Febrero 03, 2017

Más que consumidores antiestadounidenses, consumidores inteligentes

Más que consumidores antiestadounidenses, consumidores inteligentes

Crónicas clasemedieras | Por Omar G. Villegas |

El consumo de productos locales está cobrando relevancia en México en una coyuntura complicada, y quizá no habría podido sugir en otra sino esta. Cada vez se suman más voces al llamado a dejar de consumir productos de Estados Unidos y ponderar los mexicanos, particularmente, los locales. Más que apostar por unos productos sobre otros per se yo apoyo la invitación a convertirnos en consumidores más conscientes, reflexivos, informados. Sin embargo, me parece una discusión necesaria, interesante y que puede ser muy productiva si dejamos de lado las burlas, ofensas y críticas ácidas, destructivas, al respecto.

Me he topado con muchos comentarios del tipo: apoyas el consumo local desde tu iPhone o tu computadora con software Microsoft. Ese es precisamente el punto. Primero notar, por si acaso no nos habíamos dado cuenta, la penetración de productos estadounidenses en México. Ser conscientes de ello. Segundo, que el llamado a no consumir productos de Estados Unidos no es en sí una solución. Tercero, como comentaba, más bien hay que apostar a convertirnos en consumidores proactivos e inteligentes. Dejar de comprar como zombis y comparar, atender detalles y calidades, exigir, sí ponderar lo local en su justa medida y estimulando la calidad y crecimiento del mercado interno en México.

Porque aquí yo pondría otro asunto sobre la mesa: “lo local” tiene muchos vicios a contrarrestar o erradicar comenzando por, a mi parecer, el nefasto hábito del regateo y el  Síndrome del Mexicano Abusado que no es otra cosa que aprovecharse de quien se deje, no esté a las vivas o de quien se pueda dándole más caro dependiendo de cómo se le ve o vendiendo kilos de menos o artículos de mala calidad. Eso tiene que acabar.

Se destaca el caso de Alemania como modelo de consumo local. Cuando visité Berlín hace unos años lo que más me llamó la atención fue precisamente eso: cuando entré a un supermercado fue evidente que el precio de los productos hechos en Alemania era mucho menor y, al probarlos, que eran de una calidad destacabilísima. A eso hay que apostar.

Consumir local es motivar del desarrollo de nuestros barrios, pero ese mercado local también debe ofrecer opciones, calidad y buen servicio. El tianguis o el mercado sucios y caóticos calzan, quizá, como “mexican curious”, pero no tendrían que estar así. Y también faltaría atender paralelamente complicados asuntos legales, hacendarios, de legalidad, comercio justo, condiciones de trabajo. En fin. Se trata de un asunto, como todos, complejo e interconectado.

Pero mi apuesta inmediata es que, ojalá, este contexto nos convierta más que en consumidores antiestadounidenses en consumidores inteligentes. Y sí, escribo desde mi computadora o mi iPhone porque es una elección de compra. Porque no todo es blanco y negro. Porque este asunto del consumo local se trata de evaluar opciones y, entre ellas, que se vuelva hábito apoyar en la mayor medida de lo posible el mercado local. De calidad. Incentivar el desarrollo del barrio donde sea que vivamos.

Omar G. Villegas | Twitter: @omargvillegas |

Omar G. Villegas (Ciudad de México, 1979). Periodista. Ha ejercido el periodismo cultural y de espectáculos en los diarios Reforma, El Universal, La Crónica de Hoy, El Día y, actualmente, en la cadena Tv Azteca, donde también es guionista. Ha colaborado en revistas como ¡Quién! y DEEP, y en el portal The Huffington Post. Ha publicado narrativa breve en su blog Memorias Consustanciales y ensayos en revistas electrónicas especializadas de México, España y Suramérica como Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es profesor de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Autor del libro de relatos breves “El jardín de los delirios” (Textofilia, 2012). Egresado de periodismo de la UNAM. Estudió la maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, con beca de la Fundación Carolina, y la maestría en Historia del Arte en la UNAM.

Foto: Mercado mexicano, San Juan Chamula / Shutterstock

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