interesante historia!
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El 26 de diciembre de 1924 nació Eli Cohen, hijo de dos judíos sirios que se refugiaron en Egipto. Para 1949, sus padres y hermanos decidieron mudarse a Israel, pero Cohen se quedó en Alejandría como activista sionista por cinco años más.
Inicios en el espionaje
En 1955 Cohen viaja a Israel para entrenarse como espía. Al año siguiente vuelve a su país de nacimiento, pero ya estaba siendo monitoreado por las autoridades egipcias, por lo que fue detenido y deportado a Israel.
Eli Cohen solicitó un puesto en el Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, pero fue negado en tres ocasiones. A raíz de esto, Eli Cohen se convirtió en contador, llevó una vida estable y se casó con Nadia Majald, una judía de origen iraquí con la que tuvo tres hijos.
La propuesta y la preparación
Para 1960 el Mossad estaba buscando un agente que sirva como espía en Siria, y que dominara el árabe fluido, por lo que le propusieron a Cohen infiltrarse para filtrar información importante del Gobierno sirio.
La misión consistía en hacer pasar a Cohen como un empresario sirio que vivía en Argentina y quería regresar a su país. Para que el personaje fuese creíble, Eli Cohen tuvo que cambiar su identidad a Kamel Amin Tsa’abet y vivir un año en Argentina.
En este país, Cohen se relacionó con personas influyentes sirias, se hizo conocido como un empresario de la industria textil y hacía fiestas gigantes con hombres de poder y reuniones con mujeres de familias de renombre en Siria.
Llegada a Siria
El momento de mudarse a Siria llegó en 1962, ya Cohen se había hecho un nombre entre los poderosos sirios. Llegó con relaciones importantes, entre ellas Amin al-Hafiz, un agregado de la Embajada de Siria en Buenos Aires que llegaría a ser presidente de Siria, y también de George Seif, que trabajaba en el Ministerio de Información.
Durante su estadía en Siria siguieron las fiestas, los excesos de alcohol, prostitutas y préstamos a miembros influyentes del gobierno. Se ganó la confianza de muchos personajes claves, al punto que se le ofreció el puesto de viceministro de Guerra.
Cohen, durante este tiempo, viajaba periódicamente a Israel para visitar a su esposa e hijos. La presión del Gobierno fue cada vez mayor para que Cohen les hiciera llegar información a través de un radio que tenía escondido en su casa.
Fin de la misión y su descubrimiento
En 1964 durante su última visita a Israel, Cohen pidió poner fin a la misión, pero el Mossad le ordenó un último viaje a Siria. La inteligencia israelí empezó a exigirle a Cohen información todas las noches, lo que despertó las sospechas de filtración de información en el Gobierno sirio.
Con dispositivos de inteligencia rastrearon que las señales de transmisiones venían del apartamento de Cohen, por lo que irrumpieron y lo apresaron. En 1965 fue arrestado y torturado; y el Gobierno de Israel intentó negociar por su liberación.
Distintos líderes mundiales, incluyendo al papa Pablo VI, intentaron mediar por Cohen, pero el 18 de mayo de 1965 fue ejecutado públicamente en la plaza Marjeh, en Damasco.
El papel que jugó Cohen fue muy importante para la victoria de Israel en la guerra con Siria de 1967, la Guerra de los Seis Días. Él convenció en su momento al Gobierno sirio a plantar eucaliptos para esconder las bases secretas del ejército israelí, y esto ayudó a que el Mossad pudiera conocer la localización exacta de cada punto militar escondido de Siria.
Serie en Netflix
El caso de Eli Cohen es el más famoso de toda la inteligencia de Israel. En el año 2019, Netflix sacó una serie titulada El espía, que relata la historia de Cohen como espía del Mossad y las dificultades que pasó su familia durante todo este tiempo.
La serie es protagonizada por Sacha Baron Cohen y tiene una puntuación de 7.9 en el portal de IMDb.
Con información de: El Correo / BBC / Semana / Foto: Shutterstock
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Autor:
Nicolás Acosta
