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Angus Barbieri: El hombre que dejó de comer 1 año para bajar de peso

Angus Barbieri: El hombre que dejó de comer 1 año para bajar de peso

Angus Barbieri pesaba más de 200 kilogramos y dejó de comer por más de un año para lograr bajar de peso. ¿Quieres descubrir cómo lo hizo?

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Todo comenzó en el mes de junio del año 1965, cuando Angus Barbieri, un hombre de nacionalidad escocesa con exceso de peso -aproximadamente 207 kilogramos- decidió abstenerse de comer por un total de 382 días, es decir, un año y 17 días.

La Universidad de Dundee fue la institución a la que acudió Barbieri, para solicitar ayuda, lugar que se encargó de monitorear y analizar su estado durante un poco más de 12 meses.

El personal médico se dedicó a administrarle levadura frecuentemente y suplementos multivitamínicos durante los primeros 10 meses. Por otro lado, se le suministró potasio para el corazón, durante aproximadamente 70 días.

Tomando en cuenta todos los procedimientos médicos, Barbieri tuvo deposiciones cada 40 o 50 días; asimismo, durante los últimos meses de su abstinencia alimenticia se registró que sus niveles de glucosa habían descendido a un nivel extremo de tan solo 2 milimoles.

Si bien, este tipo de procedimientos son bastante peligrosos, con muchos casos fatales, en relación Barbieri, los expertos tomaron muestras de sangre cada 15 días, verificando así su metabolismo de carbohidratos en nueve ocasiones durante los 382 días totales de ayuno.

Angus Barbieri logró bajar de 207 kilogramos a 82 kilogramos, terminados los 382 días que duró el procedimiento. Según un estudio publicado en ABC Science, después de dos o tres días de no comer, el cuerpo humano obtiene la energía principalmente y al mismo tiempo de dos fuentes diferentes.

Una parte muy pequeña de esta energía proviene de la descomposición de nuestros músculos, y la otra -la mayor parte-, de la descomposición de nuestra grasa, cuyas moléculas se dividen en dos sustancias químicas separadas: el glicerol -que se puede convertir en glucosa- y los ácidos grasos libres, que se pueden convertir en otras sustancias químicas conocidas como cetonas.

Por ende, nuestro cuerpo -incluido nuestro cerebro-, puede usar esta glucosa y las cetonas hasta que finalmente se quede sin grasa.

Con información de: PlayBuzz

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