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¿Es la prostitución la “profesión más antigua del mundo” ?

¿Es la prostitución el oficio más antiguo de la historia? Bueno, no. Pero casi… ¡Te contamos lo que debes saber sobre su origen!

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El término «prostitución» proviene del latín prostitutio, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, prostituere, que significa literalmente exhibir para la venta.

Sin embargo, el verbo latino prostituere significó inicialmente “poner a la vista”, “exponer algo”. Uno de los primeros en dar un giro hacia el significado actual fue Suetonio, quien hablaba de prostituere in libidinem populi : “exponerse a los deseos carnales del pueblo”, con el sentido que damos hoy a prostituirse.

El término coloquial más extendido en los países de habla hispana para referirse a una prostituta es «puta», palabra que conlleva una fuerte connotación despectiva y proviene del latín clásico putus (niña o niño).

Existe un verso de fines del siglo I a. C. que usa dicha palabra con una connotación ofensiva, similar a la actual, donde se refiere a un “amor de calle”; sin embargo, en el portugués europeo, puto mantiene el significado de “muchacho”, sin connotación sexual alguna.

El término «loba» como equivalencia de «prostituta» viene de los ritos producidos en febrero en honor al dios romano Fauno Luperco. Eran llamadas lobas u originalmente lupas las que ejercían la prostitución sagrada con los sacerdotes de este dios, los luperci.

¿Y el origen de la palabra «ramera»? Hacia fines de la Edad Media, era costumbre en España colgar un ramo en la puerta de las tabernas para indicar que no se trataba de viviendas particulares y llamar de esta manera la atención de los clientes. Por esa razón empezaron a llamarlas rameras; una palabra que, además, sonaba más púdica que prostituta.

¿Pero… qué hay del origen de esta antigua profesión?

Babilonia y Sumeria

Se cree que tiene sus orígenes más antiguos en el tercer milenio antes de Cristo, específicamente en Babilonia, donde se practicaba la ahora llamada “prostitución sagrada” en honor a la diosa babilónica Milita, equivalente a Afrodita o Venus.

Heródoto de Halicarnaso, considerado el padre de la Historia en el mundo occidental, explica esto así:

Los babilonios tienen una ley muy vergonzosa: toda mujer nacida en la patria, está obligada una vez en su vida a ir al templo de Venus para entregarse en él a un extranjero.

Muchas de ellas, orgullosas por sus riquezas, se desdeñan por confundirse con las otras, y se hacen llevar al templo en lujosos carruajes cubiertos. Allí permanecen sentadas, teniendo a su espalda un gran número de esclavos que las han acompañado.

Pero la mayor parte de los demás concurrentes se sientan en tierra, en un sitio dependiente del templo de Venus, con una corona de flores en la cabeza. Unas llegan, otras se retiran, viéndose por todas partes sitios circunscritos por cuerdas extendidas.

Los extranjeros se pasean por calles intermedias y eligen a su antojo una de aquellas mujeres. Cuando una de las presentes ha tomado asiento en el lugar sagrado, no puede volver a su casa sin que algún extranjero le haya arrojado dinero en el regazo, y sin que haya tenido comercio con ella fuera del sagrado recinto. Al arrojarle el dinero el extranjero le dice: “¡Invoco a la diosa Milita!”.

Y, finalmente, cuando ha cumplido la obligación que la ha llevado al templo de la diosa, abandonándose al hombre extranjero, vuelve a su casa, y entonces ya no será posible seducirla ni con todo el oro del mundo.

Aquellas mujeres a quienes tocó en suerte el gran atractivo de la belleza, no permanecen mucho en el templo. Las feas, sí; pues no pueden satisfacer a la ley tan pronto como ellas quisieran. Hay feas que permanecen en el sagrado recinto esperando en vano a un extranjero hasta tres y cuatro años…

Heródoto de Halicarnaso.-

Esto es decir que en Babilonia todas las mujeres tenían la obligación, al menos una vez en su vida, de acudir al santuario de la diosa para practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico.

Sin embargo, hay quienes creen que este rito es incluso más antiguo y tiene su origen en la diosa de la cultura sumeria Inanna, diosa de la belleza y la sensualidad, cuyas sacerdotisas —que se habían consagrado vírgenes al servicio del templo— estaban obligadas a mantener relaciones con aquellos que habían dejado en el templo una ofrenda económica a la diosa.

La diosa Inanna o Ishtar representada con tocado de suma sacerdotisa. – Imagen: Wikimedia Commons.-

Inanna era la protectora de las prostitutas y de los amoríos extramaritales; aunque hay que aclarar que esto no tenía una connotación especial en Babilonia, ya que el matrimonio era un contrato solemne que perpetuaba la familia como sostén del Estado y como generadora de riquezas. Pero eso sí: en ningún lado se hablaba de amor o de fidelidad amorosa… de hecho, a los hombres se les permitía ofrecer a sus esposas como “pago colateral” por un préstamo.

Sea como fuere, el “oficio más antiguo del mundo” surge de la prostitución sagrada. Cuyo camino se entrelaza, a su vez, con una costumbre tan antigua como el hombre mismo: la hospitalidad.

Prostitución: Antigua Grecia y Antigua Roma

Ya en la Grecia clásica fue en donde se empezaron a asentar las bases de la prostitución como oficio… un oficio que era practicado tanto por mujeres como por hombres jóvenes, quienes debían vestirse con ropas distintivas y estaban obligadas a pagar impuestos. En la iglesia tenían un lugar reservado e incluso, al morir, eran enterradas separadas del resto de las personas.

De hecho, se cree que fue en la antigua Atenas donde se estableció el primer burdel de la historia, en el siglo VI a. C. Era un local comercial y un servicio equivalía al salario medio de un día.

Tipos de prostitutas y sus salarios

Pasados los años, ya en el Imperio romano, la prostitución era algo completamente habitual y había nombres distintos para las mujeres que ejercían la prostitución según su “valor”…

Estaban las cuadrantarias, que eran llamadas así por cobrar un cuadrán, que era una moneda de muy baja denominación, equivalente la cuarta parte de un as… mientras que el precio “normal” por este tipo de labores era de dos ases.

Sin embargo, también estaban algunas prostitutas que pensaban que valían mucho más, cobrando un denario (ocho ases). Eso sí, esos ocho ases —una buena paga por un día de trabajo— podían proporcionar mucho más como comida, una habitación y servicios sexuales en una casa pública.

Por otro lado también existían las felatoras, separadas del resto por su “especialidad”, ya que eran practicantes expertas de la fellatio, un acto incluso considerado como el más degradante que alguien pudiera hacer; no obstante, es importante acotar que, si bien esto era así en Occidente, en el Antiguo Egipto la prácticas amatorias de índole oral eran más bien… sagradas.

Las felatrices —como eran llamadas allí— pintaban sus labios de color rojo intenso para ser reconocidas siempre.

Esta práctica sexual tenía un significado casi sagrado, esto de acuerdo a estudios. De hecho, se cuenta cómo Osiris fue derrotado por su hermano, y las diversas partes de su anatomía esparcidas y recopiladas por Isis. Su falo nunca fue encontrado, por lo que se le colocó uno de arcilla, el dios le hizo una felación y le dio la vida.

Y, hablando de actividades orales… de vuelta en el lado Occidental del mundo, algunos prostitutos masculinos esperaban en las esquinas de los baños a mujeres que solicitaran sus servicios. Según la jerarquía romana de la degradación sexual, un hombre sospechoso de practicar cunnilingus a una mujer se rebajaba más que uno que fuera penetrado por otro hombre; incluso aplicaba si se trataba de su propia esposa.

De hecho, era tan “bajo” hacer esto, que al “criminal” se le imponía el estatus legal de infame y pasaban a estar al mismo nivel que las prostitutas, gladiadores y actores, lo cual le impedía votar y representarse a sí mismo ante un tribunal.

Aun cobrando las tarifas mínimas de dos ases por servicio, obtener 20 ases o más al día, mucho más de lo que una mujer ganaba en cualquier otra ocupación remunerada, y el doble de lo que un trabajador bien pagado podía esperar. No obstante, la mayoría de las prostitutas seguramente trabajaban para un proxeneta, que se llevaba buena parte de sus ganancias.

De oficio común a crimen

Aunque durante varios milenios la prostitución fue un oficio relativamente común (e incluso, como ya vimos, llegó a ser algo sagrado) para el siglo IX d. C., Carlo Magno ordenó el cierre de todos los establecimientos donde a las mujeres se les permitía tener relaciones sexuales promiscuas; así se dispuso el destierro de las prostitutas pasando este oficio a ser entonces considerado un crimen.

Sin embargo, dada la gran corrupción, las medidas legales resultaban absurdas… de hecho, durante las Cruzadas, las mujeres “libertinas” se vestían de hombres para poder viajar junto con los ejércitos, y así ofrecerles al anochecer sus servicios.

Avanzando unos cuantos siglos, en la Edad Media la recesión económica hizo que las prostitutas se establecieran en urbes grandes, generalmente villas universitarias, por la gran afición de los estudiantes a sus servicios…. Era deber de los rectores vigilar que los estudiantes no frecuentasen los dominios de estas mujeres, aunque tenían muy poco éxito. Las meretrices también acudían con las ferias ambulantes y las grandes fiestas populares, como el carnaval o los torneos.

En la Edad Moderna, entre las personas más acaudaladas y la clase nobiliaria, el hábito de las cenas ostentosas contribuyó a difundir la prostitución con apariencias más puritanas. Aunque por supuesto todo era una fachada… no obstante, lo cierto es que esto ayudó a que el número de las entonces llamadas cortesanas aumentara de tal manera en las grandes ciudades, que fue en ese momento que surgió la figura de la mujer a la que llamaban reina, matrona o madame, que se encargaba de hacer respetar en forma estricta los reglamentos del burdel, así como de “mostrar” a “sus chicas”  como si fueran mercancía.

¿Qué ocurre con la prostitución en la actualidad?

Actualmente la prostitución es una actividad que no está reglamentada del mismo modo en todos los países. En algunos lugares es completamente legal, mientras que en otros es un crimen penado por la ley y en otros… no es ilegal, pero tampoco es exactamente legal y mucho menos es una actividad reconocida como parte de la vida social o económica.

Además, esta famosa —o infame— práctica es hoy objeto de ásperas confrontaciones centradas básicamente en los regímenes político-jurídicos, especialmente en lo que respecta a las distintas ramificaciones del feminismo: mientras que la rama radical busca abolir este “oficio” por completo, la rama liberal busca legalizarla y ofrecerle protección y derechos a todas aquellas mujeres que quieran ejercerla libremente; sin embargo, este debate entra en aguas bastante profundas, dignas de ser tratadas minuciosamente en otro artículo…

Con información de Tiffotos / Bajo Palabra /

Imagen portada: Shutterstock

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