Dirigida por Michael Gracey (The Greatest Showman), esta cinta cuenta la historia del icónico cantante británico Robbie Williams, pero con un giro inesperado: el propio artista se representa como un chimpancé generado por CGI. Este recurso no solo es visualmente impactante, sino que también simboliza cómo Williams se percibe a sí mismo, un «mono de feria» atrapado en la vorágine del éxito y las expectativas sociales. Conoce todo lo que debe saber sobre la que en mi opinión es una de las mejores biografías musicales de la historia del cine.
La historia detrás del mono
Robbie Williams es conocido por su sentido del humor irreverente y su capacidad para reírse de sí mismo. En Better Man, esto se lleva al extremo al utilizar a un chimpancé como avatar del cantante.
Según el propio Williams, esta elección refleja su percepción interna como alguien que siempre estuvo «actuando» para complacer a los demás, mientras luchaba con sus inseguridades y demonios personales. Este enfoque permite explorar su vida desde una perspectiva íntima y subjetiva, abordando temas como la fama, la adicción y la búsqueda de identidad.
De Take That a la cima del pop mundial
La película recorre los momentos más emblemáticos de la vida de Robbie Williams, desde su infancia en Stoke-on-Trent hasta su meteórico ascenso a la fama como miembro de Take That. Formada en 1990, esta boyband británica conquistó los corazones de millones, pero para Robbie, el éxito vino acompañado de conflictos internos y una sensación de alienación. En 1995, decidió abandonar el grupo para iniciar una carrera en solitario que lo llevaría a convertirse en una superestrella global.
Con éxitos como Angels, Millennium y Rock DJ, Williams no solo demostró ser un talentoso intérprete, sino también un showman nato. Sin embargo, detrás del brillo y los aplausos, enfrentaba batallas personales que lo llevaron al borde del colapso. Esta es la verdadera montaña rusa por la que nos lleva la biografía Better Man.
Un viaje emocional entre luces y sombras
Better Man no es solo una celebración de los logros de Robbie Williams; también es un relato honesto sobre sus caídas. La película aborda temas como su lucha contra la adicción a las drogas y el alcohol, sus problemas de salud mental y las dificultades para manejar la presión mediática. Estas experiencias no solo marcaron su carrera, sino que también lo llevaron a reflexionar sobre quién era realmente detrás del personaje público.
La narrativa está salpicada de momentos profundamente emotivos y números musicales que resignifican algunos de los mayores éxitos de Williams, los cuales fueron escritos por él en esos momentos cruciales de su vida. Canciones como Feel o She’s the One adquieren nuevos significados al ser contextualizadas dentro de su historia personal, que es lo que hace que sea realmente inolvidable esta película.
La visión única de Michael Gracey
Michael Gracey logra un equilibrio perfecto entre lo experimental y lo conmovedor. Al igual que en The Greatest Showman, el director utiliza elementos visuales deslumbrantes para contar una historia profundamente humana. En este caso, el uso del CGI con el genial bailarín Jonno Davies para representar a Robbie como un chimpancé no solo es innovador, sino también simbólico. Este recurso permite explorar aspectos internos del artista que serían difíciles de transmitir con un enfoque más tradicional.
El guion, coescrito por Gracey junto a Oliver Cole y Simon Gleeson, se basa en extensas entrevistas con Williams. Esto dota a la película de una autenticidad única, permitiendo que el cantante reflexione sobre su vida sin filtros ni adornos.
Un cierre espectacular seguido de una reflexión necesaria
La película comienza a despedirse con uno de los momentos más icónicos en la carrera de Robbie: su concierto en el Royal Albert Hall en 2001.
Este evento marcó un punto de inflexión en su vida, no solo por ser un éxito rotundo, sino también porque simbolizó una reconciliación consigo mismo y con su pasado.
En la película se muestra cómo en ese momento de su vida Robbie ya había hecho las paces su padre que por muchos años estuvo ausente persiguiendo también una carrera en es espectáculo y ya estaba en proceso de aceptar sus errores como parte fundamental de su crecimiento personal.
Pero Better Man no finaliza sin antes hacernos reflexionar sobre lo que significa ser mejor. El título Better Man no solo hace referencia a una canción emblemática del artista; también encapsula el mensaje central de la película: la búsqueda constante por ser una mejor versión de uno mismo. A través del humor negro, la música y momentos profundamente humanos, Robbie Williams nos invita a reflexionar sobre nuestras propias luchas internas y la importancia de aceptarnos tal como somos.
Además los créditos finales van acompañados de una nueva canción escrita por Robbie llamada «Forbidden Road», que invita a aceptarse tal como uno es y a ver el pasado como aprendizajes que a veces queremos olvidar pero inevitablemente son parte de nosotros mismos porque nos llevaron a ser quien somos en el presente.
En definitiva, Better Man es mucho más que una biografía musical; es una obra que trasciende los convencionalismos del género para ofrecer una experiencia cinematográfica única e inolvidable. Si eres fanático de Robbie Williams o simplemente buscas una película que te haga reír, llorar y pensar al mismo tiempo, este es un estreno que no te puedes perder en cines.
Reseña de Better Man
«Me senté y esperé…», como dice Robbie Williams en una de sus famosas canciones, a que saliera mi ídolo a contarme su historia.
Ya sabía que sería a través de un mono con sus hermosos ojos claros y con expresiones que me conmovieron profundamente. Dicho esto, ya sabes que la reseña será positiva y estará completamente a favor de ver el detrás de cámaras de la vida de uno de los más grandes showmen que aún están vivos.
No me considero la fan número 1 de Robbie Williams, pero sí tenía idea de sus orígenes musicales, de su oscuro pasado y de su gran concierto en Knebworth, el cual me sé de memoria.
Robbie es un hombre con una fascinación por Frank Sinatra, que ha vivido la mayoría de su tiempo frente a un escenario y que ha hecho del entendimiento y la introspección su estilo de vida.
Ir a ver la película en el cine fue un acontecimiento importante: la primera película que fui a ver en el cine en 2025 y una de las que más he esperado.
Comenzando por ver al mono Robbie jugando fútbol en su barrio, nada ostentoso, más bien humilde, y con las palabras «siempre me he visto como un hombre poco evolucionado», entiendes que la máscara usada tiene varios significados más allá del que yo conocía por la canción Me and My Monkey, donde se representa la parte desenfrenada y sin control del cantante. Lo nuevo es que un ser «menos evolucionado» se deja guiar por sus instintos animales; toma un pensamiento y no necesita más. Se obsesiona con una sola cosa, y esa cosa fue lo que aprendió de su padre, quien le dijo: «Para ser alguien en la vida tienes que tener talento para el espectáculo». Siendo él mismo un hombre menos evolucionado que dejó a un lado a su familia por perseguir una carrera en el entretenimiento, este consejo caló profundamente en el pequeño Mono Robbie, quien solo quería agradarle a su primer ídolo: su padre.
La película retrata una parte de la historia de Robbie que había sido, de alguna manera, censurada quizás para evitar polémicas que lo habrían alejado hasta de la posibilidad de un reencuentro con su banda de origen, Take That. Un boy band que, gracias a Better Man, conocemos como una especie de trampa que solo le sirvió a Robbie para darse a conocer. Aun así, mucho de lo que le pasó en esa época él mismo no lo puede contar debido al alto grado de intoxicación que tenía en su cuerpo.
Al final, Better Man no solo es una película biográfica; es un viaje emocional lleno de matices. Me encantó cómo logra capturar tanto el caos como la belleza detrás del hombre y del mito. Salí del cine sintiendo una conexión más profunda con Robbie Williams, no solo como artista sino como ser humano. Es una obra honesta, innovadora y conmovedora que definitivamente vale cada minuto frente a la pantalla.
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