Julio 22, 2016

Crónica clasemedieras: ‘Mejor pequeño’ por Omar G. Villegas

Crónica clasemedieras: 'Mejor pequeño' por Omar G. Villegas

Por Omar G. Villegas |

Hay una frase de una canción de la cantante española Bebe con que coincido desde antes de escucharla: “hay quien prefiere lo grande y a mí me gusta lo pequeño, que la distancia te ayuda a mirar con mucho menos miedo”.

Yo soy de quienes gustan de lo pequeño. De quienes disfrutan a raudales en pequeñas dosis. De quienes creen que una comida exquisita se disfruta bocado a bocado, que el agua refresca mejor sorbo a sorbo, que un detalle puede resultar inmensamente cautivador.

Lo pequeño permite paladear, degustar, observar, aprehender. Te aporta calma, certeza, confianza. Lo monumental, aunque necesario e indispensable en algunas circunstancias como la buenaventura, suele abrumar. Como el mar que hechiza y aterroriza a la vez. O una cordillera que impone y aporta perspectiva de uno mismo, aunque subyuga.

Buscando en el diccionario los significados de “pequeño” suelen tener una connotación negativa. Ciertamente se nos ha empujado a pensar que entre más, mejor. A acumular. Que entre más grande y ostentoso más prestigio. Que lo gigante aporta, quizá, seguridad.

No siempre es así

Podemos citar a Goliat o a pequeños héroes y antihéroes de cuentos infantiles como el soldadito de plomo, pulgarcito, los hobbits o las hadas. Es más, en la vida real a mí me resulta sorprendente la supervivencia de animalitos como los colibríes o los caballitos de mar en ambientes tan hostiles como ciudades y arrecifes plagados de peligros.

Por supuesto no se trata de un ejercicio de comparación o de resaltar lo diminuto sobre lo colosal. Ambos se gozan y anhelan de distinta manera. Son complementos. Aportan una perspectiva más cabal del mundo y de uno mismo. Pero sí trato de reivindicar, por decirlo así, a lo pequeño. Es como cuando se reconoce que, en las relaciones humanas, los detalles son los que cuentan.

Y es que, en sentido opuesto, habrá quienes dirán que lo pequeño puede ser más mortífero y dañino. Ahí tenemos a los virus y bacterias, por ejemplo. Aunque los átomos son las pequeñas partículas de la vida. En todo caso uno lidia con lo pequeño y lo inmenso todos los días y ambos nos desafían y revelan mundos inauditos. Aun así yo prefiero lo pequeño.

Omar G. Villegas | Twitter: @omargvillegas |

Omar G. Villegas (Ciudad de México, 1979). Periodista. Ha ejercido el periodismo cultural y de espectáculos en los diarios Reforma, El Universal, La Crónica de Hoy, El Día y, actualmente, en la cadena Tv Azteca, donde también es guionista. Ha colaborado en revistas como ¡Quién! y DEEP, y en el portal The Huffington Post. Ha publicado narrativa breve en su blog Memorias Consustanciales y ensayos en revistas electrónicas especializadas de México, España y Suramérica como Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es profesor de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Autor del libro de relatos breves “El jardín de los delirios” (Textofilia, 2012). Egresado de periodismo de la UNAM. Estudió la maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, con beca de la Fundación Carolina, y la maestría en Historia del Arte en la UNAM.

Foto: Árbol pequeño – Shutterstock

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