Mayo 31, 2011

Hijos de fumadores tienen mayor riesgo de sufrir asma y presión arterial alta

Hijos de fumadores tienen mayor riesgo de sufrir asma y presión arterial alta
Los niños que viven en hogares de fumadores tienen más probabilidades de sufrir asma y presión arterial alta Los menores de cinco años con progenitores fumadores tienen un 21% más de posibilidades de tener presión arterial elevada, un conocido factor de riesgo cardiovascular.
Ser fumador pasivo en la más tierna infancia aumenta la probabilidad de sufrir más, y de forma más grave, enfermedades respiratorias, como asma, bronquitis y bronquiolitis. Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, más de la mitad de los niños españoles menores de 14 años aspiran este «humo de segunda mano».

Los hijos de fumadores son un 21% más propensos a tener un 15% más alta la presión sanguínea sistólica (la cifra máxima), incluso después de ajustar otros factores de riesgo cardiovasculares, como el peso al nacer, el índice de masa corporal y el diagnóstico de hipertensión en los padres. Así lo concluyen en un estudio investigadores de la Universidad de Heidelberg (Alemania), que midieron la presión arterial de 4.236 niños en edad preescolar. Un 28,5% de los menores eran descendientes de varones fumadores, un 20,7% de madres fumadoras y en un 11,9% de los casos, ambos fumaban.
En las conclusiones de este estudio, publicado en «Circulation», de la American Heart Association, los expertos consideran el tabaquismo de los progenitores como un factor independiente que puede favorecer por sí mismo una presión alta en los pequeños. Puesto que a él se suman otros ambientales y familiares, los especialistas advierten de la importancia de procurar a los menores entornos libres de humo, ya sea en casa o en lugares públicos.
Está demostrado que acciones habituales tras haber fumado, como ventilar la habitación, sirven poco más que para disminuir el olor del humo, no para reducir sus compuestos tóxicos. El 85% del humo se expulsa entre calada y calada y, además, es el más perjudicial, puesto que incorpora más sustancias dañinas que las aspiradas por el propio fumador: contiene cerca de 4.000 tóxicos, de los cuales, 20 se han identificado como carcinógenos tóxicos para el ser humano y otros 20 son perjudiciales para los animales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 80% de los procesos asmáticos persistentes se desarrollan antes de los seis años. El 15% de los casos en niños de 6 y 7 años se atribuye al tabaquismo paterno. Con estas cifras, parece que el humo del tabaco es la principal causa evitable del asma infantil. Exponer al niño a este aire dañino provoca más incidencia de asma porque su organismo (y sistema respiratorio) está en desarrollo y es más susceptible a todas las sustancias tóxicas. Ya durante el embarazo, fumar incrementa el riesgo de que el niño sufra asma y otras enfermedades respiratorias en la infancia.
Tos, dolor de cabeza y ojos irritados son algunas de las señales características del fumador pasivo. Además, el contacto con aire contaminado, o incluso solo con el olor, agrava los síntomas de los pacientes alérgicos. El olor persiste en ropa, pelo, manos y boca. Por este motivo, los especialistas recomiendan que antes de acercarse a un niño alérgico es mejor cambiarse de ropa y lavarse manos y boca.
@Culturizando
Fuente: diariosalud.net

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