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Cómo las nuevas tecnologías cambian al mundo del arte

Cómo las nuevas tecnologías cambian al mundo del arte

Si bien Internet ya es parte de nuestra vida cotidiana, hace más de dos décadas, el mundo de las criptomonedas ha revolucionado la forma en la que es concebido y adquirido el arte a nivel digital. Así, se ha abierto un nuevo universo de posibilidades que te contaremos a continuación.

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Una vida digitalizada

Mucho se ha hablado sobre la posible muerte de arte a lo largo de la historia. Incluso es un debate que lleva siglos ocupando espacio en medios de comunicación, academias y programas de divulgación. Sin embargo, la creación humana siempre encuentra una nueva forma de manifestarse.

Después de todo, ¿quién podría haber previsto las creaciones del mexicano Diego Rivera? ¿La utilización del color por parte de Vincent van Gogh podía llegar a ser imaginado? ¿O el sorprendente fauvismo de Henri Matisse? Por suerte siempre hay lugar para el avance, la imaginación y la inventiva de nuevos mundos.

Ahora bien, con la llegada del mundo digital hace ya décadas, muchos aseguraron que ahora sí nos encontraríamos ante el fin del arte de una vez por todas, tanto por la fácil reproducción de las mismas, así como también el perjuicio económico que ello podía llegar a significar para los creadores en su conjunto.

Después de todo, la humanidad ha ido avanzando a realizar gran parte de sus actividades cotidianas en línea, aumentando sus consumos por dicha vía. De hecho, de acuerdo a diferentes estudios y estadísticas, se ha llegado al siguiente dato: un adulto promedio pasa alrededor de 7 horas diarias navegando en la web.

Foto de Andrea Piacquadio en Pexels

Por supuesto, ello conlleva a la modificación de diversos sectores, entre los que además del arte, podemos destacar a la industria de la música, del cine, el mundo deportivo, la educación en línea e incluso el teletrabajo, modificando la forma en la que los más jóvenes se vinculan con el empleo.

Por ejemplo, el mundo deportivo ha introducido a las apuestas en línea como uno de los negocios derivados más exitosos de los últimos años, cambiando a su vez la manera en la que los fanáticos experimentan los partidos en vivo y analizan las estadísticas minuto a minuto para sacar mejores conclusiones.

Lo mismo puede pensarse con la industria del cine, en donde el contenido por streaming también alteró los hábitos y consumos de los espectadores, así como también la manera en la que se producen los films y series. La lógica de las temporadas y las maratones, es propia de plataformas como Netflix y Amazon, mientras que la cantidad de temporadas también se define por niveles de audiencia.

Bienvenidos al mundo del criptoarte

Ahora bien, presentado dicho contexto, el arte no es la excepción y ha encontrado una nueva manera de presentarse ante el boom de las criptomonedas, especialmente aprovechando todo lo que la novedosa tecnología “blockchain” – utilizada en monedas virtuales como Bitcoin y Ethereum- tiene para ofrecer a los creadores y compradores.

Es por ello que tanto los artistas como los coleccionistas de arte se encuentran colocando una atención especial al sector del “criptoarte”, que no es más ni menos que contenidos digitales que cuentan con certificado de autenticidad incapaz de ser alterado, recuperando la noción de originalidad y unicidad del arte analógico, al mismo tiempo que eleva los precios de intercambios y subasta.

Foto de cottonbro en Pexels

En tiempos cada vez más veloces, en donde todo se encuentra al alcance de la mano, preguntarse cómo esto es posible es lo primero que hacemos todos. Y es allí en donde entra en escena los llamados NFT (sigla en inglés del término “token no fungible”) y que sirven para representar el valor de piezas digitales.

Este tipo de activos han cobrado fama luego de que muchos protagonistas de imágenes virales, también conocidas como memes, hayan logrado vender la pieza original en el mercado. Por ejemplo, una joven vendió el derecho de la imagen del meme “Disaster Girl”, en el cual se la ve a ella de niña frente a un incendio, por la suma de medio millón de dólares.

Los tokens no fungibles utilizan lo mejor de la criptografía y la tecnología blockchain, es decir cadena de bloques, a través de los cuales se cifra la información. Para ello, es necesario que diversos ordenadores y dispositivos de la misma red participen, lo que produce que solo esos usuarios puedan descifrar el código en cuestión, garantizando su legitimidad y autenticidad.

De esta manera, sitios como Chirstie’s y Sotheby’s, aprovecharon esta nueva tendencia para lanzar subastas de activos vinculados al arte digital, en la que se llegó a subastar una obra en la cifra de 69 millones de dólares. Quien se hizo de dicha suma es Mike Winkleman, más conocido como “Everydays: The first 500 Days”, en la plataforma de Christie’s.

En tanto, Sotheby’s, se encargó miles de cubos creados por el artista digital Pak, quien conserva su anonimato y no se sabe si es un artista o el resultado de un colectivo artístico. El resultado total de las ofertas superó los 16 millones de dólares. Por supuesto, los subastadores no recibieron un objeto físico, sino un token que representa algo similar: la sensación de tener algo único y original.

Con un mercado que ya asciende los 330 millones de dólares, los NFT seguirán dando que hablar en el mundo del arte en los próximos años, más aún cuando logre que reconocidas firmas de otros sectores se sumen a ello. Lejos de asesinar al arte, en definitiva, el mundo digital le ha dado un nuevo aspecto de cara al siglo XXI.

Imagen portada: Pexels

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