Un grupo de científicos ha explorado las bases biológicas de la música en roedores. Sus resultados muestran que los animales son capaces de reconocer el ritmo musical de una canción, por lo que sugieren que esta capacidad cognitiva debe tener unas raíces evolutivas muy profundas.
Los motivos musicales de una canción surgen de la disposición temporal de tonos discretos. Estos tonos normalmente tienen pocos valores de duración y se organizan en grupos estructurados para crear patrones métricos.
“Todos identificamos el ritmo de una canción que conocemos independientemente de si hay cambios en el volumen, el instrumento o la velocidad con que se toca”, explica Celma-Miralles
“Todos identificamos el ritmo de una canción que conocemos independientemente de si hay cambios en el volumen, el instrumento o la velocidad con que se toca. Esto es así porque el ritmo se organiza a partir de jerarquías métricas fácilmente reconocibles en la música”, explica Alexandre Celma-Miralles, investigador del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) y del Centro para la Música en el Cerebro del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).
En el estudio, publicado en la revista Psychonomic Bulletin & Review, Celma-Miralles junto a Juan Manuel Toro, coordinador del Grupo de Investigación Language and Comparative Cognition (LCC) en el CBC de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), exploraron las raíces evolutivas de la organización rítmica. La investigación forma parte de un proyecto común con la Fundación Bial sobre las bases biológicas de la música.
Los científicos muestran con esta investigación que la capacidad de detectar la estructura rítmica de una canción, mientras se ignoran los cambios en la superficie, también está presente en otras especies animales.
Reconocer el ‘Cumpleaños feliz’
Para demostrarlo, en la parte experimental del trabajo familiarizaron 40 roedores de la especie Ratus norvegicus con la segunda mitad de la canción Cumpleaños Feliz. Después, los investigadores presentaron a los sujetos dos versiones nuevas de la misma canción y analizaron la respuesta de las ratas a estos cambios.
Las ratas identificaron la versión que mantenía el ritmo, pero no la versión que lo cambiaba
“En una versión redujimos todas las notas de la canción a una sola nota, pero mantuvimos la estructura rítmica. En la otra versión, cambiamos la estructura rítmica, pero mantuvimos las notas”, afirman los autores.
Los investigadores observaron que las ratas identificaron la versión que mantenía el ritmo, pero no la versión que lo cambiaba (independientemente de los cambios en las notas). Esto demuestra que los animales eran sensibles al menos a algunas partes de la estructura rítmica de la melodía y poidentificar el ritmo de la canción.
Los resultados sugieren que los principios de organización rítmica que encontramos en la música pueden encontrarse en otros animales al igual que en humanos y que, por tanto, esta capacidad cognitiva debe tener unas raíces evolutivas muy profundas.
Con información de Agencia SINC / Imagen: Shutterstock
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