Los chimpancés y los orangutanes pueden experimentar la crisis de la mediana edad, del mismo modo que los humanos.
Esta es la conclusión de un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences de de Estados Unidos, que podría probar la teoría que señala que el modelo de bienestar de nuestra especie a lo largo de la vida habría evolucionado en los ancestros que comparten los seres humanos y los grandes simios.
Un equipo internacional de investigadores -entre los que se encuentran el profesor Andrew Oswald, del Departamento de Economía de la Universidad de Warwick (Inglaterra) y el psicólogo Alex Weiss de la Universidad de Edimburgo (Escocia) – descubrió que, al igual que en los humanos, en los chimpancés y en los orangutanes el bienestar sigue una forma de “U” a lo largo de la existencia: es abundante durante la juventud, decae en la edad madura y vuelve a recuperarse de nuevo en la vejez.
Los autores estudiaron a 508 primates que vivían en zoológicos y refugios de Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia y Singapur.
El bienestar de estos simios fue analizado por cuidadores, voluntarios e investigadores. Su felicidad fue evaluada con una serie de medidas adaptadas a partir de medidas de bienestar subjetivo en humanos, según informa la Universidad de Warwik en un comunicado.
El profesor Oswald afirma que: «Teníamos la esperanza de desentrañar un conocido rompecabezas científico: ¿por qué la felicidad humana sigue un proceso en forma de “U” durante toda la vida?”
“Hemos demostrado que la causa no son las hipotecas, las rupturas matrimoniales o cualquiera de las parafernalias de la vida moderna. Los simios también padecen una disminución pronunciada de su bienestar a mitad de su vida, y no cuentan con ninguno de esos elementos”, concluye el investigador.
El presente estudio es el primero de su tipo, por lo que los autores sabían que era poco probable que fuera convencional.
Pero se muestran contentos con los resultados obtenidos. Weiss señala que: «Sobre la base de todas las otras similitudes entre el comportamiento y el desarrollo de humanos y chimpancés y orangutanes, predijimos que también habría similitudes en la búsqueda de la felicidad durante toda la vida entre estas especies. Sin embargo, nunca se sabe van a salir estas cosas, así que es maravilloso cuando los hallazgos resultan coherentes con los de muchas otras áreas».
En su artículo, el equipo explica que sus descubrimientos no descartan la posibilidad de que eventos o fuerzas sociales y culturales contribuyan en parte a que el bienestar humano tenga esa forma de “U”. Sin embargo, los científicos resaltan la necesidad de tener en consideración las explicaciones biológicas o evolutivas de este fenómeno.
@HoyVerde
Fuente: tendencias21.net
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